¡Enhorabuena, D. Antonio Gómez Cantero, Obispo electo de Teruel y Albarracín!

Con gran alegría hemos recibido la noticia del nombramiento de D. Antonio Gómez Cantero, cristiano y sacerdote de nuestra Diócesis, Vicario General y Párroco de San Lázaro, en Palencia, como Obispo de la Diócesis aragonesa de Teruel y Albarracín por parte del Papa Francisco.

¡Enhorabuena, D. Antonio! Tu nombramiento es motivo de gozo, alegría y acción de gracias para todos los miembros de la Iglesia Católica que peregrina en Palencia y para todos los palentinos. Esta, tu familia eclesial, y esta, tu comunidad civil, se alegran contigo y por ti.

No hace falta que presente a D. Antonio. Conocéis perfectamente su vida, su bonhomía, su sabiduría, su vena artística, sus capacidades y su entrega desde la fe en Jesucristo a los palentinos, a todos sin excepción. Pero sí deseo presentar brevemente quién es un obispo y cuál es su papel.

¿Qué significa ser obispo? Esta palabra “obispo” viene del griego -episcopeo- y significa mirar sobre los demás, velar, cuidar, vigilar, preocuparse por los demás cristianos para que vivamos unidos en la fe y en el amor como lo hacéis los padres y madres en la familia para que los hijos crezcan sanos, libres, en paz y como hombres de provecho y sobre todos, creyentes o no creyentes, porque nada verdaderamente humano le es ajeno.

San Agustín decía «Con vosotros soy cristiano, para vosotros soy obispo. Con vosotros tengo un título de gloria, para vosotros una responsabilidad». El obispo es un cristiano como los demás y con los demás, y ese es su mayor título de gloria y gozo. Es el título que da confianza y esperanza porque nos cerciora, aunque seamos pecadores y frágiles, de que nuestras personas, vidas e historias están bajo el amor misericordioso de Dios. Pero además de ser cristiano, el obispo tiene una responsabilidad sobre los demás, una responsabilidad de cuidar de todos, especialmente de los más humildes y últimos por amor a Jesucristo y a los hermanos.

¿Cuál es la misión del obispo? El obispo es Sucesor de los Apóstoles. Jesucristo encomendó su misma misión, la que había recibido del Padre, a los Doce Apóstoles. Ellos continuaron con su palabra y sus obras, incluso con su sangre, la misión de llamar a la conversión porque está cerca el Reinado de Dios y a la apertura del corazón al Evangelio, a Jesús, en quien llega el Reino y que es Buena Nueva de Dios para todos los hombres. Los apóstoles también nombraron a sus sucesores imponiéndoles las manos; El obispo, movido por el Espíritu Santo, es enviado a anunciar el evangelio a los pobres, la libertad a los cautivos, y a todos el año de gracia, el amor y la misericordia de Dios.

El obispo es Imagen del Padre, que es el Obispo invisible de todos. Como Dios Padre debe cuidar con amor paternal y maternal del Pueblo de Dios; por amor debe dar de vida.

Es Icono de Jesucristo. Si Jesucristo, el Hijo de Dios, es la imagen del Padre, «quien me ve a mí, ve al Padre» (Cfr. Jn. 14,9), el obispo debe ser el rostro de la misericordia del Padre, su manifestación humilde, limitada, visible, audible y palpable. Por eso el Obispo, actuando en nombre de Cristo, es servidor y esclavo de todos, pastor, maestro, esposo, pontífice -hacedor de puentes- y cabeza de la comunidad cristiana de la que todos somos miembros.

El obispo está Ungido por el Espíritu Santo que le configura con Cristo, capacita para continuar el misterio de Cristo vivificando a la Iglesia por medio de los sacramentos, le convoca a dejarse llevar siempre por el Espíritu del Señor y le sostiene en su debilidad.

Todo obispo es Miembro del Colegio Episcopal, presidido por el papa, sucesor de San Padre. Cada obispo debe vivir y ejercer su ministerio en comunión con el papa y los demás obispos, y tiene que preocuparse por las demás Iglesias particulares. Por eso está abierto para colaborar con la Conferencia Episcopal, el Sínodo de Obispos, Concilios, etc., comenzando por las más cercanas.

El obispo es también el Representante de la Iglesia Particular. Como cabeza de su Diócesis es representante y portavoz de la misma dentro dela comunión católica, ante otras confesiones cristianas, otras religiones, y ante las entidades y autoridades civiles desde la propia identidad, guardando la libertad y buscando la colaboración sincera en bien de los ciudadanos.

Os invito a todos a vivir en comunión con D. Antonio, obispo electo de Teruel y Albarracín; desde este comunión de fe, esperanza y caridad, le felicitamos y nos felicitamos, oramos por él y con él, y le pedimos que no nos olvide -ya sé que no lo va hacer ni aunque quisiera-, y que ore por nosotros, por esta Iglesia que es su Iglesia y por nosotros, sus hermanos en Cristo.

La Diócesis de Palencia

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