Des-escalando la Escuela

Militantes de JEC Palencia (Juventud Estudiante Católica)

¿Quién siendo estudiante no se ha acostado alguna vez deseando que al día siguiente no hubiera clase? ¿Quién no ha deseado que la nieve, un terremoto o un menos probable meteorito hiciera desaparecer ese examen que no llevábamos tan bien como nos hubiese gustado?

Por desgracia el sueño se ha cumplido. No ha sido un meteorito, sino un enemigo igualmente poco esperado, el que ha hecho desaparecer las aulas. De hecho, el sueño o más bien la pesadilla se lleva cumpliendo desde hace más de cincuenta días y ya desde los primeros días podemos decir que echamos de menos nuestras clases, nuestros institutos y universidades.

Los echamos en falta no solo porque los sistemas de ecuaciones se entiendan mejor con la profe cerca en vez de delante de una pantalla, o porque en clase nadie se pierde la poesía de Garcilaso, ni siquiera quienes menos recursos tienen, o porque echemos de menos la visión madura de nuestro tutor acerca de la idoneidad de nuestro TFG, o el poder hacer las prácticas en el colegio en el que estudiamos la primaria. Tampoco es solo porque salir de casa y pisar nuestros centros supondría desconectar un poquito de las incertidumbres que nos devoran y preocupan con mayor intensidad estos días: pérdidas de seres queridos, sentimientos de soledad y vacío, conflictos familiares, incertidumbre laboral y económica de nuestras familias, falta de recursos/servicios hospitalarios, falta de ayudas para las personas más vulnerables, etc.

Deseamos volver a nuestras aulas porque en ellas, en su propia rutina, suceden cosas extrañamente “mágicas” y que, aunque pasan inadvertidas, hacen que ir a clase merezca la pena. Son pequeñas cosas que nos dan la oportunidad de ensayar y crear – a escala muy pequeña- la sociedad que verdaderamente deseamos y que dan “magia” a nuestras aulas y a nuestras vidas. Las añoramos tanto o más como quedar con nuestros colegas en el local, o quedar con las amigas en el salón o ir a los entrenamientos los lunes, miércoles y viernes. Ese “remusguillo” que sientes antes, durante y después de hacer algo que se sale de la rutina es pura “magia” y siendo cosas sencillas como son, apuntan a que la vida puede ser de otra manera; más justa y solidaria y también más respetuosa con los más débiles y el planeta.

Lo saben quiénes se atrevieron, con todos los miedos e inseguridades del mundo, a proponer a sus tutoras de 3º ESO a dinamizar ellas mismas una sesión de tutoría para sorpresa de las propias profes y del resto de compañeros y compañeras. Prepararon con mucha ilusión dos dinámicas acerca de la igualdad de género, se curraron mucho (y no entraba para nota) una gymkana que pocos se tomaron en serio, que tuvieron dificultades para manejar y que, mirándolo con cierta hondura, mereció la pena. Valió la pena no porque convencieran a nadie o porque manejarán mejor conceptos como feminismo o igualdad; sino porque se atrevieron aun a riesgo de ser señaladas, a hacer de manera gratuita algo por los demás.

También estudiantes de universidad quienes movilizaron con la ayuda de sus grupos un café-tertulia en la cafetería de La Yutera para conectar con personas/experiencias que cuidan la participación en las propias facultades. Hay algo “mágico” cuando personas en la Universidad se juntan para hablar algo más que de ITA y abordar temas como la participación en el consejo de estudiantes, semana por la educación, etc. A pesar del cansancio del final de curso pusieron su esfuerzo en algo de lo que nadie les iba a evaluar y les construía como personas y futuros profesionales responsables y comprometidos.

Esperamos volver pronto a estudiar y aprender, reflexionar, compartir con otras personas, ver más allá de nuestra propia realidad, denunciar injusticias, agradecer compromiso y escucha, proponer, dar una visión crítica... Todo esto significa la escuela.

Mientras, a la espera de que acabe esta maldita pesadilla, estamos explorando nuestra propia creatividad para tratar de hacer que este tiempo de confinamiento online tenga algo de “mágico”. Alguna pequeña experiencia vamos generando:

El próximo 8 de mayo trataremos de ayudar a estudiantes de 2º Bach o 4º ESO, estando cada cual, en su casa, en la toma de decisiones acerca de qué seguir estudiando. Buscaremos la forma de conectarles, a través de Instagran, con vivencias de personas que no hace tanto tiempo pasaron por lo mismo. Queremos pinchar a nuestros compañeros/as con una inyección que responde al “cómo servir más y mejor a la sociedad desde mis propias aptitudes y actitudes”.

Esperamos volver pronto a la escuela y contradecir al artista en su célebre frase “al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver”. No sólo para estar como estábamos, sino para estar con más fuerza. Porque esta crisis sanitaria ha puesto de claro manifiesto que necesitamos institutos y universidades que preparen personas y futuros profesionales que además de buscar la excelencia académica/profesional busquen preferentemente el bien común, cuestionen y tengan espíritu crítico y sueñen con un mundo en el que todas las personas quepamos.

ESPERAMOS ESTAR A LA ALTURA.

Tags:

La Diócesis de Palencia

Obispado de Palencia
C/ Mayor Antigua, 22
34005 - Palencia (ESPAÑA)
Teléfono: 979 70 69 13
Fax: 979 74 53 14
Enviar Mail

Buscar