Laudate Deum: llamada a la responsabilidad frente al crisis climática

Laudate Deum: llamada a la responsabilidad frente al crisis climática

+ Mons. Manuel Herrero Fernández, OSA. Obispo de Palencia

Varias veces y en distintas ocasiones el Papa Francisco nos ha alertado sobre la crisis climática. ¿Quién no ha oído hablar de la encíclica “Laudato Si” de hace ocho años? En nuestra Diócesis hemos tenido conferencias, o acciones simbólicas como la de “abrigar” a los árboles, etc.

El Papa nos vuelve a llamar la atención, apelando a nuestra responsabilidad personal y colectiva, con una nueva Exhortación Apostólica titulada LAUDATE DEUM y publicada el pasado día 4, memoria de San Francisco de Asís. Esta Exhortación no va dirigida sólo a los católicos, ni sólo a los cristianos, sino a todas las personas de buena voluntad y trata sobre la crisis climática.

«“Alaben a Dios por todas sus criaturas”. Esta era la invitación que hacía san Francisco de Asís con su vida, con sus cánticos, con sus gestos». Así comienza el texto y nos continúa diciendo: «Han pasado ya ocho años desde que publiqué la Carta encíclica Laudato si’, cuando quise compartir con todos ustedes, hermanos y hermanas de nuestro sufrido planeta, mis más sentidas preocupaciones sobre el cuidado de la casa común. Pero con el paso del tiempo advierto que no tenemos reacciones suficientes mientras el mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás acercándose a un punto de quiebra. Más allá de esta posibilidad, es indudable que el impacto del cambio climático perjudicará de modo creciente las vidas y las familias de muchas personas. Sentiremos sus efectos en los ámbitos de la salud, las fuentes de trabajo, el acceso a los recursos, la vivienda, las migraciones forzadas, etc.» (2).

El Papa afirma, recogiendo afirmaciones de los Obispos de Estados Unidos, de los Obispos de África, del Sínodo para la Amazonía y otros pronunciamientos, que «es un problema global que está íntimamente relacionado con la dignidad de la vida humana» (3) y «porque la situación se ha vuelto más imperiosa todavía» (4) ha querido compartir con todos estas páginas.

La Exhortación tiene 6 capítulos, y en el primero aborda la crisis climática global recogiendo datos evidentes; pero no es ingenuo y sabe que hay personas que pretenden burlarse de esta constatación del cambio, mencionando datos científicamente sólidos, pero refiriéndose a eventos transitorios. Incluso hay quienes ridiculizan a quienes hablan de calentamiento global.

El Papa se detiene en las causas humanas y recuerda otras situaciones vividas como la pandemia del Covid-19. El origen de esta crisis climática tiene origen humano y en los daños y riesgos, nos recuerda que «todo está conectado y que nadie se salva solo» (18). «Provoca escalofríos advertir que las capacidades ampliadas por la tecnología dan a quienes tienen el conocimiento y sobre todo el poder económico para utilizarlo, un dominio impresionante sobre el conjunto de la humanidad y del mundo entero. Nunca la humanidad tuvo tanto poder sobre sí misma y nada garantiza que vaya a utilizarlo ben, sobre todo si se considera el modo como se está haciendo. ¿En manos de quienes está y pueda llegar a estar tanto poder? Es tremendamente riesgoso que resida en una pequeña parte de la humanidad».

También habla del problema ético que plantea este tema: «En la propia conciencia, y ante el rostro de los hijos que pagarán el daño de sus acciones, aparece la pregunta por el sentido; ¿qué sentido tiene mi vida, qué sentido tiene mi paso por esta tierra, qué sentido tienen, en definitiva, mi trabajo y mi esfuerzo?» (33).

El Papa hace un repaso de la debilidad de la política internacional llamando reconfigurar el llamado, “multilateralismo” abriéndose a tantas agrupaciones y organizaciones de la sociedad civil que ayudan a aliar las debilidades de la comunidad internacional y su falta de coordinación en situaciones complejas, frente a los derechos humanos. No se trata de reemplazar la política; se trata de generar un nuevo procedimiento en la toma de decisiones y legitimación de las mismas; se necesitan espacios de conversación, de consulta, de arbitraje, de resolución de conflictos y de supervisión, en definitiva, de mayor democratización en el ámbito global. Ya no nos servirá sostener instituciones para preservar los derechos de los más fuertes sin cuidar los de todos (43). Analiza después, las conferencias sobre el clima, reconociendo avances y fracasos, para expresar sus deseos sobre la conferencia sobre el clima a celebrar en Dubái en el 2028.

El penúltimo punto -el 6- habla sobre las motivaciones espirituales que brotan de la fe, y no sólo para los católicos sino para lo hermanos y hermanas de otras religiones. Recuerda lo que nos enseña la Escritura a la luz de la fe para terminar con una invitación a caminar en comunión y en compromisos; un camino de reconciliación con el mundo que nos alberga y a embellecerlo con nuestro aporte, aunque sea pequeño, por ejemplo, contaminar menos, reducir los desperdicios, consumir con prudencia, etc. Creando una nueva cultura. Y termina diciendo «Alaben a Dios, porque un ser humano que pretenda ocupar el lugar de Dios se convierte en el peor peligro para sí mismo» (73).

Invito a todos a leer y reflexionar lo que el Papa nos dice. A dejarnos interpelar y actuar según nuestras posibilidades.