Miércoles, 18 Septiembre 2024 11:09

Celebrando la Palabra - XXV Domingo del Tiempo Ordinario - (22 de septiembre)

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Celebración del XXV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 22 de septiembre de 2024.

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1. AMBIENTACIÓN

 

Podemos colocar delante del altar una de estas frases: “¿Molestan los buenos?” o, “Servir es la forma de ser cristiano”.

 

 

2. RITOS INICIALES

 

Monición de entrada. Ganar a cualquier precio, ser famoso, escalar los primeros puestos...es lo que mueve a muchas personas en nuestra sociedad. Jesús, sin embargo, no fue así. Él nos dice hoy: “Quien quiera ser el primero, que sea el último y el servidor de todos”. Jesús cumplió esta enseñanza suya antes de pedírnoslo. Para Él la verdadera sabiduría y la mayor grandeza está en la sencillez, en el servicio a los demás y en la fidelidad a uno mismo.

Nosotros, a pesar de tantos años de vida cristiana, podemos encontrar esta lección difícil todavía. Es posible que sigamos acariciando pensamientos de grandeza, de poder o de ambición. El modelo “humanidad nueva” que nos propone Jesús va por otro camino.

Canto

Saludo. Hermanas y hermanos, bendigamos a Dios, que nos propone la sabiduría de los sencillos.

Acto penitencial.

Tú, que nos acompañas con amor y energía, Señor, ten piedad.

Tú que has dado la vida por nuestra salvación, Cristo, ten piedad.

Tú que nos orientas con sabiduría, Señor, ten piedad

Gloria

Oración. Padre y Señor nuestro, que has puesto la plenitud de la ley en el amor a Ti y a todas las personas; concédenos vivir según tus mandatos para poder llevar una vida digna, ayudar al bien de todas las personas y recibir de tus manos el premio de la vida eterna. Por J. N. S. Amén

 

 

3. LITURGIA DE LA PALABRA

 

Monición las lecturas. Más de una vez Jesús comentó a sus discípulos el difícil destino que lo aguardaba. Y a pesar de que se lo explicaba con realismo y claridad, les costaba entenderlo. Creían que Jesús arriesgaba demasiado. Pensaban que se puede ser bueno sin complicarse la vida hasta tal extremo. Desconocían el mensaje de la sabiduría del Antiguo Testamento: el justo resulta incómodo; sufre incomprensión y violencia simplemente porque es diferente, porque no sigue la corriente de la masa.

A nosotros también nos cuesta asimilar la mentalidad de Jesús y la sabiduría que viene de Dios. Quien mira la realidad con la sabiduría del Espíritu, admira a Jesús y reconoce que tiene toda la razón.

Lecturas. Sb 2,17-20. Salmo o canto. St 3,16-4,3. Aclamación. Mc 9,29-36.  (Breve silencio)

Comentario homilético. Las personas buenas nunca lo han tenido fácil: En primer lugar, porque hay que ganar la batalla interior del equilibrio y del deseo de no dejarse malear por las criticas; en segundo lugar, porque hay que superar muchas tentaciones del ambiente... Lo describe muy bien el libro de la sabiduría y lo vemos plasmado en la vida de Jesús, así como en la historia de tantas personas buenas. Quienes quieren ser fieles a Dios y a su conciencia sufren miles de hostilidades que ellos para nada buscan, se los ponen los demás. Vivir la fe con radicalidad hace que uno sea diferente, que no sea del montón, porque la vida de las personas integras, serviciales, disponibles para todos... es un símbolo que pone en evidencia, sin pretenderlo, la mediocridad de los otros.

El Evangelio presenta nuevas y desconcertantes lecciones de Jesús. Si cautiva a tanta gente es porque enseñaba desde la experiencia. Su doctrina es sobre todo o un testimonio. Jesús es claro y directo a la hora de enseñar. Busca estar cercano y ser práctico para el pueblo. Sin embargo, hay gente que no le entiende o no le quiere entender, tal vez porque es demasiado explícito y no oculta su destino: entrega, fidelidad, sacrificio con todas las consecuencias.

Ayer, como hoy, Jesús nos parce demasiado valiente. Acaso por eso no nos atrevemos a rezar: “Vete tú a saber lo que nos pude pedir ...” Nos dice el Evangelio que a los discípulos les daba miedo preguntarle... ¿A nosotros?...

En el grupo de los discípulos, personas de carne y hueso cómo nosotros, había malas ambiciones Habían discutido por el camino porque unos querían sobresalir sobre otros, con las consiguientes envidias y recelos... Jesús los sorprende, una vez más, con una enseñanza que no se llevaba entonces, y mucho menos ahora: “Quien quiera ser el más impórtate que se haga el último de todos y el servidor de todos” O sea, los mejores cristianos son aquellos que eligen no sobresalir, sino ser servidores de todos sin relevancia ninguna: servir... “porque servir es amar”. Este es el mejor brillo que puede tener la personalidad de un discípulo de Jesús.

Como siempre, Jesús lleva la razón. Las ambiciones vanas no conducen a nada bueno. Es nefasto para la comunidad la búsqueda de privilegios o el afán de poder que llevan a la competencia y al dominio avasallador. La especialidad de los cristianos ha de ser el servició desinteresado y la humildad. En la Iglesia la persona más valiosa, la más digna y, por tanto, la más importante es la que más ama, la más sencilla y la que más sirve. Este es el ideal de todas las personas bautizadas.

Credo

Oración de los fieles

Pedimos por el mundo para que avance en solidaridad al mismo nivel que en desarrollo, y así desciendan la competencia y la ambición, Roguemos al Señor

Pedimos por la Iglesia, para que sea cada vez más sencilla y sirva incansablemente con generosidad. Roguemos al Señor

Pedimos también por los políticos, para que sirvan al bien común de toda la ciudadanía, Roguemos al Señor

Pedimos por nuestra Comunidad para que sea un símbolo expresivo del amor entregado de Jesús, Roguemos al Señor

Pedimos por todos los niños y niñas, para que crezcan felizmente gracias a la herencia sana que reciben de los mayores, Roguemos al Señor

Por todas nuestras intenciones y preocupaciones. Roguemos al Señor

 

 

4. RITO DE LA COMUNIÓN

 

Monición. La única ambición que cabe en la vida de una persona bautizada es amar y servir desde la sencillez. Así fue la vida de Jesús. Que la comunión con Él refuerce nuestras opciones de humildad y de servicio desinteresado.

Canto

Introducción al Padre nuestro

Padre bueno, te bendecimos con toda el alma.
Nos has rociado con tu Espíritu
para poder vivir como tantos testigos, el proyecto humano de Jesús.
¡Qué suerte haberte conocido!
¡Cómo animas y sostienes nuestra vocación!

Con singular pedagogía nos abriste el corazón
y nos has presentado el Evangelio:
una espiritualidad que trastoca valores,
una mentalidad que sorprende y descoloca.

Padre, es verdad que la humildad y el servicio
tejen una forma de vivir diferente
aportando calidad de vida más que cualquier ambición.
Es verdad, Padre, que el talante de Jesús
apunta otros valores y criterios.

Padre santo, conviértenos.
Ayúdanos a ser una comunidad de servidores
y a vivir con la sencillez de los últimos y pequeños.

Deseosos de cumplir tu voluntad, nos unimos en una sola voz
y te rezamos la oración de la fraternidad: Padre nuestro...

Gesto de la paz

Distribución de la comunión.

Canto

Acción de gracias

“Agranda la puerta, Padre,
porque no puedo pasar;
la hiciste para los niños.
Yo he crecido a mi pesar.

Si no me agrandas la puerta,
achícame, por piedad;
vuélveme a la edad bendita
en que vivir es soñar”.

(D. Miguel de Unamuno)

 

 

5. RITO DE CONCLUSIÓN

 

Compromiso. Sencillez, discreción y servicio como síntomas de la sabiduría que viene de arriba.

Oración después de la comunión. (se toma del misal)

Monición final. La Palabra de Dios nos ha vuelto a dejar claro qué va y qué no va con el estilo cristiano del Reino de Dios. Si queremos ser verdaderos seguidores de Jesús, tenemos que empeñarnos cada día en alejar de nosotros una mentalidad egoísta, competitiva y soberbia. Quienes sirven a los demás no son tontos, sino sabios. La entrega de Jesús no se entiende con criterios humanos, pero sí desde la sabiduría de Dios. Feliz semana y que Dios nos acompañe.

Bendición

Canto final y despedida.

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