El Trabajo es para la Vida

La siniestralidad laboral clama al cielo: El 28 de abril es el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo. Las cifras mundiales de la siniestralidad y de las enfermedades causadas por el trabajo son tan alarmantes, que se ha hecho necesario dedicar un día al año para concienciar al conjunto de la sociedad sobre esta situación tan dolorosa. En España, en el año 2017 se produjeron 583.500 accidentes laborales con baja. 4.800 fueron graves. 618 fueron mortales. Cada semana 12 personas murieron en accidentes de trabajo.

Pero lo más grave y escandaloso de esta realidad es que la gran mayoría de los accidentes laborales son evitables. Es evidente e incuestionable la relación directa de causa-efecto que existe entre la precariedad laboral y la siniestralidad laboral. A más precariedad, más siniestralidad. Y la precarización de las condiciones de trabajo no es un resultado de olvidos o descuidos, sino que está muy calculada para obtener una mayor rentabilidad económica, eludiendo las medidas de Prevención de Riesgos Laborales, a sabiendas de sus graves consecuencias. En el ámbito del trabajo se está produciendo uno de los mayores atentados contra la humanidad, con absoluto desprecio de la vida, de la salud, y de la dignidad de las personas.

La defensa de la vida y de la salud de las personas en el trabajo es una ineludible responsabilidad social que nos implica a toda la sociedad. Una sociedad decente no puede consentir que la vida de los trabajadores y trabajadoras se precarice hasta el extremo de que para poder vivir tengan que trabajar en condiciones de inseguridad y de riesgo para su salud y hasta para su vida.

Para la Iglesia Católica, la persona es lo primero. El bienestar y la felicidad de la persona humana se juegan en gran medida en el campo del trabajo, de la salud, y de la vida digna. Estos son ámbitos de preocupación y de responsabilidad propiamente “eclesial”. Así nos lo recuerda la Doctrina Social de la Iglesia:

«Toda amenaza a la dignidad y a la vida de la persona repercute en el corazón mismo de la Iglesia, afecta al núcleo de la fe, y la compromete en su misión de anunciar el Evangelio de la vida». (Evangelium Vitae, 3 y 79).

«El primer fundamento del valor del trabajo es la persona, su sujeto» (Laborem Exercens, 6). La persona siempre debe ser lo primero en el trabajo, y a ella debe subordinarse todo lo demás.

«El derecho a un ambiente de trabajo, y a procesos productivos que no comporten perjuicio para la salud de los trabajadores, es un derecho fundamental de las personas». (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 301).

Los Secretariados Diocesanos para la Pastoral Obrera y del Trabajo, para la Pastoral Familiar y de la Vida, y para la Pastoral de la Salud, en este Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo:

Manifestamos nuestra fe en un Dios que quiere que el ser humano viva con dignidad. Expresamos la honda preocupación de la Iglesia por los accidentes y las enfermedades laborales, físicas y psíquicas. Afirmamos nuestra decidida apuesta por la salud y por la vida de las personas, también en el trabajo. Declaramos que las políticas laborales solo son éticamente correctas cuando promueven el pleno respeto de los derechos del trabajo. Rechazamos la codicia causante de la siniestralidad laboral, que provoca en las personas y las familias un injusto sufrimiento que clama al cielo. Reclamamos a las Administraciones públicas que velen eficazmente por el cumplimiento de las normas de prevención, incrementando los medios necesarios para asegurar que los trabajadores y trabajadoras puedan disfrutar de unas condiciones laborales que no atenten contra su dignidad personal, contra su vida y su salud. Nos solidarizamos con los esfuerzos de los sindicatos para erradicar los trabajos precarios, que provocan buena parte de los accidentes laborales. Proclamamos nuestro convencimiento de que el trabajo es para la vida.

Secretariado para la Pastoral Obrera y del Trabajo
Secretariado para la Pastoral Familiar y de la Vida
Secretariado para la Pastoral de la Salud

Palencia, 28 de abril de 2018