Material para el Animador de la Palabra.
Celebración del III Domingo de Pascua. 5 de mayo de 2019.
1. AMBIENTACIÓN
Seguimos utilizando el cartel de la Pascua: “COMUNIDADES QUE REGALAN LUZ”
Delante del altar podemos poner esta frase: “SEÑOR, SABES QUE TE QUIERO”
2. RITOS INICIALES
Monición. Hermanas y hermanos, seguimos de Pascua. Hoy se nos recuerda que hemos de obedecer a Dios antes que a los hombres. Así fue la vida de Jesús: no hizo caso a nadie que intentara apartarlo de la voluntad del Padre.
Que este encuentro fraternal nos afiance en nuestra obediencia creyente. Los cristianos de hoy, como los de todos los tiempos, necesitamos alimentar la fidelidad.
Canto
Saludo. Hermanas y hermanos, bendigamos al Señor, que merece nuestra alabanza.
Acto penitencial
Por tu pasión y gloria, Señor, ten piedad.
Por tu muerte y resurrección, Señor, ten piedad.
Por tu exaltación a la derecha del Padre, Señor, ten piedad.
Gloria
Oración. Dios, Padre bondadoso, nos has llamado a la vida para hacer de este mundo un hogar grande y agradable, experiencia y anticipo de tu Reino. Te damos gracias por la oportunidad de vivir en tu compañía, como hijos que gozan ya en la tierra la vida que un día confiamos alcanzar en plenitud. Por J. N. S.
3. LITURGIA DE LA PALBRA
Monición a las lecturas. La primera lectura destaca cómo los apóstoles, al vivir con la valentía de Jesús resucitado, se encontraron pronto con la incomprensión de mucha gente y con su viacrucis particular: primero fue el arresto; después un interrogatorio, al que siguieron azotes y prohibiciones.
El Apocalipsis, por su parte, entona un canto a Jesús, Cordero de Dios: Es digno de todo honor, gloria y alabanza.
El evangelio presenta una nueva experiencia de Jesús resucitado: Compartir el trabajo, el pan, el pescado y la palabra es un modo de actualizar el significado de la última cena.
Lecturas. Hch 5,27b- 32.40b-41. Salmo o canto. Ap 5,11-14. Aleluya. Ju 21,1-19. Breve silencio.
Comentario homilético. Vemos en el libro de los Hechos cómo la experiencia de la Pascua transformó a los primeros cristianos y los convirtió en evangelizadores comprometidos. Ya no tienen miedo, ahora es más fuerte la obediencia a Dios que cualquier persecución. Ya no hay quien frene el despliegue evangelizador porque el Espíritu Santo alienta y sostiene el dinamismo de los creyentes.
Obedecer a Dios lleva incorporado un alto precio: incomprensiones, comentarios, ironías, es decir, golpes de diversos tipos. Pero no será en vano nuestro compromiso de anunciar la resurrección del Maestro. La fidelidad a nuestra vocación de bautizados aporta mucho a la sociedad.
Hoy el Evangelio presenta una nueva experiencia de Jesús resucitado: Compartir el trabajo, el pan, y la palabra es un modo de actualizar la última cena
Unos cuantos discípulos estaban de nuevo en su trabajo habitual: pescando. Han pasado la noche entera faenando y no han conseguido nada. Al amanecer, alguien desde la orilla les invita a intentarlo otra vez. Le obedecen y la sorpresa es impresionante: la red se llena de toda clase de peces. Y es que cuando Jesús anda por medio, nuestra vida y nuestro esfuerzo dan frutos buenos y abundantes.
Contar con Jesús en el quehacer diario, da mucho juego, aporta muchas ventajas y proporciona mucho entusiasmo. En realidad, esto es orar. El verdadero orante vive intensamente la comunión con Dios y con Jesús en el Espíritu y esto le lleva inevitablemente a la comunión con los hermanos. Es esta comunión orante la que ilumina nuestra existencia y nos hace luz para la comunidad.
Reparemos en la importancia de “echar las redes de nuevo” porque Jesús lo sugiere. Contra toda esperanza, los discípulos se fían y obedecen.
Esta catequesis pascual pone el acento en la confianza, a pesar de los resultados, no desanimarse y mucho menos desesperar cuando la evangelización no produce resultados inmediatos. Al contrario, hay que seguir contando con Jesús y obedeciendo a sus insinuaciones. Él multiplica nuestra fecundidad a pesar de nuestros bloqueos.
Credo
Oración de los fieles.
Para que la Iglesia muestre al mundo el verdadero rostro de Dios, roguemos al Señor.
Para que los cristianos valoremos la obediencia a Dios por encima de cualquier otra obediencia, roguemos al Señor.
Para que la fuerza de Jesús resucitado llegue todos los pueblos, roguemos al Señor
Para que la bendición de Dios llegue a todos los hogares de nuestro pueblo, roguemos al Señor.
Por todos los que nos hemos juntado aquí en asamblea creyente, para que progresemos en calidad evangélica, roguemos al Señor.
4. RITO DE LA COMUNIÓN
Monición. Los cristianos vivimos en comunión con Jesús resucitado, que nos es ningún fantasma, sino la presencia de Dios en la Historia. Esta vivencia nos confirma que tenemos vocación de cielo y de plenitud. La fe es garantía de lo mucho que Dios nos quiere
Canto
Introducción al Padre nuestro
Bendito seas Padre santo por Jesús,
Hermano y compañero de Evangelio.
que sostiene nuestra fe y nos alienta en la misión.
Él, primero en todo,
nos ha dado ejemplo de arriesgar por Ti,
de obedecer y cumplir tu voluntad.
Es un creyente de categoría admirable.
Nos entusiasma cómo vive la fe,
cómo la comunica y cómo la propaga.
Es el misionero del que intentamos aprender
y del que nunca nos queremos separar,
porque, si el sarmiento se separa de la vid,
se seca, ya no sirve para nada.
Padre santo, con todos los elegidos del cielo
y con todos los creyentes de la tierra,
también nosotros confesamos:
Digno es Jesús, el Cordero redentor,
de recibir el honor, la gloria y la alabanza;
se merece el título de Señor
y estar a tu derecha por los siglos de los siglos.
Porque nos lo pide la fe y el corazón,
te decimos juntos la oración de los hijos y los hermanos: Padre nuestro...
Gesto de la paz
Distribución de la comunión
Acción de gracias
Te damos gracias Padre, porque bendices y fecundas a toda la comunidad que cuenta con Jesús y arriesga por el Evangelio.
Derrama tu Espíritu sobre nosotros y sobre todas las comunidades cristianas para que anunciemos tu mensaje con fidelidad.
Confírmanos en nuestro compromiso para que, siendo sal y luz en medio del pueblo, otros descubran lo bueno que eres y como nos quieres.
5. RITO DE CONCLUSIÓN
Compromiso. Evangelizar sin miedo, incluso con riesgo.
Bendición
Monición final. La fe es una convicción y un compromiso, a veces tan arriesgado que acarrea complicaciones y quebrantos. Hemos visto cómo los apóstoles arriesgaron con alegría hasta sufrir por evangelizar. Se comprende, porque un verdadero creyente desea apasionadamente que el Evangelio influya en la vida de las personas, Por eso, Jesús invitó otra vez a echar las redes. Con Él somos mucho más fecundos. Evangelicemos con entusiasmo a lo largo de la semana.