La Catedral, Casa de Todos

La Catedral, Casa de Todos

+ Mons. Manuel Herrero Fernández, OSA. Obispo de Palencia

Hay fechas de acontecimientos que no podemos olvidar, forman parte de nuestra vida e historia y cultura. Así la fecha del nacimiento de cada uno, el día del matrimonio de los esposos, el del nacimiento de los hijos, el aniversario de la ordenación sacerdotal, el aniversario de la muerte de nuestros padres y amigos…; también las fechas históricas como el descubrimiento de América, el día del levantamiento contras los invasores franceses, etc. También fechas que marcan nuestra cultura como el 23 de abril, día de la muerte de Miguel de Cervantes, etc.

En Palencia, el día 1 de junio vamos a celebrar el 7º Centenario de la colocación de la primera Piedra de la catedral actual, la catedral gótica. Fue un 1 de junio de 1321 y se puso en la capilla de la Virgen Blanca. Y lo vamos a celebrar durante un año largo, con diversos actos, conferencias, conciertos, muestras, etc. Comenzaremos el día 1, a las 12,00 horas, con volteo de las campanas de la catedral y de la ciudad y el día 5, sábado, con una solemne celebración eucarística a la que os invito a todos lo que podáis, guardando las normas sanitarias. He invitado también a los cardenales y obispos nacidos en la Diócesis, a los obispos que han servido como pastores a la misma y a los obispos de Castilla y León, y a las autoridades civiles de nuestra ciudad y provincia.

¿Qué es la Iglesia Catedral? Es, por decirlo sencillamente como la casa familiar, donde se reúne la familia de los hijos de Dios y hermanos para encontrarse, verse, escuchar la Palabra de Dios, celebrar la Cena del Señor a la que Él nos invita y otros acontecimientos de la familia. Se llama Catedral porque es donde el Obispo tiene su cátedra, su sede, por eso algunos la llaman Seo, para enseñar el Evangelio, su sede para presidir al Pueblo de Dios y su altar para celebrar el sacramento de la Eucaristía, memorial de la pasión, muerte y resurrección del Señor.

El edificio actual de la Catedral, que es la cuarta de la historia, -la primera fue visigótica y de ella quedan restos en la cripta de San Antolín, otra románica, de la cual quedan piedras en la cripta, y otra románica, de la cual quedan algunas columnas que se aprovecharon en la construcción gótica actual-, además de su valor artístico, indiscutible y reconocido por todos, por eso ya se la llama no la Bella Desconocida, sino la Bella Reconocida, y de la cual nos hablarán en este año centenario, es imagen parábola de lo que es y debe ser la iglesia. La Iglesia y el misterio que encierra viene expresada en el Concilio Vaticano II con diversas imágenes tomadas del Antiguo Testamento, del Nuevo y de la historia del cristianismo. Así es el redil cuya puerta única es Cristo; el rebaño, suyo pastor es Jesús; es labranza o campo de Dios donde él, el labrador, ha plantado su olivo y su viña, para que dé frutos en abundancia para alegría de los hombres; también, la Jerusalén de arriba, la ciudad de Dios, la esposa de Cristo; es, en Cristo, signo, sacramento e instrumento de salvación de la unión intima con Dios y de la unidad de todo el género humano. Otra imagen es la construcción de Dios. El Señor mismo se comparó a la piedra que desecharon los constructores, pero que se convirtió en la piedra angular. Los apóstoles construyen la Iglesia sobre ese fundamento, que le da solidez u cohesión. Esta construcción recibe diversos nombres: casa de Dios, en la que habita su familia, habitación de Dios en el Espíritu, tienda de Dios con los hombres, y, sobre todo, templo santo. Representados en los templos de piedra, los padres de la Iglesia cantan sus alabanzas, y la liturgia, con razón, lo compara a la ciudad santa, a la nueva Jerusalén. En ella, en efecto, nosotros como piedras vivas entramos en su construcción en este mundo. San Juan ve en el mundo renovado bajar del cielo, de junto a Dios, esta ciudad arreglada como una esposa embellecida para su esposo. (LG 1 y 6).

Por descontado, los cristianos actuales, como en nuestras familias concretas con apellidos comunes, no somos los únicos: también forman parte de la familia eclesial Santa María, San José y los santos, por eso hay imágenes de los mismos, de manera especial los que han vivido en esta tierra nuestra palentina, y los difuntos; antes se enterraba en los templos y todavía quedan las sepulturas de los obispos que han pastoreado esta comunidad, reliquias y su sepultura como la de San Manuel González García, obispo que murió en 1940 y está declarado santo.

La Catedral es como un espejo en el que podemos vernos para ver qué es la iglesia para alegría mutua y para seguir construyendo la Iglesia de Dios en estas tierras palentinas.

La Catedral es la casa de todos, por eso es grande, para acoger a todos, también a los que vienen atraídos por el arte o la historia, aunque no tengan fe en Cristo. La madre siempre tiene las puertas abiertas para sus hijos.

No dejemos de ver nuestra catedral, gozarla, disfrutarla, sentirla nuestra y en ella dar gracias a Dios por su amor, por habernos dado la vida, la esperanza, a Jesucristo que nos hace hermanaos y nos llama a crear fraternidad y al Espíritu Santo para que no guíe siempre por caminos de justicia, paz, de reconciliación, de verdad, santidad y amor.