La Vida Consagrada con María, esperanza de un mundo sufriente

La Vida Consagrada con María, esperanza de un mundo sufriente

+ Manuel Herrero Fernández, OSA. Obispo de Palencia

Aunque hoy, día 2 de febrero, es el día de Ntra. Sra. de la Calle, patrona de Palencia Capital y Domingo, en la Iglesia Católica se celebra también la Jornada de la Vida Consagrada.

¿A quien nos referimos con lo Vida Consagrada?, porque todos, desde nuestro bautismo, hemos sido consagrados y dedicados como sacerdotes, profetas y reyes por la unción del Espíritu Santo; nos referimos a los que en la Iglesia viven la consagración bautismal de manera especial y de modo profético, o, como dice el Concilio Vaticano II, siguiendo con mayor libertad a Cristo e imitándolo con mayor precisión, con la práctica de los llamados consejos evangélicos, de pobreza, castidad y obediencia por el Reino de los Cielos (P.C. 1).

El Espíritu Santo ha suscitado en la Iglesia muchas familias que, a lo largo de la historia, han querido seguir al Señor Jesús, pobre, casto y obediente. Algunas han desaparecido con el paso del tiempo, otras permanecen y otras están naciendo. En nuestra diócesis todos sabemos de muchos consagrados, religiosos, religiosas y laicos, de vida contemplativa en monasterios de clausura o de vida activa. No tengo estadísticas, pero me atrevería a decir que pocas diócesis como la nuestra han dado tantos consagrados a la Iglesia y al mundo con gran generosidad. En casi todas las familias hay un religioso o religiosa, y, sin duda, todos conocemos y admiramos a varios.

Por recordar a los que hoy están en nuestra Diócesis y no referirme a los que están en otras iglesias de España o de misiones, tenemos que hacer memoria agradecida de los Trapenses, o Cistercienses de la Estrecha Observancia, de la Abadía de San Isidro de Dueñas, fundados en l664 por Armand Jean Le Bouthillier de Rancé; los Agustinos u Orden de San Agustín, fundados por San Agustín y como Orden en 1244; los Barnabitas, o Clérigos regulares de San Pablo, fundados en el 1530; los Combonianos, o Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús, fundados en 1867; los Dominicos, u Orden de Predicadores, fundados por Santo Domingo de Guzmán en 1215; los Franciscanos, u Orden de Padres Franciscanos Menores Conventuales, fundados por san Francisco de Asís en 1209; los Guanelianos, o Siervos de la Caridad, fundados por San Luis Guanella en 1908; los Maristas, fundados por San Marcelino Champagnat en 1817; los Menesianos, fundados por Jean Marie La Mennais, en 1819; los Reparadores, o sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús, fundados por Leon Dehon en 1878; los Salesianos, fundados por San Juan Bosco, en 1859; los Hermanos de la Salle, o Hermanos de las Escuelas Cristianas, fundados en 1725 por San Juan Bautista de la Salle; los Hermanos de San Juan de Dios, fundados por San Juan de Dios en 1572; los del Verbo Divino o Congregación del Verbo Divino, fundados por San Arnoldo Janssen en 1875.

Tendríamos que hacer memoria agradecida de todas las congregaciones femeninas, solamente mencionaré por el espacio que tengo a las: Agustinas de la Conversión, Agustinas Canónigas Regulares, Agustinas Recoletas, Brígidas, Carmelitas Descalzas (dos monasterios), Cistercienses (dos monasterios), Clarisas o Hermanas Pobres de Santa Clara (cinco monasterios), Dominicas, Agustinas del Amparo, Hermanitas de los Ancianos Desamparados (tres comunidades), Hermanas Hospitalarias de San Luis, Angélicas de San Pablo, Auxiliares Parroquiales de Cristo Sacerdote, Benedictinas de la Providencia, Carmelitas Misioneras Teresianas (dos comunidades), Franciscanas Misioneras del Santísimo Sacramento, Misioneras Hijas del Corazón de María, Misioneras del Divino Maestro, Dominicas Misioneras de Santo Domingo, Misioneras Filipenses de la Enseñanza (dos comunidades), Franciscanas de Dillingen Danubio, Religiosas de María Inmaculada, Misioneras Eucarísticas de Nazaret, por otro nombre Nazarenas (dos comunidades), Religiosas de la Sagradas Familia de Burdeos, Hermanas del Santo Ángel de la Guarda, Siervas de María, Siervas de San José, Compañía de Santa Teresa de Jesús, o Teresianas, e Hijas de la Caridad (cinco comunidades).

Como habréis visto son muchos religiosos y religiosas, que están presentes por toda la Diócesis; ellos y ellas son un tesoro para esta iglesia que quiere seguir caminando y cantando melodías de vida y esperanza en esta tierra nuestra y con sus gentes. Ellos y ellas no dejan de orar y trabajar por toda la Iglesia y el mundo entero. ¿Qué sería de nuestra Palencia sin la vida consagrada? Hoy tenemos que dar gracias a Dios por ellos y ellas, y pedir al Señor que suscite vocaciones a la vida consagrada. Os invito a acercaros a sus comunidades para conocerlas y amarlas, porque no se ama lo que no se conoce, y preguntad cómo viven, qué hacen, orad con ellos y ellas; son hermanos y hermanas nuestros y nos enseñan que otro estilo de vida es posible en Palencia, donde vivamos como hermanos, hijos del mismo Padre, animados por el mismo Espíritu.

Ellos hoy en nuestra sociedad e Iglesia mantienen encendida la esperanza con su vida comunitaria, acción y oración. Confiados en las promesas de Dios son signo de esperanza, de un cielo nuevo y una tierra nueva en la que habite la justicia, la fraternidad y dignidad humana como lo hizo la Virgen Santa María. Ellos y ellas, frente al dolor y el sufrimiento de los más pobres, atienden a los enfermos, enseñan en los colegios, sirven a los que tienen otras capacidades, acompañan a los sin techo, a los más vulnerables, nos enseñan a mantener la esperanza frente al sufrimiento, el dolor y la misma muerte.

Que Santa María, la Virgen Madre que es Vida, Dulzura y Esperanza nuestra, (Salve) interceda por todos nuestros consagrados y consagradas y por todos nosotros, particularmente los que sufren como el Hijo que ella sostiene entre sus brazos para, desde la fe, sirvamos con amor y así ayudar a mantener la esperanza.