ORO, símbolo de riqueza, de premio, Jesús ha cumplido su tarea, su misión y su premio es volver al Padre y desde allí enviarnos su fuerza, el Espíritu Santo.
Ellos volvieron con alegría
La ascensión de Jesucristo es significativa por muchas razones:
Señaló el final de su ministerio terrenal. Dios el Padre amorosamente había enviado a su Hijo al mundo en Belén, y ahora el Hijo estaba regresando al Padre. Su período de limitación humana había terminado.
Significaba el éxito de su obra terrenal. Él había cumplido con todo lo que tenía que haber hecho.
Le permitió preparar un lugar para nosotros (Juan 14:2)
Estableció el patrón para Su regreso. Cuando Jesús venga para establecer Su Reino,
Él regresará de la misma manera en que se fue -literal, corporal, y visiblemente en las nubes (Hechos 1:11; Daniel 7:13-14; Mateo 24:30 y Apocalipsis 1:7).
Esta ascensión de Cristo fue el evento que hizo la transición de Jesús de Su ministerio terrenal a su ministerio celestial.
Evangelio según San Lucas 24, 46-53
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
— «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.
Vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto».
Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.
Papa Francisco
Durante el Regina Coeli del 13 de mayo de 2018, el Papa dijo: «Se trata de ser hombres y mujeres de la Ascensión, es decir, buscadores de Cristo en los caminos de nuestro tiempo, llevando su palabra de salvación a los confines de la tierra. En este itinerario nos encontramos con Cristo mismo en los hermanos, especialmente en los más pobres, en aquellos que sufren en carne propia la dura y mortificante experiencia de la vieja y nueva pobreza. Al igual que al principio, Cristo Resucitado envió a sus apóstoles con la fuerza del Espíritu Santo, así que hoy nos envía a todos, con la misma fuerza, a poner signos concretos y visibles de esperanza. Como Jesús nos da esperanza, fue al cielo y abrió las puertas del cielo y la esperanza de que lleguemos allí».
Reflexión
Jesús se va y nos deja tarea. Como hace siempre, Dios deja tarea, pero no dice cómo realizarla. O sí, lo dice. La metodología de Dios no son métodos, sino la forma de vivir que llevemos. Eso anuncia a Dios.
No hay rincones “sin Dios”. Si los hay, es porque allí no ha llegado aún un creyente.
Nuestra tarea está dentro de la tarea dejada a la Iglesia. Lo que hacemos se conjuga en plural: Id, haced, bautizad...
Estaré con vosotros. Las soluciones a los problemas posibles de anuncio de Jesús tienen que contar con la presencia del que promete estar presente. La tarea no es nuestra, es “delegación recibida” del mismo Resucitado. Nos podemos sentir solos y abandonados. Pero la verdad es que no lo estamos. Dios es fiel.
Oración
Dios mío, Cristo Jesús, que has abierto el cielo a la tierra.
Me has perdonado, me has salvado, con tu inmenso amor.
Me has enseñado el camino para llegar a ti; el dar la vida toda por amor.
Yo Señor es todo lo que quiero, nada más pido, que vivir eternamente junto a ti.
Que la felicidad de saber que allí en el cielo estás preparándome un lugar, alimente mi esperanza, mi fe para continuar todos los días llevando a todos lo que me has enseñado.
Que no me venza el temor, que no me paren las dificultades, que no me envilezca la incomprensión. Que donde quiera que vaya, cada cosa que haga yo sea testigo de tu amor, de que Tú has vencido a la muerte y que nos conduces a la Vida Eterna. Amén
Escuchar esta canción Ma de los Ángeles Mondejar