Un encuentro que transforma la vida

La historia de Zaqueo recobra actualidad siempre que la leemos. La invitación continua y permanente del Señor a cada uno de nosotros no es un pasaje del pasado sino un acontecimiento salvífico del presente. Desde esta perspectiva nos acercamos al evangelio de Dios.

 

Querer ver a Jesús

Probablemente Zaqueo había oído hablar de Jesús y hubiera llamado la atención sus milagros, sus controversias con los doctores judíos, su predicación. Por curiosidad quiso ver a Jesús. Su estatura -era bajito- hacía imposible que lo viera. La multitud, la gente más alta que él se lo impedía. Pero cuando alguien quiere algo busca soluciones para lograrlo. En la calle por donde pasaría Jesús había un árbol y sin vergüenza ni problemas de qué dirán allí se subió. Se hubiera conformado con saber cómo era Jesús, su rostro, su pelo, su estatura... En aquel interés por ver a Jesús está el punto de partida de la nueva historia de Zaqueo. Como Zaqueo debiéramos tener el deseo de ver a Jesús. En nuestro mundo donde son tantas las cosas que nos impiden ver a Dios necesitamos de árboles donde subir para ver al Señor.

 

Quiero ir a tu casa

Lo que no pudo imaginar nunca Zaqueo fue la reacción de Jesús. Al pasar Jesús y verle en el árbol, eleva su mirada hacia él y le pide que baje deprisa porque quiere ir a su casa. Si el deseo de Zaqueo consistía solo en ver, el deseo de Dios hacia nosotros es mucho mayor. Dios quiere conocernos. Dios pretende que abramos las puertas de nuestro corazón, de nuestra vida a Él. Sabemos que Zaqueo bajó y efectivamente acogió al Señor en su casa. Y aunque la gente murmuraba de que había entrado en casa de un pecador, Zaqueo aprendió en aquel encuentro con Jesús a cambiar su vida.

 

El nuevo Zaqueo

En la historia de Zaqueo descubrimos cómo actúa Dios y cómo su presencia salva. A partir de un hecho simple motivado por la curiosidad de ver a Dios, se genera un encuentro de amistad y comida que transforma la vida. ¡Que descripción tan maravillosa de la actuación de Dios! No nos conformamos con recordar el texto, sino que encontramos el pretexto para dejar que Dios actúe en nosotros, que como nuevos Zaqueos, ante la invitación de Dios por venir a nuestra casa, encontremos la salvación. San Agustín hablaba de la gracia precedente para explicar de cómo Dios se vale de acontecimientos normales en la vida para ofrecernos la salvación.

Como nuevos Zaqueos, Dios quiere suscitar en nosotros el deseo de verle y conocerle para poder escuchar de sus labios la invitación a venir a nuestra casa y así lograr nuestra salvación.

 

Comentario al Evangelio del 30 de octubre de 2022, por José María de Valles, delegado diocesano de Liturgia.

Emitido en “Iglesia Noticia” de la Diócesis de Palencia. Cadena COPE. 30 de octubre de 2022