La Jornada del Día del Seminario nos invita todos los años a la oración, cuidado y animación de las vocaciones al ministerio ordenado, sin olvidar las de los laicos y consagrados. “Levántate y ponte en camino”, es el lema propuesto para este año. Una Jornada que vamos a vivir en una circunstancia muy especial, pues en la larga historia de los 438 años de nuestro Seminario, este es el primer año que en nuestra Diócesis no hay ningún seminarista.
Sin olvidar la vocación bautismal de todo cristiano, estamos llamados a orar, animar y motivar el entorno adecuado de una auténtica cultura vocacional, para que un adolescente o joven pueda escuchar lo que el Señor pide él, quizás la llamada a la vocación sacerdotal.
PROPUESTAS
Desde el Seminario Diocesano nos hacen llegar unas sencillas propuestas para vivir esta Jornada:
• Para jóvenes y adultos: Oración por las vocaciones, el viernes 24 de marzo, a las 20:00 en el “Centro diocesano de jóvenes”.
• Para jóvenes: Una serie de 5 vídeos para las Redes Sociales del 15 al 19 de marzo. Como otros años, se ha preparado desde el Teologado de Ávila, con quien está vinculado nuestro Seminario. Y se irán publicando en las cuentas de Twitter e Instagram del Seminario.
• Para todos: Guion litúrgico para el Día del Seminario, el 19 de marzo.
MATERIALES
• Reflexión teológica • Subsidio litúrgico celebrante • Subsidio litúrgico monitor
• Catequesis para niños y jóvenes • Catequesis para adultos • Oración
LEVÁNTATE
La expresión «Levántate» -matiza el texto de la Subcomisión Episcopal para los Seminarios para apoyar la celebración de esta Jornada- refleja que la historia de la salvación es «una permanente insistencia por parte de Dios en levantar al hombre que, una y otra vez, cae y se aparta del proyecto de vida que Dios le ofrece». Por eso, «la caída no es definitiva. Lo definitivo es la gracia que regenera y salva, es la presencia del Señor que levanta, que pone en pie, que nos anima a reemprender el camino con nuevos bríos, con nuevas fuerzas».
En esta reflexión, se invita a recorrer el ministerio público de Jesús con atención para descubrir que «el Señor se inclina ante aquel que está postrado para decirle una palabra de vida y ponerlo en pie, para restituirle en la dignidad que había perdido». Él «nos perdona, nos cura, nos levanta para que tomemos conciencia de quiénes somos en realidad» pues «conocer al Señor es el camino más corto y más rápido para conocernos a nosotros mismos, no solo con lo que dan de sí nuestras fuerzas, sino desde la luz que nace del encuentro con el Señor».
ESTAMOS LLAMADOS A RECORRER UN CAMINO
Pero, además, «estamos llamados a recorrer un camino, a llevar adelante la peregrinación de la fe, a correr en la carrera» sabiendo que caminamos porque hemos conocido a Jesús, que nos ha dicho: «Yo soy el camino».
La Sagrada Escritura y la historia de la Iglesia, señala, están repletas de testimonios de hombres y mujeres que «tomándose en serio la llamada del Señor han abandonado la comodidad de una vida quizá más segura, y se han lanzado por los caminos del mundo dejándose guiar por el Señor». Entre ellos, se proponen dos modelos de creyentes «que se pusieron en camino y cuyas vidas iluminan las nuestras: san Pablo y san Ignacio de Loyola».
El texto concluye agradeciendo que Dios Padre, en su Hijo, «nos ha llamado a vivir siempre con el corazón levantado» y que «nos ha dado a cada uno una vocación preciosa en su Iglesia que «tendrá como horizonte el servicio».
Dios sigue llamando, nuestros seminarios están llenos de historias de vida donde es fácil reconocer la huella de Dios, su voz resuena: «Levántate y ponte en camino».