Un nuevo signo de Juan leemos en este quinto domingo de Cuaresma: la resurrección de Lázaro. De nuevo una larga catequesis sobre la vida y la resurrección. Una lección que preparara a sus discípulos a entender su resurrección.
Si hubieras estado aquí
En primer lugar, el evangelista resalta el entorno afectivo, de amistad y de amor que envuelve todo el relato. La amistad de Jesús con los tres hermanos y una entrañable relación personal enmarca el milagro. Y en ese contexto de confianza Marta reprocha al Señor que si hubiera estado allí no habría muerto su hermano Lázaro. Aunque Jesús trata de serenarla, diciéndole que su hermano resucitará, se muestra desconfiada. Y Jesús la invita a creer en la resurrección de su hermano.
La protesta de Marta tiene reflejo en tantas situaciones negativas o adversas en las que echamos la culpa a la no presencia de Dios. Parece que la ausencia de Dios explica las derrotas, los sinsabores, los fracasos y las desgracias que nos ocurren.
“Si hubieras estado aquí” surge con frecuencia de nuestros labios para culpabilizar las pérdidas y las muertes que nos suceden. Hoy también a nosotros, como a Marta entonces, Jesús nos provoca nuestra fe y nos pide confiar plenamente en él para encontrar la solución y la respuesta a los problemas.
Lázaro, sal fuera
La catequesis tenía como finalidad evidenciar el poder de Dios sobre la muerte. Jesús, después de llorar ante la tumba del amigo, le dice a Lázaro que salga fuera. La muerte no es nuestro lugar. Dios nos pide abandonar las situaciones de muerte en las que vivimos. Debemos salir de aquellas situaciones que nos tienen encerrado, sin vida y sin la luz. Este grito de Jesús debe seguir sonando en los oídos de todos nosotros como una llamada a salir de la tumba del pecado. Sal fuera de todo aquello que te entierra, que te quita la vida, que no te deja ver la luz de Dios, así se proponía a los catecúmenos la conversión y el cambio de vida. Igualmente, a nosotros se nos repite una y mil veces en esta cuaresma la invitación a salir de la tumba de nuestros pecados. Nos lo pide el Señor, no lo olvidemos.
Soltar las ataduras de la muerte
El relato de la resurrección de Lázaro acaba con un detalle interesante. Jesús pide a la gente que suelten las ataduras de Lázaro. Un detalle significativo a tener en cuenta; al volver a la vida debemos vestirnos con nuevas vestiduras. Ya no se necesitan las vendas que oprimen, el sudario que no nos deja ver, ni las telas que aten nuestras piernas. Vestidos de fiesta que nos hagan disfrutar la alegría de la vida. El vestido es aquello con lo que nos vestimos y se refiere sin duda a nuestras obras. Por tanto, debemos vestirnos de buenas obras, de un comportamiento agradable a Dios, con las ropas de la generosidad y la caridad. Y todos tenemos que liberar de las ataduras a los que vuelven a la vida y recuperan la fe.
Comentario al Evangelio del 26 de marzo de 2023, por José María de Valles, delegado diocesano de Liturgia. Emitido en “Iglesia Noticia” de la Diócesis de Palencia.