Hoy el evangelio nos lo narra san Lucas. Un hermoso relato que conocemos como el de los discípulos de Emaús. Una catequesis maravillosa de cómo actúa el Señor para transformar nuestra vida. Un nuevo ejemplo del efecto salvador de la Resurrección. Nos sigue sorprendiendo la actualidad que tiene el evangelio. Como humanidad, como Iglesia y como cristianos revivimos el acontecimiento que hoy nos muestra el evangelio a través de una dinámica salvadora y transformadora compuesta de muchos elementos.
EL CAMINO
En primer lugar, se nos señala un camino, un camino de decepción, un camino hacia el ocaso donde se pone el sol y se acaba el día. Aquellos discípulos que abandonan Jerusalén decepcionados van en dirección contraria. Llevan el ánimo destrozado. Han experimentado el fracaso y se retiran sin esperanza. Su experiencia no nos resulta ni ajena ni extraña. El desaliento, el desánimo y la falta de esperanza caminan a menudo con nosotros. Todos, en algún momento, hemos querido huir del dolor, del sufrimiento y de la cruz. Y también nos resulta familiar abandonar Jerusalén como lugar de la comunidad y de la presencia de Dios. En definitiva, como aquellos discípulos de Emaús nuestro camino va en la dirección equivocada, alejándonos de Jerusalén. Estamos en un camino de desconsuelo, de tristeza, dejando atrás la ciudad santa, la casa de Dios y el lugar de la paz.
EL DIÁLOGO
Pero el camino les regala un compañero con el que entablan diálogo. Aquel desconocido les pregunta dónde van y deja que expresen sus sentimientos relatando los acontecimientos vividos. Se interesa y le interesa lo que le cuentan y se muestra acogedor creando en ellos esperanza. Los discípulos de Emaús se sienten escuchados y experimentan una sensación de amistad con aquel desconocido. El diálogo les hace amigos. La conversación les da ánimo y aliento. Aquel diálogo les descubre el valor de acoger. En esa conversación se fragua la amistad y el Señor se sirve para hacerse cercano y compañero de viaje.
LA ESCRITURA
Pero aquel compañero de viaje se atreve a dar su opinión. Ahora ya no pregunta, sino que responde a todo lo que ha escuchado. Toma la palabra y quiere mostrarles que aquello que le han contado estaba en la Escritura. Les invita a entenderlo y se lo va explicando paso a paso. Una lección donde educa y enseña a leer los acontecimientos con profundidad y a la luz de la palabra de Dios. Jesús reenfoca la vida. Jesús ilumina los acontecimientos que vivimos.
HOSPITALIDAD
Tal ha sido la sorpresa y la emoción de la enseñanza que invitan al viajero a que se quede con ellos. Le invitan a su casa porque sin duda quieren seguir escuchando y aprendiendo. Les entusiasma lo que oyen. Se admiran de lo que escuchan y su corazón se emociona. No pueden dejarle ir, quieren seguir a su lado escuchando y aprendiendo. En este gesto de hospitalidad y acogida se gesta el milagro. Abriendo su casa, el Señor entra en su corazón.
LA CENA
Pero tal vez el momento culmen del relato es la cena. Sentados a la mesa y compartiendo el pan se les abren los ojos y reconocen en el compañero de viaje al Señor. En torno al pan compartido descubren al Resucitado. En alusión clara a la Eucaristía, san Lucas remarca que reconocieron al Señor al partir el pan. En la celebración comunitaria de la Eucaristía, recreamos la experiencia del encuentro personal con Jesús vivo y resucitado.
LA MISIÓN
Y el relato termina cambiando la dirección del viaje. Aquellos dos discípulos se vuelven a Jerusalén. Vuelven emocionados a contar a sus compañeros que se han encontrado con el Señor y que es verdad que está vivo. Y quieren anunciar y proclamar que le reconocieron en la fracción del pan. Ya no tenía sentido seguir hacia el oeste, hacia el ocaso, hacia el fracaso y la muerte. Ahora el camino toma una nueva dirección. Caminan a la vida, a la ciudad de la paz, al lugar donde está el Señor resucitado.
ORACIÓN
Gracias, Señor, porque en el camino de mi vida sales a mi encuentro y quieres caminar a mi lado. No permitas que te rechace. Pregúntame qué me pasa y haz que te cuente mis cosas y mis fracasos.
Enséñame a leer los acontecimientos de la vida. Haz que tus palabras enciendan mi corazón de amor y sepa descubrirte a mi lado.
Haz que te invite a quedarte en mi casa para poder compartir mi mesa contigo y así verte resucitado al partir el pan con mis hermanos en la comunidad creyente.
No quiero caminar hacia el atardecer, quiero volver con los hermanos y con ellos proclamar que estás vivo entre nosotros.
Gracias, Señor, por este camino, por esta enseñanza, por descubrirte al partir el pan y recuperar la esperanza y la alegría de tu Resurrección.
Comentario al Evangelio del 23 de abril de 2023, por José María de Valles, delegado diocesano de Liturgia. Emitido en “Iglesia Noticia” de la Diócesis de Palencia.