El próximo domingo, 30 de abril a las 18:00h., la Catedral de Palencia acogerá un acontecimiento de alegría para nuestra Diócesis. Carlos Cerezo y Juan Antonio Eleno (viudo y casado respectivamente), serán ordenados diáconos permanentes en una ceremonia presidida por nuestro obispo.
El diaconado tuvo una gran difusión en la Iglesia antigua, sobre todo en el ejercicio del servicio a los más necesitados. Luego, sobre todo a partir del siglo VII y VIII, con el surgimiento de todas las instituciones de la Iglesia que se ocupaban de los pobres, dejaron de ser tan necesarios. Pasó a ser simplemente un grado para acceder al sacramento del sacerdocio. Pero en el Vaticano II se volvió a reflexionar sobre los orígenes de la Iglesia y sobre el diaconado, y se estableció, a partir del año 1964, que se instaurara de nuevo el diaconado como un estado permanente en la Iglesia, que podían recibir, incluso, hombres casados. En la Iglesia antigua los hombres casados también recibían el diaconado.
La celebración será retransmitida por el canal de YouTube de la Diócesis de Palencia
El diaconado permanente en España y en nuestra diócesis de Palencia
Con datos del año 2021 la Iglesia en España cuenta con 539 diáconos permanentes. 519 de ellos son diocesanos y 20 religiosos. Son sin duda uno de los medios más hermosos que tenemos para llegar a todas estas personas como hacía Jesucristo, a través de la cercanía, el consuelo y el amor.
En nuestra diócesis de Palencia, hasta ahora contábamos con el servicio de un diácono permanente, Ton Broekman.
Triple ministerio
El diácono contempla su triple ministerio al servicio de la Palabra, la Caridad y la Liturgia. Sus funciones se mueven en estos tres campos. Entre sus funciones litúrgicas, quizás las más visibles, están: asistir durante las funciones litúrgicas al obispo y presbítero, administrar solemnemente el bautismo, ser ministro ordinario de la comunión y exposición, presidir la celebración del matrimonio, administrar sacramentales, presidir los ritos fúnebres y sepulcrales, dirigir la celebración de la Palabra de Dios, leer a los fieles los divinos libros de la Escritura, instruir y animar al pueblo (pueden dirigir la homilía) y presidir otros oficios del culto y oraciones.
Quién puede recibir el diaconado permanente
El diaconado permanente puede ser recibido por varones célibes o casados. Incluso lo pueden recibir miembros de institutos de vida consagrada. Si lo reciben célibes han de permanecer así durante toda su vida. Si el que lo recibe es casado no podrá volver a casarse si enviuda.
El diácono permanente, casado o célibe, suele sustentarse de su trabajo civil. Sólo en caso de que su obispo le pida dedicarse a tiempo completo al ministerio en la diócesis recibe remuneración.
Requisitos
En cuanto a los hombres casados, deben de llevar más de 5 años de casados; por otro lado, han de ser mayores de 35 años, con una edad máxima en torno a los 60. Además, han de tener estudios, porque los diáconos también ejercen la labor de predicar la palabra de Dios, celebran el sacramento del bautismo, puedan casar, dar formación a los padres que van a bautizar a sus hijos o a los que se preparan para el matrimonio, etc.
El diácono permanente casado
Un diácono permanente casado es un esposo como los demás. Su vida matrimonial y familiar debe ser como la de cualquier esposo cristiano. Dada la incidencia en la vida del diácono de este sacramento, la esposa tiene un papel fundamental de apoyo y debe dar permiso expreso para la ordenación. Sin su permiso no se admite dicha ordenación, y aún siquiera el inicio del proceso formativo.
El papel de la esposa
La esposa debe, no sólo estar de acuerdo y dar el visto bueno, sino que incluso tiene que firmar que acepta la vocación de su esposo. Han de ser conscientes de que va a suponer un sacrificio.
El matrimonio y la familia sigue siendo la primera vocación del diácono casado y bajo ningún concepto debe verse mermada, disminuida, o dificultada por ser diácono, sino todo lo contrario: ser diácono implica una actitud de espíritu de servicio, donde primero tiene que ejercerlo es en la familia, con su esposa, sus hijos y sus familiares. Bien es cierto que este servicio a la Iglesia resta tiempo a la familia. Así que la esposa tiene que estar en disposición de aceptarlo y apoyarlo.