Seguimos en el discurso misionero de Jesús, hoy recuerda algunas consideraciones de la tarea y del envío que les ha propuesto.

Miedos

Jesús descubre en sus discípulos miedos y temores ante la misión y la evangelización. Por ello la finalidad es alentar, ilusionar, animar quitando miedos y temores. Jesús pretende que no haya situaciones que paralicen la tarea evangelizadora e intuye que los miedos son una de ellas. Miedos a perder la vida, miedos a perder el crédito y la fama, miedos a perder nuestra libertad y nuestro tiempo y tantos otros siguen presentes en nosotros a la hora de no aceptar la tarea encargada. Jesús nos empuja a superar todos esos miedos de tipo humano a la vez que nos recuerda que el auténtico temor es a Dios. El santo temor o respeto a Dios nos empuja a vivir con entusiasmo nuestro compromiso creyente. Desde la fuerza que da el amar a Dios superamos las barreras de nuestros miedos terrenales.

A pleno día y desde la terraza

No se conforma el Señor con que superemos los miedos. Su propuesta es más generosa. No solo no temáis, sed valientes y decididos de modo que proclaméis el evangelio a pleno día y desde la terraza. Con orgullo, con decisión, con valentía se debe evangelizar. Es la tarea fundamental y por lo tanto debe ser escenificada de la manera más espléndida y grandiosas. Cuantas veces nos encerramos en nuestros miedos, en nuestras “sacristías” para vivir el evangelio, para anunciar el Reino y sentimos temor de hacerlo en la plaza pública de nuestra sociedad. No es cuestión de vanidad, es la exigencia del mensaje que debe ser expuesto con claridad, con valentía y que llegue a todos los oídos.

De parte de Dios

El que anuncia a Dios tomar parte por Él. No permite medias tintas. Supone una decisión fuerte de fidelidad, de dar la cara y estar de su parte. La misión no garantiza el éxito. Ante la posibilidad del rechazo y del fracaso no abandonamos. Seguimos fieles a quien nos ha enviado. No nos avergoncemos de ser cristianos. No nos de vergüenza que sepan nuestra condición de seguidores de Jesús. Cuantas veces el auténtico miedo no viene de fuera sino está en nosotros mismos. No es tanto que temamos que el mundo nos persiga y que los demás nos critiquen o señalen, sino que nos avergoncemos de confesar a Dios. Esta es nuestra debilidad que nos hace pasar desapercibidos. Cuanta nos cuesta aparecer y mostrarnos cristianos, sigue ahí presente el miedo.

Pidamos que no nos haya quedado solo miedo después del Covid´19, que ha relajado nuestra práctica creyente, que ha diluido nuestro compromiso cristiano. Superemos nuestros miedos humanos, pongámonos de parte de Dios y anunciemos su evangelio a pleno día.

Comentario al Evangelio del 25 de junio de 2023, por José María de Valles, delegado diocesano de Liturgia. Emitido en “Iglesia Noticia” de la Diócesis de Palencia.