En la tarde de ayer se vivió un acontecimiento gozoso en el Santuario de Nuestra Señora de Alconada con la entrada en el “Orden de las Vírgenes” de Rosario y Mónica. Un momento gozoso para Alconada, para toda la Unidad Pastoral de Ampudia y para la Diócesis de Palencia. Con la Eucaristía, presidida por nuestro Obispo D. Manuel, comienzan una nueva etapa en la que seguirán cuidando del Santuario, acogiendo a los peregrinos y colaborando en las necesidades pastorales de la Diócesis.
¿Qué es el Ordo Virginum?
La esencia del Orden de las Vírgenes Consagradas, es ser imagen de la Iglesia Esposa de Cristo (ESI, 1) Son mujeres enamoradas de Cristo que respondiendo a su llamada han consagrado su vida a ser su “esposa”. Las llama para estar con Él, las escogió, las consagró, ¡Levántate, amada mía, preciosa mía, ven! (Cant 2, 10) Un carisma dado por Dios que expresa la pertenencia absoluta y oblativa a Él. “Ya no son dos sino una sola carne”, profesan el consejo evangélico de la castidad.
Es la forma de vida consagrada de los primeros siglos de la era cristiana. Había muchas mujeres que seguían a Jesús y que lo siguen junto a los apóstoles y a los primeros evangelizadores.
La Iglesia le puso el nombre de ORDO VIRGINUM y lo definió como “Ordo”, que significa una categoría específica y “Vírginum”, porque es integrado por mujeres que profesan la castidad y viven en las realidades del mundo, sin ser del mundo. Cada una es autónoma y vive de su trabajo.
Es una vida consagrada única que “formulando el propósito santo de seguir más de cerca a Cristo, son consagradas a Dios por el Obispo diocesano según el rito litúrgico aprobado, celebran desposorios místicos con Jesucristo, Hijo de Dios, y se entregan al servicio de la Iglesia”, la define el Derecho Canónico (nº604,1).
Cristo las ha llamado y ha enviado a ser una riqueza en la vida de la Iglesia diocesana. Su vocación tiene arraigo en la diócesis. La consagrada vive las realidades del Reino y desde aquí está llamada a un servicio tanto en la Iglesia como en el mundo con los talentos y formación que cada una tiene. Con su testimonio colabora para que se realice la recapitulación de todas las cosas en Cristo. Pertenecemos a una Diócesis y su único superior es el Obispo del lugar.
Por lo cual pueden estar presente en cualquier área de evangelización y trabajo civil o eclesial.
La consagrada puede vivir sola, con su familia o pueden asociarse para apoyarse entre sí.
Su vida en comunión es en la unidad del Cuerpo Místico de Cristo. Unidas con María, Esposa del Espíritu Santo, a quien veneramos con el bendito nombre de Alconada.