Cinco personas de nuestra Diócesis, de la mano de la Delegación de Apostolado Seglar, ha participado a lo largo del fin de semana el Encuentro de Laicos sobre el Primer anuncio con el lema «Pueblo de Dios unido en la Misión» organizado por la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida.
Este evento ha reunido, del 16 al 18 de febrero, en la Fundación Pablo VI, en Madrid, a representantes de las diócesis españolas, de la vida consagrada y de los distintos movimientos y asociaciones de laicos. En total, más de 700 participantes. Junto a ellos, cerca de cuarenta obispos.
¿Por qué este Encuentro de Laicos sobre el Primer anuncio?
Este Encuentro forma parte de un proyecto global que ha puesto en marcha la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida para dar continuidad al Congreso de laicos “Pueblo de Dios en Salida” (febrero 2020) y recoger, a la vez, las aportaciones del proceso sinodal en España.
En el Congreso se propusieron cuatro líneas de acción: primer anuncio, acompañamiento, formación y presencia en la vida pública. A cada tema se le dedicarán de manera consecutiva dos años de trabajo en las diócesis que concluirán con un Encuentro final. Del 16 al 18 de febrero ha culminado el proceso del primer tema, centrado en el Primer anuncio.
«Id por todo el mundo y predicad el evangelio»
Tanto en el Congreso de Laicos como en el proceso sinodal se pone el foco en la importancia del Primer anuncio que tiene su premisa en la exhortación apostólica del papa Francisco Evangelii gaudium (120): “… La nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada uno de los bautizados” .
Sobre cómo llevar a cabo hoy, especialmente los laicos, el mandato de Jesús: «Id por todo el mundo y predicad el evangelio» se ha trabajado en las diócesis, en grupos de vida consagrada y en las distintas asociaciones y movimientos durante el curso 2022-2023. Con sus aportaciones, se elaboró un documento-síntesis que ha servido como base para el segundo año.
Así, se ha llegado a estos tres días de encuentro con los objetivos de:
• subrayar la comunión de las distintas vocaciones del Pueblo de Dios;
• insistir en la vocación bautismal, que nos hace evangelizadores;
• tomar conciencia de que todos los ámbitos sociales son espacios privilegiados para el anuncio del Evangelio.
• y concretar e impulsar procesos y proyectos para los próximos años que ayuden en la tarea del Primer anuncio y faciliten, a través de la formación y mediante caminos de discernimiento comunitario, la creación de espacios de acogida, escucha, diálogo y acompañamiento en los distintos ámbitos, así como la construcción de estructuras que favorezcan la evangelización.
Viernes 16 de febrero, acto inaugural
Más de 700 voces llenaron el auditorio de la Fundación Pablo VI coreando juntas «Id por todo el mundo y predicad el evangelio«. Así comenzó el viernes, en torno a las 18.30 horas, este evento, que se inauguraba justo cuando se cumplen 4 años de la clausura del Congreso de laicos “Pueblo de Dios en Salida”.
Como explicó Dolores García Pi, del Consejo Asesor de Laicos, en la presentación del Encuentro, el viernes se dedicó “a el camino recorrido en estos 4 años, a identificar el momento en el que ahora estamos, descubriendo los retos que tenemos por delante y las oportunidades que nos ofrece el Primer Anuncio, en las que hemos profundizado durante este bienio”.
Dolores García Pi, miembro del Consejo Asesor de Laicos, subió al escenario para el saludo de bienvenida. Después intervenieron el nuncio apostólico en España, Mons. Bernardito C. Auza, y el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), cardenal Juan José Omella.
El resto de la tarde se vivió entre la palabra, la imagen, la música, la oración y el silencio. Como explicó Dolores Pi, no se quiso comenzar con una ponencia inicial, sino con una presentación orante, para «vivir la alegría del Encuentro», que dirigieron Antonio J. Martínez y Diana Moya, también miembros del Consejo de Laicos.
Durante toda la tarde estuvo presente, en imágenes y en palabra, el Congreso de Laicos. En ese recuerdo, se vivió un momento especialmente emotivo cuando también se hizo presente, en el vídeo de presentación, Mons. Antoni Vadell, que, junto con la periodista Ana Medina, presentó las conclusiones del Congreso y que falleció dos años después.
Cerca de las 21.00 horas se cerró esta primera sesión del Encuentro. También con todas las voces unidas para cantar «Santa María del camino», por este recorrido de tres días que ya se había iniciado.
Intervención de Dolores García Pi (texto íntegro)
Dolores García Pi fue la encargada de dar la bienvenida a los participantes en nombre de todas las personas que han trabajado para que este Encuentro sea posible. Un Encuentro, recordó, que es herencia del Congreso de Laicos “Pueblo de Dios en salida” y que demuestra que esa experiencia “sigue viva y late en nuestras comunidades, parroquias, diócesis…” .
También subrayó que “en aquellos días sentimos la presencia del Espíritu que renueva, impulsa, nos lleva al encuentro con Jesús y con los hermanos, provoca conversión y ganas de “salir” por las calles a compartir…” y ahora llega la reflexión entre todos sobre el Primer Anuncio, que quiere ser “una memoria agradecida por los muchos dones recibidos”.
Así, explicó que “dedicaremos esta tarde a el camino recorrido en estos 4 años, a identificar el momento en el que ahora estamos, descubriendo los retos que tenemos por delante y las oportunidades que nos ofrece el Primer Anuncio, en las que hemos profundizado durante este bienio”.
Dolores García Pi terminó su intervención con una invitación “a mantener la misma actitud de apertura y escucha”. Y con una petición: “que os sintáis protagonistas del día, en primera persona, con nuestra participación y teniendo muy presente la realidad eclesial (diócesis, asociación-movimiento, vida consagrada) que nos ha enviado aquí (¿en qué medida lo que estamos / vamos a vivir mañana puede ser de luz para mi realidad eclesial? ¿hacia dónde nos puede impulsar el Espíritu Santo para seguir caminando?). Que estas preguntas resuenen en nuestro interior”.
Antes de darles paso, Dolores García Pi agradeció la presencia del Nuncio y del Presidente de la CEE, que “nos animan y nos guían”.
Intervención del Nuncio (texto íntegro)
Después, el Nuncio en España trajo el saludo del papa Francisco «con particular afecto a todos cuantos participan en este Encuentro».
Mons. Bernardito C. Auza alabó «la iniciativa de este Encuentro para contagiarse y llevar el Evangelio a todas partes. Es signo del amor que tenéis a Jesucristo y el compromiso de su Vida en vuestras propias vidas. Él os mueve a anunciarle».
«Hago votos por vuestro trabajo -continuó- en este fin de semana con el objetivo de detectar y buscar las pautas que hacen de vuestra actividad una acción eficaz con la confianza puesta en el Señor». En este marco concreto, «en el devenir del proceso de la “secularización” se ha llegado, como bien sabéis, a una “sociedad líquida”. El hombre “liquido” es, ante todo, una actitud que sumerge al individuo, llevado y traído por un continuo movimiento de cambio y desarraigo, evadiendo todo compromiso, también sustrayéndose de un amor permanente, y buscando la última sensación o experiencia, que va agrandando una situación fluctuante». En este nuevo ámbito es «el que debe hacerse el anuncio evangélico, conscientes de que la riqueza y los valores permanentes del Evangelio no pueden reducirse a las tendencias de la razón o de la fuerza en la lucha por la vida humana, sino a su principio y a su fin último: Cristo Jesús. El “primer anuncio” refiere cada vida hacia el Anunciado, hacia la persona de Cristo»
Además, animó a difundir este Mensaje como «una tarea común, “sinodal” podemos decir. Todos juntos estamos llamados a dar testimonio de nuestra fe. Este deber es dado en cumplimento a todo el “Pueblo de Dios unido en la Misión”, título que dais a este Encuentro que ahora se inaugura».
Por último, «un vivo consejo a todos: no nos dejemos nunca desanimar por la conducta de quienes, desgraciadamente viven como si Dios no existiera. Recordemos las palabras de San Pablo: “No nos cansemos de hacer el bien, que a su tiempo cosecharemos” (Gal 6,9). Muchas veces será precisamente nuestra perseverancia en el seguimiento del Cristo Resucitado, en un ambiente adverso, unida a la gracia de Dios, lo que tocará el corazón de nuestros hermanos y les hará reencontrar el camino del bien, de forma que, como aspira el presente Encuentro todo lo que se haga tenga un momento central en el que Jesús esté presente”.
Intervención del presidente de la CEE
El cardenal Omella, dejó a un lado el texto oficial, para hablar «con el corazón» y animar a los laicos a la apasionante tarea de predicar el Evangelio, pues «es el encargo -dijo- que nos hicieron el día del Bautismo«.
Entre anécdotas e historias, subrayó, por ejemplo, que «el Primer Anuncio no es dar una lección, sino sacudir el corazón» y que «se puede evangelizar desde cualquier lugar«.
También reivindicó a la Iglesia que, a pesar de la «arrugas del pecado», sigue custodiando el gran tesoro del Evangelio.
El texto íntegro, que el cardenal Omella invitó a «leer con tranquilidad» se puede descargar aquí.
Sábado 17 de febrero, cuatro paradas
El sábado se cambió el verbo reconocer por interpretar. En el viaje que se emprendió tras el Congreso de Laicos, hoy ha sido el día de parar, contemplar, disfrutar y aprender. El programa del sábado se ha pensado en clave de “paradas en el camino” para «dar sentido a lo que estamos haciendo, redescubrir la meta a la que queremos llegar, focalizarnos en el mejor modo de hacerlo, en función de las circunstancias de cada momento», ha explicado García Pi.
A las 9.00 dio comienzo la Eucaristía presidida por el presidente de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida, Mons. Carlos M. Escribano Subías. El también arzobispo de Zaragoza, señaló que Ilusión y esperanza nos llevan a evangelizar en comunión y creatividad. Y recordó que el Papa, nos invita a evangelizar «a los cercanos, a los alejados y a los indiferentes».
Está Jornada «es para buscar caminos insospechados, intentar proponer melodías con acordes no interpretados». Nos reunimos «para descubrir nuevos caminos«. También ha señalado que el reto «es poner el primer anuncio en el corazón de la Iglesia con Jesús en el centro».
Mons. Escribano dio las gracias «a vosotros los laicos» por «venir con ilusión y esperanza», «por compartir, por enseñar y por aprender» y «por querer trabajar en comunión y en unión».
Después de la Eucaristía, los participantes en este Encuentro se dividieron por grupos para hacer un recorrido en cuatro tiempos, denominados «paradas«: sobre vida cotidiana, comunidad, acompañamiento y procesos formativos.
Al final de la tarde se volvieron a reunir para finalizar esta segunda jornada, en torno a las 20.30 horas, rezando juntos.
Primera Parada: Primer anuncio en la vida cotidiana: el trabajo, la familia, las relaciones sociales, la educación, en contexto de alejados. Es una llamada a estar presentes en la vida pública
Tres partes:
• Ponencia a cargo del vicario general de Jaén, Juan Ignacio Damas, a cerca de la relevancia del Espíritu en el proceso y los cuatro aspectos necesarios para el Primer Anuncio en la vida cotidiana: presencia, testimonio, diálogo y anuncio explícito.
• Presentaron dos experiencias cortas de Primer Anuncio en realidades diferentes que se dan en la vida cotidiana, sobre las que tendremos un breve espacio para compartir los aspectos de Primer Anuncio que se observen o estén ausentes en dichas experiencias.
• Trabajo en grupos: cómo evangelizar de «tú a tu» en el día a día.
Segunda Parada: Primer anuncio y comunidad eclesial: vivencias comunitarias en la parroquia, los equipos de evangelización, los métodos e instrumentos.
Mesa Redonda con la participación de:
• Miguel Ángel Cerezo Saura, Vicario de Evangelización de Alicante
• Clara Arza, responsable de la Delegación diocesana de Anuncio y Catequesis de Bilbao (procesos de conversión pastoral que incluyen el Primer Anuncio a nivel diocesano)
• Cristian Camus Soto, proyecto parroquias evangelizadoras (procesos de conversión pastoral que incluyen el Primer Anuncio a nivel parroquial)
• Javier Ramos Guardiola, Acción Católica General – Cuatro40 (procesos de conversión pastoral que incluyen el Primer Anuncio a nivel asociación/movimiento)
Durante este tiempo de trabajo el dibujante, Francisco Javier Velasco (Fano), fue realizando una síntesis a través de sus dibujos, que iba realizando simultáneamente con el desarrollo de la misma.
Tercera Parada: El acompañamiento tras el primer anuncio: reflexión a cerca de ese acompañamiento hasta la inserción en la comunidad cristiana, los procesos de fe y las experiencias de conversión.
Se desarrolló en tres momentos:
• Presentación teatral de los contenidos de la parada.
• Experiencias de acompañados y acompañantes que ponen historia a las representaciones. Participan: Ángel Tello; Juan Carlos Gutiérrez y Eduardo Peys.
• Diálogo entre los participantes.
Cuarta parada: Procesos formativos en el Primer anuncio: el lenguaje, qué y cómo transmitir, despertar evangelizadores y parroquias evangelizadoras.
También dividida en tres partes:
• Dinámica de experiencias
• Talleres sobre diversos contextos, ambientes o lenguajes: “Primer Anuncio y Diálogo con la increencia” (Dr. Josep Otón Catalán, Profesor Instituto Superior Ciencias Religiosas Barcelona); “Marketing Religioso y nuevos lenguajes en el Primer Anuncio” (Carlos Luna Calvo, Investigador, consultor y divulgador de Marketing religioso); “Primer Anuncio en el Continente Digital” (P. Damián Montes, sacerdote, misionero redentorista e influencer); “Primer Anuncio en la Familia” (Aurora Abeledo y Miguel Ángel Martínez); “Primer Anuncio y Catequesis” (Hna. María Granados, Secretariado de Catequesis de la CEE); “Primer Anuncio en el duelo: acompañar experiencias de dolor” (Roberto Pérez, Promotor pastoral en los Religiosos Camilos); “Claves de la formación en Primer Anuncio: Elementos a tener en cuenta en una experiencia de Primer Anuncio” (Javier García Rodríguez, Delegado de Primer Anuncio de la Archidiócesis de Santiago y miembro del área de Primer Anuncio de la CEE y Yolanda Muñoz, Cursillos de Cristiandad); “Primer Anuncio y Jóvenes” (Fran Ramírez Mora y Noemí Pinto, Propuesta de la Subcomisión Episcopal Juventud e Infancia de la CEE)
• Intercambio y diálogo a partir de estas propuestas.
Domingo 18 de febrero, ponencia final y clausura
Ponencia final: texto íntegro y resumen
Desde las 9.00 horas del domingo, las butacas del auditorio de la Fundación se fueron ocupando para a las 9.30 horas, con una oración, comenzar la sesión final. Una espera, amenizada con los cánticos que durante estos tres días han mostrado la alegría y el ambiente festivo de este Encuentro.
Dolores García Pi volvió a subir al escenario para situar esta tercera jornada de trabajo. “Hoy -anunció- viviremos momentos muy importantes”. El Señor “ayer nos sorprendió” y hoy “queremos compartirlo”.
Los encargados de compartirlo fueron Eva Fernández y Jorge Botana, también miembros del Consejo Asesor de Laicos, y Jesús Úbeda, director del área del Primer anuncio de la CEE. Los tres dieron voz «a una ponencia redactada en equipo, a muchas manos. En realidad, tantas manos como personas están participando en este proceso«.
Pero como había anunciado Dolores García Pi, no faltaron ni momentos importantes ni emotivos. En medio de la presentación, se invitó a compartir el escenario a las cuatro personas que en la sala tenían un sobre, que les habían entregado antes, pero sin saber que contenía. Los elegidos para portar los sobres, representaron a los laicos, vida consagrada, sacerdotes y obispos.
Cada sobre, como después se descubrió, tenía una parte de un óleo de Gloria Loizaga con la imagen de la Virgen, que, como madre, «nos acompaña» y es «modelo de evangelización» en «nuestra misión del Primer anuncio». Por eso, se ha quedado presidiendo el resto de la presentación y la Eucaristía.
Resumen de la Ponencia final: “Pueblo de Dios unido en la misión”
El Encuentro de Primer Anuncio, celebrado del 16 al 18 de febrero y organizado por la Comisión para los Laicos, Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Española, ha supuesto escribir una página más del camino que iniciamos con el Congreso de Pueblo de Dios en Salida hace ya cuatro años, en febrero de 2020.
A lo largo de los dos últimos años, con el impulso del Consejo Asesor de Laicos de la CEE y en colaboración con el Área de Primer Anuncio de la Comisión para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado, hemos ido formándonos sobre el Primer Anuncio y discerniendo qué llamadas nos está haciendo el Espíritu Santo para realizar una verdadera conversión pastoral que ponga al primer anuncio en el centro de nuestra acción evangelizadora.
No todo es primer anuncio; con esta expresión nos referimos al acto fundamental, consecuencia de nuestro bautismo, que tiene por objeto proclamar el kerigma (lo esencial de nuestra fe) con la finalidad de hacer posible un encuentro vivo con Jesucristo en aquellos que no lo conocen. Pero, junto con ello, hemos redescubierto que el primer anuncio no es una tarea, no es una obligación, no es una acción. A través del primer anuncio vamos a un encuentro con alguien que nos espera; alguien con minúscula y Alguien con mayúscula. El primer anuncio no es sólo para el otro, es también para nosotros mismos. Es el lugar concreto donde Cristo quiere construir mi vida, donde quiere hacerme suyo. Si nos saltamos eso, nos saltamos a Cristo. En definitiva, en el primer anuncio nos jugamos nuestra santidad personal, la llamada personal que nos hace Cristo desde las personas con las que compartimos vida, trabajo, compromiso, familia, barrio…
Este anuncio de Jesús muerto y resucitado solo será creíble en la medida en que nuestras comunidades salgan a las periferias existenciales y materiales al encuentro de nuestro hermano que sufre. La presencia de Cristo y de la fraternidad de los cristianos será así buena noticia transformadora y signo de esperanza.
Todo este proceso, iniciado en el Congreso de Laicos, lo hemos realizado con dos claves transversales: sinodalidad y discernimiento. Con ilusión hemos realizado juntos este camino para descubrir a qué nos está llamando Dios, que nos invita a salir al encuentro del hermano sin esperar a que venga a nosotros.
Para realizar esta conversión pastoral a que nos lleva el primer anuncio no hay recetas ni fórmulas clave, pero sí contamos con muchas experiencias de Iglesia que podemos compartir entre las distintas comunidades y que nos pueden ayudar en el camino.
Ciertamente, la condición primordial para poder anunciar a Jesucristo es, en primer lugar, tener experiencia de Él, habernos encontrado con el Señor, habernos dejado mirar a los ojos y sentir su amor incondicional. Y es que solo se puede compartir lo que se vive.
Otra de las claves fundamentales que hemos descubierto es que el anuncio ha de ser personal, con obras y palabras, pero siempre desde la cercanía, la amistada y el testimonio de vida en lo cotidiano.
Si el viernes dábamos gracias por el camino recorrido en estos años, la jornada del sábado se ha organizado en cuatro paradas en el camino por las que han ido pasado todos los participantes.
Como nos recordaba la primera parada del encuentro (Primer Anuncio y vida cotidiana), el Primer Anuncio empieza en nuestra vida cotidiana, familia, compañeros de trabajo, vecinos… Nuestro encuentro gozoso con el Señor nos abre al otro, al hermano. Nos invita a hacernos presentes de manera significativa para que se produzca el descubrimiento de Jesús de Nazaret, también desde nuestra vulnerabilidad, que permitirá un encuentro de corazón a corazón, que evite los peligros de la impaciencia, el proselitismo, la búsqueda de protagonismos o los prejuicios que impiden un verdadero anuncio.
Además, en ese encuentro con el otro, volvemos a descubrir a Cristo que también nos espera para volvernos a mostrar su amor salvador por nosotros.
En la segunda parada (Primer Anuncio y comunidad) hemos constatado el anuncio parte de una comunidad, no es algo que hacemos solos, y que debe conducir a que la persona que lo ha recibido se pueda incorporar a una comunidad, donde hará su proceso de iniciación discipulado. Esta incorporación a la comunidad no se puede hacer sin un primer acompañamiento o acompañamiento inicial, como nos recordaba la tercera parada (El acompañamiento tras el Primer Anuncio).
Y en todo el proceso es fundamental la escucha, imprescindible en todo diálogo, que no se puede dar sin la apertura al otro. Además necesitamos alegría, acogida, esperanza, valentía (parresía) gratuidad o humildad.
En la cuarta parada (Primer Anuncio y formación) hemos tomado conciencia de la necesidad de formación que nos capacite para ese anuncio. Necesitamos nuevos lenguajes, nuevos métodos, hacernos presentes en el continente digital o en el mundo de la increencia, cambiar nuestra mentalidad en la catequesis para que sea verdaderamente kerigmática, saber acompañar en los momentos de duelo de nuestros hermanos, a los matrimonios en sus caminos… Y, por supuesto, sin olvidarnos de los jóvenes que son un verdadero reto para el anuncio al mismo tiempo que unos de sus mejores agentes.
El Encuentro de este fin de semana ha sido una verdadera experiencia gozosa de comunión que nos devuelve a nuestras comunidades para que discernamos sinodalmente cómo responder a la llamada del Espíritu a anunciar a Cristo. Ahora nos toca contagiar a nuestras comunidades y compartir con ellos lo vivido, ver cómo ponemos en práctica esta conversión pastoral, qué estructuras y acciones nos van permitir ayudar a nuestros hermanos a este encuentro personal y transformador con el Señor.
Eucaristía de clausura presidida por el cardenal José Cobo (texto íntegro de la homilía)
Algo después de las 11.30 horas dió comienzo la Eucaristía de clausura, presidida por el arzobispo de Madrid, cardenal José Cobo, que comenzó su homilía dando gracias a “Dios por cuanto ha sucedido y por cuanto se ha sembrado en la Iglesia durante este fin de semana” donde “hemos dado el primer paso alrededor del primer itinerario que nos propusimos” en el Congreso de Laicos.
En el contexto de la Cuaresma, el arzobispo de Madrid destacó que la escucha de la Palabra de Dios es condición indispensable para cualquier discernimiento en el Espíritu. Y cuando lo hacemos “vemos que es este Espíritu Santo quien sigue empujando y, como hace con Jesús, sigue combatiendo con todo lo que es enemigo del ser humano. Porque el demonio sigue presente, y se empeña en frenar la acción del evangelio dividiendo, engañando y separando el corazón de la humanidad o de la misma la comunidad”. Pero “no tenemos miedo: Jesús vence y nos da fuerza para entrar en la armonía que Dios ofrece. No caben ambigüedades. Hoy caminamos con la confianza que con Él, que ha vencido y recompuesto todo, podremos vencer cualquier tentación”.
Por eso, invitó a ir con Jesús al desierto de forma nueva, como “se ha querido hacer este fin de semana”, para «ser expertos en señalar donde quedan los desiertos de nuestro mundo y para conocer de primera mano la sed de la humanidad concreta en la que vivimos”.
El desierto “es la puerta del primer anuncio”. Y detalló, “se trata de aprender a ir a cada persona en su hondura, en su sed. Ir a escuchar los latidos más profundos del otro, su necesidad más dolorida. Ir para preocuparnos por ella y sentir que necesita a Cristo que es el único que da sentido a la vida. No es ir a nuestras estructuras ni llenar nuestras iglesias, sino que la dirección primera es el otro, su sed, su necesidad”.
Pero, puntualizó, “no vale ir solitariamente” porque “somos pueblo de Dios” configurados “por el agua del bautismo que es la que nos amasa juntos y nos convoca a encauzarla para regar con su frescura los desiertos del mundo”.
La llamada “es ir como bautizados a los desiertos del mundo”. Pero advirtió, “en la sequedad de cada desierto se esconde la tentación. También el primer anuncio las tiene. Hay grandes tentaciones de la misión hoy, que piden ser afrontadas en clave de discernimiento y de amor al mundo”.
En este sentido destacó tres tentaciones especialmente presentes. La primera, la confrontación “tanto interna como externa”, que el espíritu “nos empuja a afrontarla con la frescura del dialogo”, ese “arte de aprender a ir a lo esencial: “acercarse, expresarse, escucharse, mirarse, conocerse, tratar de comprenderse, y buscar puntos de contacto”.
Contra la confrontación externa, con el mundo de hoy, con sus culturas y sus espacios, también propone la medicina del diálogo “amable” que “puede ofrecer el evangelio a nuestro mundo”. Porque “nosotros somos sus testigos de misericordia y esperanza, no de oscuridad y condena”. Y esto supone, “habitar y amar la realidad como un don que Dios abraza” y “exponerse, salir del mundo de las convicciones y prejuicios propios para abrirse y entender como Dios nos habla hoy, en este mundo, en este tiempo, en este momento”.
La segunda tentación es la del éxito inmediato, suplantando “el ritmo que pone el Espíritu Santo” y con “la impaciencia por recoger los frutos de la siembra del Evangelio”. El Señor nos pide, ha recordado, “que preparemos el terreno de la siembra (la pre-evangelización), que sembremos su palabra (primer anuncio) y acompañemos su crecimiento (la iniciación cristiana), pero no que precipitemos el final del proceso, porque no somos nosotros quienes lo dirigimos”.
En el contexto del primer anuncio, advertió, puede aparecer “cuando damos excesiva prioridad a la dimensión emocional, cuando descuidamos el acompañamiento personal, o cuando nos encerramos en métodos, grupos o experiencias y olvidamos la dimensión eclesial o la misma misión”.
La tercera tentación es el descarte. “Al ser enviados a la misión, ha explicado – el Espíritu nos señala samaritanamente a muchas personas rechazadas y escondidas por nuestra sociedad”. Sin embargo, ha lamentado, “a veces nos olvidamos de muchos de ellos en nuestras planificaciones, en nuestros diseños evangelizadores o misioneros, quizá porque son más lentos o complejos. No podemos hacer una evangelización de primera y otra de segunda”.
En la misión evangelizadora “no podemos excluir a nadie”: ni a los lejanos, ni a los alejados, “ni a muchos otros, que, con una fe débil, necesitan volver a acoger la Buena Noticia de Jesucristo”.
El cardenal Cobo recordó el mensaje del Papa en el Congreso de Laicos: “No tengan miedo (…) de tocar las heridas de nuestra gente… que es la Iglesia de Dios, que se arremanga para salir al encuentro del otro, sin juzgarlo, sin condenarlo, sino tendiéndole la mano, para sostenerlo, animarlo, o simplemente, para acompañarlo en su vida”.
Hoy “se nos abren providenciales oportunidades para la misión evangelizadora”. Se abren “nuevos brotes que nos piden creer en el evangelio.” “Creer”, ha puntualizado, que significa aprender a ver y confesar testimonialmente a Dios en esta realidad”.
“Está cerca el reino de Dios” afirmó, “porque, aunque vivimos en un mundo en crisis, en medio de tantas equivocaciones, hemos visto aquí a comunidades que buscan caminos de creatividad y fraternidad, en una constante lucha con las trasnochadas ideologías de antaño”. Porque “detectamos en cada desierto búsquedas de espiritualidad, sed, de deseo del Dios verdadero”. Porque «esta es la Iglesia que es congreso, sínodo, esperanza y gente buena que se pone en marcha hacia las personas en su latido más profundo. Eso es signo del Espíritu”. Y “está cerca el reino de Dios en cada uno de vosotros, y en cada una de vuestras comunidades eclesiales: vosotros sois la primordial oportunidad de la misión de la Iglesia desde vuestra vocación laical”.
Gesto de envío: “tú eres la sal de la tierra” (texto íntegro)
Antes de la bendición final, el director del secretariado de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida, Luis Manuel Romero, fue el encargado de hacer el “gesto sencillo de envío”.
Cada uno de los participantes recibió una bolsita con sal que “no sólo será un recuerdo bonito de este Encuentro, sino principalmente una invitación, una llamada que Jesús nos hace a ti y a mí, de un modo personal: “tú eres la sal de la tierra”, detalló Luis Manuel Romero.
Además de este gesto, fue el momento para dar las gracias, porque “el agradecimiento es la memoria del corazón”. Por eso, “mi acción de gracias es desde el corazón, donde llevo grabado vuestros nombres y vuestros rostros, de todas y cada una de las personas que habéis hecho posible la celebración de este Encuentro, aunque no os mencione personalmente en este espacio”.
Tuvo un recuerdo agradecido para toda “la familia” que forma la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida. Para los miembros del Consejo Asesor de Laicos, “uno de los frutos más valorados del Congreso de Laicos” con el que “hemos conseguido mantener la llama viva del Congreso y darle continuidad a lo que allí se estuvo sembrando”. Para los que han formado parte de las Comisiones de Contenido, Logística, Difusión y Liturgia que “para mi sois un testimonio admirable de lo que significa vivir la vocación laical”. Y para las delegaciones de Apostolado Seglar, movimientos y asociaciones laicales “por creer desde el principio en este proyecto común para dinamizar el laicado en España”.
Luis Manuel Romero recordó que “este proceso no ha terminado, la página en blanco que comenzamos a escribir en febrero de 2020 aún le falta mucho espacio, hay mucha tinta que gastar”. Por eso, “os pido seguir contando con vuestra colaboración y servicio para que nuestro laicado continúe creciendo en Primer Anuncio, Acompañamiento, Formación y Presencia en la Vida Pública, desde las claves de la sinodalidad y el discernimiento”
Antes de finalizar este gesto de envío invitó a los participantes en este Encuentro a compartir “lo escuchado, compartido y experimentado estos días” para que “cale en el corazón de otras personas”. Y animó “a que ese fuego de Cristo que hay en nuestro corazón prenda nuestras realidades eclesiales y nuestros ambientes… que salgamos de aquí con esa urgencia paulina: ¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!”
“Sigamos sembrando la semilla del Evangelio no para hoy, ni para mañana, sino para la eternidad. ¡Ánimo y adelante!”.
Igual que comenzó este Encuentro, Dolores García Pi, fue la portavoz de la organización para cerrarlo y desear a todos los participantes un buen viaje de regreso a sus diócesis.
Este Encuentro, señaló, «no llega a su fin» porque «hemos tomado la decisión de tomar un camino» con «la fuerza que nos da Jesús para seguir adelante». Y recordando las palabras de Mons. Escribano en la Eucaristía del sábado, precisó: «inventando los acordes aún no inventados».