Seguimos leyendo a san Juan que hoy nos propone un texto que tiene como trasfondo un acontecimiento que vivió el pueblo de Israel en el desierto en su caminar hacia la tierra prometida donde Moisés pidió a los mordidos de serpiente que miraran la serpiente de bronce en la cruz para curarse.
Nicodemo
La conversación entre Jesús y un jefe de los judíos llamado Nicodemo enmarca el relato del evangelio de este domingo. Nicodemo es un personaje singular. Conocemos de él que se encontró con Jesús de noche, tal vez para no ser señalado y perder su prestigio ante los demás. También sabemos que formaba parte del Sanedrín y defendió a Jesús frente a los fariseos y, finalmente sabemos que estuvo bajando su cuerpo de la cruz. Cercano a Jesús, pero a la vez conservando una cierta distancia, nadando y guardando la ropa, Nicodemo sigue siendo un personaje actual que identifica una forma de ser cristiano de una forma discreta, sin llamar la atención y queriendo pasar desapercibido, pero con el corazón cerca del Señor. No necesariamente debemos marcar lo negativo sino resaltar lo positivo de ese comportamiento del seguidor de Jesús que representa Nicodemo. Evidentemente se nos invita siempre a ser muy seguidores de Cristo con transparencia y decisión, pero Jesús admite este comportamiento más callado y sin visibilidad de Nicodemo. Es su decisión de seguir al maestro y de ser discípulo aun en la clandestinidad lo que sigue siendo valioso a los ojos de Dios.
Diálogo
Como una conversación entre Jesús y Nicodemo se nos presenta hoy la palabra de Dios. Un diálogo en el que Jesús le ofrece una catequesis invitándole a creer y ser un hombre nuevo. Tal vez podemos imaginar que Nicodemo le había preguntado a Jesús qué debía hacer para ser su discípulo. Y a esa pregunta Jesús le recuerda el texto del Libro de los Números donde Moisés elevó la serpiente para salvar a todos. Y en ese simbolismo se recoge el amor de Dios al mundo capaz de entregar a su hijo único para que nadie perezca. En la invitación a mirar la cruz, Nicodemo entenderá posteriormente la razón para creer y así encontrar la salvación. Y la respuesta de Jesús tiene como centro descubrirle a Nicodemo el centro del mensaje cristiano, revelarle el plan salvífico de Dios en Jesús. Dios es amor hecho entrega en su Hijo para que nadie se pierda. Plan salvador de Dios que se abre para todos los hombres
Acabamos recordando que Dios nos amó de tal forma, que envió a su Hijo único para ganarnos la vida eterna. Estamos invitados a mirar a Jesús, a aprender con él la lección del amor total y a recorrer con él el camino de la entrega. Ese es el camino de la salvación, de la vida plena y definitiva.
José María de Valles. Delegado diocesano de Liturgia