Segunda jornada del Camino de Santiago de nuestros jóvenes… desde Redondela hasta Pontevedra. El lema que les acompaña hoy es “Llamados a estar con Él”.
Los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: «Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco».
Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a solas a un lugar desierto.
(Marcos 6, 30-32)
¿A qué me llama Jesús hoy?
¿Dónde encuentro mi descanso?
¿Para quién eres?
¿Cuál es tu camino soñado por Dios?
• Pero hay una tercera verdad, que es inseparable de la anterior: ¡Él vive! Hay que volver a recordarlo con frecuencia, porque corremos el riesgo de tomar a Jesucristo sólo como un buen ejemplo del pasado, como un recuerdo, como alguien que nos salvó hace dos mil años. Eso no nos serviría de nada, nos dejaría iguales, eso no nos liberaría. (Christus Vivit, 124)
• Si alcanzas a valorar con el corazón la belleza de este anuncio y te dejas encontrar por el Señor; si te dejas amar y salvar por Él; si entras en amistad con Él y empiezas a conversar con Cristo vivo sobre las cosas concretas de tu vida, esa será la gran experiencia, esa será la experiencia fundamental que sostendrá tu vida cristiana. Esa es también la experiencia que podrás comunicar a otros jóvenes. Porque «no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva». (Christus Vivit, 129)
• En estas tres verdades –Dios te ama, Cristo es tu salvador, Él vive– aparece el Padre Dios y aparece Jesús. Donde están el Padre y Jesucristo, también está el Espíritu Santo. Es Él quien está detrás, es Él quien prepara y abre los corazones para que reciban ese anuncio, es Él quien mantiene viva esa experiencia de salvación, es Él quien te ayudará a crecer en esa alegría si lo dejas actuar. El Espíritu Santo llena el corazón de Cristo resucitado y desde allí se derrama en tu vida como un manantial. Y cuando lo recibes, el Espíritu Santo te hace entrar cada vez más en el corazón de Cristo para que te llenes siempre más de su amor, de su luz y de su fuerza. (Christus Vivit, 130)
• Por más que vivas y experimentes no llegarás al fondo de la juventud, no conocerás la verdadera plenitud de ser joven, si no encuentras cada día al gran amigo, si no vives en amistad con Jesús. (Christus Vivit, 150)
• Con el amigo hablamos, compartimos las cosas más secretas. Con Jesús también conversamos. La oración es un desafío y una aventura. ¡Y qué aventura! Permite que lo conozcamos cada vez mejor, entremos en su espesura y crezcamos en una unión siempre más fuerte. La oración nos permite contarle todo lo que nos pasa y quedarnos confiados en sus brazos, y al mismo tiempo nos regala instantes de preciosa intimidad y afecto, donde Jesús derrama en nosotros su propia vida. Rezando «le abrimos la jugada» a Él, le damos lugar «para que Él pueda actuar y pueda entrar y pueda vencer. (Christus Vivit, 155)
“PARA QUIÉN SOY YO” - Hakuna
Lo que todo el mundo ansía
encontrar la felicidad.
Muéstrame, muéstrame, Dios
para lo que está hecho mi corazón.
Y es que es hacer uso pleno de mi libertad,
es un camino a ciegas que se basa en confiar.
Es poner mi calendario en blanco y dejarte rellenarlo
Dios, te pido que me ayudes a realizarlo.
¿Para quién soy yo? ¿Qué hago aquí?
Si supiera los deseos que tienes para mí. ¿Para quién soy?, por mi
nombre me has llamado, Dime, Dios, cuál es tu camino soñado.
Quiero encontrar mi vocación, el molde perfecto de mi corazón.
Estar en Tí, por Tí ser enviado, quiero caminar contigo de la mano.
Donde mi corazón salte, y el tuyo quiera reír.
Señor, tú solo sabes. Lo que de verdad me hace feliz.
Que ser santo es mi deseo, quiero que arda el mundo entero.
Dios, te pido, quiero ser tu mensajero.
¿Para quién soy yo? ¿Qué hago aquí?
Si supiera los deseos que tienes para mí. ¿Para quién soy?, por mi
nombre me has llamado, Dime, Dios, cuál es tu camino soñado.
Confiar en quien me creó a medida.
Quien conoce mis virtudes y mis heridas.
Quien sabe cómo llenar este alma confundida.
Tu mirada le da sentido a mi vida.
¿Para quién soy yo? ¿Qué hago aquí?
Si supiera los deseos que tienes para mí.
¿Para quién soy?, por mi nombre me has llamado.
Dime, Dios, cuál es tu camino soñado.