Llegamos al Cuarto Domingo de esta Cuaresma que la Diócesis nos anima a vivir con el lema “Comunidades en camino. Dando pasos hacia una Iglesia sinodal”. En este domingo se nos anima a aprender a “acoger a todos”.
EVANGELIO
… Se puso en camino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo.
Su hijo le dijo: «Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo».
Pero el padre dijo a sus criados: «Sacad enseguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado».
Lucas 15, 1-3. 11-32
COMENTARIO
Dios nos ofrece su abrazo incondicional, su ternura, su acogida, su compañía, su paz, su absoluta gratuidad: «tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo!» (Lc 15,31). La vida desde Dios es amor, misericordia y gratuidad. La gratuidad de los hijos. Si Él se nos acerca y nos abraza, también la ternura puede habitar en nuestro corazón, porque hay muchos “hijos e hijas” que necesitan un abrazo de misericordia que cure sus heridas del camino.
El Pueblo de Dios, la Iglesia sinodal es una Iglesia abierta a todo el mundo, como los brazos del Padre, capaz de la acogida y la escucha. Una red global y diversa que respira a través de las diferentes culturas y contextos; que reconoce que cada persona, cada lugar tiene algo que aportar; que podemos aprender mucho de los otros, de los diferentes; que genera vínculos en la pluralidad, teje relaciones fraternas, acoge la riqueza de la diversidad y celebra la variedad de nuestra fe. Una Iglesia así, es una Iglesia alegre y en fiesta, donde todos podemos reconocernos como hermanos y hermanas.
DEL DOCUMENTO FINAL DEL SÍNODO. Nº 115
• «Nuestro compromiso, sostenido por el Espíritu, es asegurar que la Iglesia sea percibida como una casa acogedora, un sacramento de encuentro y de salvación, como una escuela de comunión para todos los hijos e hijas de Dios».
• «La pluralidad de religiones y culturas, la variedad de tradiciones espirituales y teológicas, la variedad de los dones del Espíritu y de las tareas de la comunidad, así como la diversidad de edad, sexo y pertenencia social dentro de la Iglesia, son una invitación a que cada uno reconozca y asuma su propia parcialidad, renunciando a la pretensión de ser el centro y abriéndose a acoger otras perspectivas».
ORACIÓN: HIJO PRÓDIGO
Hijo pródigo
Desde lejos, aterido, abrumado,
nostálgico, culpable.
Incapaz de mirarte, avergonzado
por los renglones torcidos de mi historia.
Indeciso. Atrapado tras el muro que yo mismo he levantado.
Curvado sobre mí, cada vez más solo,
más triste, más roto.
“Vuelve a casa”. “Vuelve conmigo”.
“Vuelve pronto”. “Vuelve ahora.”
Tu canción se clava, como flecha en mi entraña.
No hiere. No mata. Es el amor
salvando abismos para salvar personas.
Padre, he pecado contra ti,
ya no merezco llamarme hijo tuyo
“Calla, y abrázame. Hijo mío”.
Desde cerca, reconciliado, todo empieza de nuevo.
(José María R. Olaizola, sj).
PARA VER Y ESCUCHAR
• Vuelve a Casa. Cristóbal Fones
https://www.youtube.com/watch?v=IbJKpgc0TK0
• VOLVER - 4º Domingo de Cuaresma, Ciclo C. Editorial Verbo Divino – EVD
https://www.youtube.com/watch?v=mQTBQ_jEE5U&t=61s
Cada mañana sales al balcón
y oteas el horizonte
por ver si vuelvo.
Cada mañana
bajas saltando las escaleras
y echas a correr por el campo
cuando me adivinas a lo lejos.
Cada mañana
me cortas la palabra,
te abalanzas sobre mí
y me rodeas con un abrazo redondo
el cuerpo entero.
Cada mañana
contratas la banda de músicos
y organizas una fiesta por mí
por el ancho mundo.
Cada mañana me dices al oído
con voz de primavera:
«Hoy puedes empezar de cero».
P. Loidi