Palabra y Vida - Feliz Pascua de Resurrección

Palabra y Vida - Feliz Pascua de Resurrección

Exige el guion que hoy comencemos deseándonos una Feliz Pascua Florida o de Resurrección. En el pregón de la Vigilia Pascual se nos anuncia el poder de esta noche que destruye todo mal, lava nuestras culpas y nos restaura en la inocencia. Convierte las lágrimas en alegría, desecha los odios, nos trae la paz y transforma nuestra vida. Todo ello es fruto de la Resurrección porque ¿de qué nos serviría haber nacido si no hubiéramos sido rescatados? Y sigue diciendo: ¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incomparable ternura y caridad! ¡Para rescatar al esclavo entregaste al Hijo!

Todo esto supone la Pascua para nosotros. Recibimos una nueva vida, la vida de la gracia, la vida bautismal. En un mundo frágil, roto en tantas personas, duro como el cemento en nuestras relaciones, encerrados en miedos y temores que acaban con la alegría de la vida, la Pascua sigue siendo necesaria para llenarnos de esperanza. La Resurrección de Jesús sigue siendo el acontecimiento más valioso de nuestra existencia. Por ello, al celebrarlo cada año nos felicitamos con esta hermosa expresión de FELIZ PASCUA.

 

La tumba vacía

En la mañana de Pascua, María Magdalena fue a la tumba. Llevaba el bálsamo para perfumar el cuerpo del Señor como signo de aceptar su muerte. ¿Cuál fue su reacción al ver la tumba vacía? ¿Se alegró, se sintió contenta y alegre? Nada de eso. Al contrario, sintió miedo, temor y dolor porque pensaba que el cuerpo del Señor había sido robado. Por ello fue corriendo a decírselo a los apóstoles. Desesperados no fueron capaces de ver los signos de la resurrección. Su mente sencilla les decía que lo habían robado y llevado a otro lugar. Resalta el evangelista que era de noche y en la oscuridad no se ve bien. Necesitarán la luz del día para ver en la tumba las vendas y recordar las palabras del maestro.

También nosotros debemos acercarnos a la tumba vacía. Peregrinar a la tumba vacía y experimentar que no está el cadáver, que la muerte no ha acabado con su vida. Las vendas y el sudario nos hablan de que no se le han llevado, sino que Él se ha levantado. Jesús sigue vivo. Los apóstoles recobran la esperanza. Su tristeza se vuelve alegría desbordante. Su corazón desesperado se llena de esperanza. Esta vivencia pascual debemos experimentarla nosotros esta mañana de gloria y de vida a la luz del Cirio Pascual que alumbrará nuestras celebraciones durante toda la pascua.

Como María Magdalena, Pedro y Juan y asomados a la tumba vacía recordemos que Dios no está en el sepulcro, que ha resucitado y sigue vive porque así nos lo anunció. En la tumba vacía se encierra el misterio pascual. Allí, donde nada hay, las palabras del Señor resuenan y nos hacen ver que ha resucitado. Sólo entonces podremos anunciar la esperanza a nuestro mundo sin Dios que vive en el miedo y en la desesperanza. Hablaremos de VIDA a una sociedad llena de violencia, de soledad, de enfermedad, de abusos, de adiciones, de promesas rotas e incumplidas, de decepciones, de soledades, de sentimiento heridos… síntomas todos ellos de muerte. Diremos que la presencia de Dios vivo y resucitado los transformarán en signos de vida. ¡Aleluya!, ¡aleluya!, CRISTO HA RESUCITADO.

 

José María de Valles. Delegado diocesano de Liturgia