Recemos para que las comunidades cristianas, en especial aquellas que son perseguidas, sientan la cercanía de Cristo y tengan sus derechos reconocidos.
«Quizás nos cueste creerlo, pero hoy hay más mártires que en los primeros siglos. Son perseguidos porque a esta sociedad, le dicen la verdad y anuncian a Jesucristo. Esto sucede especialmente allí donde la libertad religiosa todavía no está garantizada. Pero también en países que en la teoría y en los papeles tutelan la libertad y los derechos humanos. Recemos para que las comunidades cristianas, en especial aquellas que son perseguidas, sientan la cercanía de Cristo y tengan sus derechos reconocidos».