Celebrando la Palabra - II Domingo del Tiempo Ordinario (19 de enero)

Celebrando la Palabra - II Domingo del Tiempo Ordinario (19 de enero)

Material para el Animador de la Palabra.

Celebración del II Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo A - 19 de enero de 2020.

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1. AMBIENTACIÓN

 

Podemos colocar un cartel con una de estas frases: “Jesús nos devuelve la libertad” o “Podemos ser luz”

 

2. RITOS INICIALES

 

Monición de entrada. Terminábamos el pasado domingo el tiempo de Navidad y hoy comenzamos el tiempo que llamamos ordinario. Pero veremos enseguida que en el mensaje hay continuidad. Juan Bautista, convencido de que es a Jesús a quien hay que escuchar y seguir, lo presenta como “el Cordero que quita el pecado del mundo” e invita a sus discípulos a que se pasen al grupo de Jesús. Juan tiene la seguridad de que en Jesús reside el Espíritu de Dios, por tanto, lo que debe hacer es dar testimonio de Él y ponerse de lleno al servicio de su causa, porque es la causa de Dios Padre. Un gran ejemplo par la vida de cualquier bautizado.

Canto

Saludo. Hermanos, alabemos juntos al Señor que nos quiere.

Acto penitencial. Para participar plenamente en esta celebración, reconozcamos nuestros pecados. (breve silencio) Yo confieso....

Gloria

Oración. Dios, Padre bondadoso, estás orgulloso de Jesús porque se dejó inundar por el Espíritu; pasó haciendo el bien y se ha convertido en luz para todos los pueblos. Al experimentar la redención sentimos la urgencia de anunciarla. Ayúdanos a ser testigos del Cordero que quita el pecado del mundo. Por J. N. S. Amén

 

3. LITURGIA DE LA PALABRA

 

Monición a las lecturas. Jesús, más que cualquier otro profeta, sintió el impacto de Dios que lo llamaba a ser “luz para todas las personas” y signo de salvación universal de todos los tiempos. Juan Bautista confiesa que es el Hijo de Dios. Nosotros también lo creemos. por eso procuramos expresarlo con palabras y obras.

Comentario homilético. Los poemas sobre el siervo de Yahvé resumen con intensidad simbólica los planes de Dios y las actitudes que corresponden a los creyentes. Según hemos escuchado en la primera lectura, Dios está orgulloso de este siervo. Pero le pide más “Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra”.

Las comunidades cristianas no pueden quedar satisfechas con evangelizar solo a los de su entorno... Hasta los últimos rincones de la sociedad ha de llegar la libertad que trae la Buen Noticia de Jesús. Dios estará orgulloso de nosotros si nos desgastamos por el Evangelio, ampliando más y más el horizonte de la misión. “Aquí estoy para hacer tu voluntad” es la respuesta y la actitud idóneas de un bautizado... Evangelizar es una tare siempre abierta.

Hoy el Evangelio resalta “al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Juan el Bautista tiene la capacidad espiritual de descubrir en Jesús la persona que lucha a brazo partido contra todo lo que esclaviza a las personas -pecado-.

En la tradición judía el cordero es un símbolo pascual: evoca la liberación de la esclavitud del pueblo en Egipto. Jesús como cordero inmolado en la cruz, nos redime, nos reconcilia y nos invita a vivir al estilo pascual que consiste en ser “personas nuevas”, renovadas según los valores de las bienaventuranzas.

Seguir a Jesús comporta romper con “el pecado del mundo”, con ese modo de pensar y vivir extendido en nuestra sociedad y que llamamos: egoísmo, individualismo, insolidaridad ... etc, y que es un veneno que lo contamina todo. Los bautizados en Cristo no tenemos un mejor proyecto por el que luchar que el proyecto marcado por Jesús en las bienaventuranzas.

Esta capacidad de visión y de lucha testimonial es necesaria en todos los tiempos. Nuestras comunidades tienen que ser lugares de donde salgan personas capaces de aportar soluciones evangélicas a la sociedad, eso que llamamos “cultura del Evangelio”. Tenemos que ser capaces de presentar en medio del pueblo al que quita el pecado del mundo... (silencio de interiorización)

Credo

Oración de los fieles

Para que no falte nunca en la Iglesia la experiencia profunda de la fe, roguemos al Señor.

Para que las personas creyentes tengamos siempre un dialogo abierto y de colaboración con todos, en especial con los que no piensan como nosotros, roguemos al Señor.

Para que nuestra Comunidad se fortalezca con los dones y las aportaciones de todas las personas que la componen, roguemos al Señor.

Para que el Espíritu de Jesús nos ayude a ser sus testigos en medio de nuestro pueblo, roguemos al Señor.

 

4. RITO DE LA COMUNIÓN

 

Monición. Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, el que marca el camino de los que dan culto al Padre en espíritu y en verdad. Que esta comunión sea un aliciente para dar testimonio de Dios y de Jesús.

Canto

Introducción al Padre nuestro.

Aquí estamos, Padre,
en comunión contigo y entre nosotros.
Esta Comunidad valora mucho tu cercanía
y reconoce ese Espíritu que identificaba a Jesús.

Es Él quien nos da el aíre de familia.
Por Él nos llega el Evangelio
hasta convertirse en una experiencia entrañable.

Gracias por este Espíritu tan humano
que trae un aíre nuevo a tu Iglesia
y sustenta la fe de las personas.

Él nos susurra que eres nuestro querido Padre,
nos asegura que nos amas con un cariño inmenso
y nos confirma que eres misericordia y perdón.
Por todo ello, se nos llena el alma de agradecimiento.

Recordamos nuestros mejores compromisos
y, unidos a Jesús, te aseguramos:
“Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”.

Tú no aceptas sacrificios que no sean solidarios,
un bien para la fraternidad.

Has puesto tu ley en nuestras entrañas
y queremos proclamar juntos la fraternidad universal
por eso te rezamos unidos a todas la personas: Padre nuestro...

Gesto de la paz

Distribución de la comunión

Acción de gracias

Padre, te damos gracias Por Jesús, Hijo tuyo entre nosotros. Por Él hemos conocido tu salvación.

Te damos gracias también por el don del Espíritu: Por Él llevamos tu ley en las entrañas.

Ayúdanos para que tu luz brille a través de nuestra vida y así se extienda la comprensión de tu Evangelio.

 

5. RITO DE CONCLUSIÓN

 

Compromiso. Rezar y hacer la voluntad del Padre.

Bendición

Monición final. En muchos lugares hay cristianos y cristianas que admiran a Jesús y lo siguen convencidos como nosotros. El seguimiento de Jesús es una experiencia personal, pero sólo se desarrolla plenamente en comunidad, hermanado personas con personas. Para todos Él es luz, verdad y salvación por encima de costumbres y de temperamentos.

Abramos anchamente el corazón para hacer fraternidad. Los bautizados siempre tenemos una tarea pendiente: ser testigos de lo que experimentamos celebrando juntos la fe.

Buena semana para todas y todos.

Canto final y despedida