Material para el Animador de la Palabra.
Celebración del III Domingo de Cuaresma. Ciclo B. 7 de marzo de 2021.
1. AMBIENTACIÓN
Además de los símbolos que tengamos para toda la cuaresma, podemos poner hoy una de estas frases: “El Evangelio supera los mandamientos” o, “Mi casa no es un mercado”.
2. RITOS INICIALES
Monición. Bienvenidos hermanos y hermanas, a esta celebración. Quienes nos reunimos por impulso de la fe tenemos conciencia de nuestra bondad, pero también de nuestro pecado. Una buena noticia, que mana siempre de la revelación de Dios, es que Él nos ama, y esto nos tiene que llenar el corazón de ternura y bondad.
En estos tiempos difíciles, las personas buscamos signos para creer y razones para vivir. Nosotros los creyentes, podemos presentar con humildad, pero también con satisfacción, el modelo y la señal de Jesús, repleto de mensaje humanizador, cuya doctrina es demasiado difícil para unos y atrevida para otros. Para nosotros Jesús es la señal sobresaliente de cómo quiere Dios que vivamos. Él ofrece como nadie sabiduría y sentido vital.
Canto
Saludo. Hermanas y hermanos, alabemos juntos al Señor, que nos ha bendecido con la sabiduría de Jesús crucificado.
Acto penitencial
Tú eres nuestra única ley, Señor, ten piedad.
Tú, el templo del Dios vivo, Cristo, ten piedad.
Tú, fuerza y sabiduría de Dios, Señor, ten piedad.
Oración
Dios, Padre bondadoso, que has hablado al mundo con la sabiduría de tu Hijo y nos has salvado con la fuerza sorprendente del Redentor; ilumínanos para darte culto como Él: entregados y cumpliendo tu voluntad. Por J.N.S. Amén
3. LITURGIA DE LA PALABRA
Monición a las lecturas. La primera lectura nos recuerda los llamados diez mandamientos de la ley de Dios, es decir las normas básicas del pacto de Dios con su pueblo. Estos diez mandamientos que aprendimos de pequeños, son indicaciones de gran valor moral, que se deben cumplir porque están grabadas en el corazón humano.
Pero para ser discípulo del Maestro, no basta con cumplir los mandamientos. Eso es lo mínimo, lo que todo ser humano debe de hacer. Jesús nos presenta y, nos pide un ideal más alto: hacer siempre y a todos, el bien, perdonar a nuestros enemigos, y vivir como templos del Espíritu Santo.
Lecturas. Ex 20,1-17. Salmo o canto.1Co.1,22-25. Aclamación (no aleluya). Jn 2,13-25. Breve silencio
Comentario homilético. La espiritualidad de los mandamientos ha tenido un gran peso en la vida y en la moral cristianas. Era el clásico punto de referencia para calibrar la moralidad, un recurso de fácil utilización para que la gente hiciera con frecuencia el examen de conciencia. Pero hay que decir que el mensaje de los mandamientos corresponde al Antiguo Testamento. Jesús ha venido a dar plenitud a todo lo antiguo. Por recordar una escena muy significativa de lo que quiero decir, nos fijamos en el dialogo con el joven rico; a él le pide algo más que cumplir los mandamientos. Y un resumen condensado de lo NUEVO que propone Jesús son las Bienaventuranzas.
Nosotros, que vivimos el tiempo de la Iglesia, tenemos en Jesús la revelación última de lo que Dios quiere de nosotros. Él mismo es el modelo nuevo y definitivo de comportamiento moral.
Con qué sencillez y claridad teológica presenta San Pablo esta verdad fundamental y dinámica: Cristo crucificado es la gran señal de los cristianos y cristianas, el gran símbolo, patrimonio de toda la humanidad y de todos los tiempos, que la Iglesia pude presentar con sano orgullo porque en Él reside la mejor sabiduría y la fuerza más eficaz. Pude que también hoy resulte una locura para unos y una necedad para muchos. Sin embrago para los impactados por la fe, este Cristo sigue siendo lo más puro y noble que ha caído en la historia.
Uno de los grandes empeños que tuvo Jesús fue abrir los ojos al pueblo, para que la gente viviera con libertad y dignidad. No toleraba que se engañara al pueblo y que se manipulara la religión. Por eso se enciende cuando ve que se comercializa con la fe y el culto. El templo solo debe ser lugar de oración y de fraternidad, de religiosidad crítica y de alianza. Este pasaje evangélico tiene, sobre todo, un significado profético: por una parte, muestra el desacuerdo de Jesús con el negocio que llevan a cabo los jefes religiosos de su tiempo y, por otra, anuncia que toda persona es templo vivo de Dios.
El nuevo culto que propone Jesús es la oblación de uno mismo en servicio y solidaridad fraterna. Él es el nuevo y definitivo templo. Cada creyente es templo si acoge el querer de Dios... En cambio, en nuestro mundo el ídolo del dinero todo lo convierte en mercado y prácticamente lo corrompe todo y a todos, desde reyes a sindicalistas... Y en sus altares se inmolan: parados, marginados, excluidos, ancianos, enfermos... y una vez más, la dignidad del “templo” queda destruida por el negocio. También hoy hay que revisar ciertas formas de religiosidad. Lo que vale cristianamente es el culto de la vida: la entrega de uno mismo al estilo de Cristo crucificado, sabiduría y fuerza de Dios; solamente después de hacer esto, podremos celebrarlo en una liturgia plenamente cristiana. (Silencio de interiorización)
Credo
Oración de los fieles
Por la Iglesia universal, para que no deje de presentar a todos la imagen de un Dios cercano y comprensivo, roguemos al Señor.
Oremos para que la señal de Cristo crucificado resalte en la Iglesia como sabiduría y fuerza, roguemos al Señor.
Pidamos para que la acogida y la solidaridad con las personas que peor lo están pasando, sean la norma en todas las comunidades cristianas, roguemos al Señor
Para que sepamos dar respuesta a los interrogantes y dudas de quienes preguntan desde la sinceridad y profundidad del corazón, roguemos al Señor.
Por todos nosotros y nuestra Comunidad, para que este tiempo de pandemia, de dudas e incertidumbres, nos sirva para la renovación espiritual, personal y comunitaria, roguemos al Señor.
4. RITO DE LA COMUNIÓN
Monición. La religiosidad y la fe no se dan en estado puro. Viajan con cada persona y sus circunstancias. Si comulgamos con Jesús, debemos aprovechar su sabiduría y su fuerza, para dar culto al Padre cumpliendo su voluntad.
Canto
Introducción al Padre nuestro
Te bendecimos, Dios del encuentro,
porque nos acercas la verdad
y nos orientas acertadamente por medio de tu Espíritu.
Muchos se ríen de nosotros porque todavía creemos
y porque propagamos la razón del Evangelio.
Pero nosotros te aplaudimos, Padre,
porque nos has entusiasmado con la utopía de Jesús,
que nos impulsa a ser testigos
entre la gente de nuestro pueblo.
Tú eres la roca que nos sustenta,
el agua que sacia la sed de todos los sedientos.
Tú conoces a todos por su propio nombre,
ninguna historia personal te es ajena.
Te has manifestado en el Hijo, Jesucristo,
como palabra liberadora,
como el que tiene para cada persona
la palabra exacta, la palabra de vida.
Jesús nos ha enseñado a buscarte
allí donde de verdad te encuentras:
no tanto en los templos de piedra o ladrillo;
sino, sobre todo, en el misterioso fondo de cada vida humana,
Sensibles y llenos de agradecimiento por los dones recibidos
te decimos en comunión fraterna la oración de los hijos: Padre nuestro...
Gesto de la Paz
Distribución de la comunión
Canto
Acción de gracias
Te damos gracias, Señor, porque estás presente en la vida, porque somos templos tuyos: nos habitas y nos dejamos habitar...
Te damos gracias por el ejemplo de Cristo crucificado, lleno fidelidad, sabiduría y fuerza.
Te bendecimos por el encuentro contigo y con la comunidad.
5. RITO DE CONCLUSIÓN
Compromiso. Reforzar con hechos, gestos y palabras el anuncio misionero y el testimonio evangélico.
Bendición
Monición final. Nuestra ley principal no son los mandamientos de Dios o de la Iglesia. La ley fundamental para nosotros, que incluye y abarca todas las demás, es Cristo muerto y resucitado, su Evangelio. Esta la inspira el Espíritu Santo. Y es más exigente que ninguna otra, porque motiva hasta el culmen de la santidad.
Canto final y despedida.