Celebrando la Palabra - XI Domingo del Tiempo Ordinario (13 de julio)

Celebrando la Palabra - XI Domingo del Tiempo Ordinario (13 de julio)

Material para el Animador de la Palabra.

Celebración del XI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 13 de junio de 2021.

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1. AMBIENTACIÓN

 

Podemos colocar delante del altar una de estas frases: “El Reino de Dios crece” o, “Dios está en la raíz de la vida”.

Símbolos: Granos y espigas

 

 

2. RITOS INICIALES

 

Monición de entrada. Bienvenidos hermanos y hermanas, a celebrar la vida, Dios, que bendice y anima todo lo bueno, quiere disfrutar también con nuestro crecimiento: como personas y como creyentes.

Pude que no nos demos cuenta, pero Él se preocupa tanto por cada uno de nosotros que refuerza desde dentro la confianza en nosotros mismos, impulsa nuestras mejores capacidades y actúa invisiblemente para que desarrollemos la vida con generosidad. Entender la existencia desde Dios, es encontrarla sembrada de esperanzas y proyectos. Las parábolas de las semillas, que hoy se nos van a proclamar, son una inyección de ánimo y moral para poner tiempo y energía al servicio del Reino de Dios.

Con esta actitud y con esos deseos, comenzamos la celebración

Canto:

Saludo. Hermanos y hermanas, alabemos juntos al Señor, que da colorido y fecundidad a todo lo que somos y hacemos

Acto penitencial

Reconozcamos nuestros fallos y pecados y acojamos la misericordia del Señor. (breve silencio). Yo confieso...

Gloria

Oración. Señor, tú eres la fuerza de los que hacen lo que tienen que hacer, y esperan todo de Ti; nuestra fragilidad nos acobarda algunas veces, pero Tú, estás siempre acompañando nuestra vulnerabilidad y así sacas lo mejor de nosotros, para que tu Reino crezca como semilla en tierra fértil. Enséñanos a confiar en tu ayuda. Por J.N.S.

 

 

3. LITURGIA DE LA PALABRA

 

Monición las lecturas. Gracias a Dios, nuestra suerte no depende solo de nosotros. Ciertamente somos los protagonistas de nuestras vidas, responsables de nuestros proyectos... y, casi siempre de nuestros actos... Pero Dios también está ahí, acompañado nuestra libertad. Y como expresa de distintos modos la Palabra de hoy, Él siembra, planta, hace florecer..., colabora incansablemente. A veces nuestro trabajo es mediocre, o, al menos nos lo parece, pero nos llevamos una gran sorpresa de que los frutos han sido muchos y de calidad. Señal clara, de que Dios estaba ahí acompañado nuestro esfuerzo.

Lecturas. Ez 17,22-24. Salmo o canto. 2Co 5,6-10. Aclamación. Mc 4,26-34. Breve silencio

Comentario homilético. Las parábolas son un recurso de comunicación, frecuentemente utilizado por Jesús, para que el mensaje, que se desea transmitir, entre más directamente por los ojos y pueda ser mejor comprendido. En el relato de hoy Jesús se centra en el Reino de Dios, su gran pasión y el objetivo principal de toda su vida. Lo compara con unas semillas que van desarrollando poco a poco el potencial impresionante de vida y de fecundidad que llevan dentro. Se trata de un desarrollo silencioso, nada espectacular, pero constatable, como se puede apreciar en el crecimiento y desarrollo de cualquier planta.

Jesús se da por satisfecho si llegamos a entender lo que significa el Reino de Dios y si entramos libremente en su dinámica. Hoy nos viene a decir que este Reino no lo construyen los ambiciosos ni los soberbios, sino los sencillos, los desprendidos y solidarios, los que eligen ser pobres y limpios de corazón.

Todos estamos llamados a colaborar en el Reino y a apoyarlo con nuestras fuerzas. Pero no depende exclusivamente de nosotros es un regalo. La semilla, dice Jesús, germina y va creciendo sin que el hombre que la sembró sepa cómo ocurre el crecimiento.

Por tanto, siguiendo lo que nos dice San Pablo, hay que reconocer que ni el que planta ni el que riega son los principales, sino Dios mismo que hace crecer y conduce misteriosamente hacia la fecundidad. A nosotros nos corresponde hacer todo lo que debemos, lo mejor que sepamos..., el resto lo hace el Señor.

Pensemos que el Reino de Dios comienza por uno mismo. Nuestra primera responsabilidad es favorecer que su semilla se desarrolle al máximo en nuestro campo personal. Como nadie da lo que no tiene, lo primero que ha de hacer el testigo es abrirse de par en par a esta semilla de tan impresionante capacidad... Si nos abrimos a la acción del Espíritu, iremos creciendo sin saber cómo. Esta será una buena manera de retomar este Tiempo Ordinario -después de haber celebrado la Pascua y las dos fiestas del Señor: Santísima Trinidad y Corpus Christi- que se prolongará hasta el catorce de noviembre.

Que María, la madre que nos acompaña siempre, nos ayude a crecer como creyentes y colaboradores del Reino. (silencio de interiorización)

Credo

Oración de los fieles

Por la Iglesia, para que anuncie el Evangelio, confiando siempre en Dios, que hace crecer las pequeñas semillas que nosotros sembramos, roguemos al Señor.

Por los gobernantes, para que sirvan a la verdad con atención y detalle, roguemos al Señor.

Por cuantos ven la historia con tonos pesimistas, por los que buscan y no encuentran, por los que dudan, por los que no creen, para que encuentren motivos para la esperanza, roguemos al Señor.

Por todas las hermanas y hermanos que sufren en por cualquier causa, para que encuentren en el Señor y en la Comunidad el entusiasmo que les ayude a vivir y superar toda dificultad, roguemos al Señor.

Por nuestra Comunidad, para que inspire confianza cristiana y ganas de superación y buena convivencia entre vecinos, roguemos al Señor.

 

 

4. RITO DE LA COMUNIÓN

 

Monición. Dios ha sembrado en nosotros la fe, dinamiza la esperanza y alienta la caridad. La comunión con Jesús nos ayuda a colaborar con los planes de Dios.

Canto

Introducción al Padre nuestro

Recibe, Padre santo, esta plegaria de bendición
porque tu Reino ya está entre nosotros.

Nos has salvado, nos has cubierto de dones;
son tantos los signos de tu amor gratuito
que sólo nos queda ser responsables y agradecidos.

Jesús es la gran semilla de tu Reino
que, hundiéndose en el surco de la vida,
ha germinado pujante de Alianza y Redención.

Gracias a Él y a tu Espíritu crece una humanidad nueva,
se lleva el Evangelio a todos los pueblos,
es imparable el dinamismo de la fe.

Esto nos confirma que estás entre nosotros
repartiendo aliento y coraje salvador.

Gracias, Padre, por tanta generosidad:
por los dones que embellecen la sencillez de la vida,
por tu participación respetuosa en nuestro crecimiento.

Estamos experimentando el milagro de tu Reino.

Porque queremos extenderlo y vivirlo en plenitud,
unidos a Jesús, juntamos nuestras voces en asamblea fraterna,
y te rezamos juntos la oración que Él nos enseñó: Padre nuestro...

Gesto de la paz

Distribución de la comunión

Acción de gracias: Invitamos a la asamblea a que exprese su gratitud espontáneamente

 

 

5. RITO DE CONCLUSIÓN

 

Compromiso. Ser parábola del Reino de Dios para cuantos nos ven y nos oyen.

Bendición

Monición final. Normalmente se precisa mucha confianza para esperar la cosecha cuando se hace la siembra. En el campo de la vida humana el resultado tampoco depende solo de nosotros; depende también de Dios, que actúa día y noche en nuestro favor.

Él no quiere ni pude forzar nuestra libertad. Nos ha jurado respeto, y solo pude apoyarnos si nos empeñamos en la siembra y el cultivo de valores auténticamente humanos. Por tanto, no utilicemos mal nuestra libertad. Contemos siempre con la presencia de Dios que actúa silenciosa y respetuosamente.

Canto final y despedida.