Celebrando la Palabra - III Domingo del Tiempo Ordinario - (22 de enero)

Celebrando la Palabra - III Domingo del Tiempo Ordinario - (22 de enero)

Material para el Animador de la Palabra.

III Domingo del Tiempo Ordinario. 22 de enero de 2023.

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1. AMBIENTACIÓN

 

Podemos colocar un cartel con una d estas frases: “El Reino de Dios está cerca” o “Lo dejaron todo... y lo siguieron”.

Símbolos: En una mesa delante del altar colocamos una Biblia abierta y junto a ella un micrófono y un altavoz.

 

 

2. RITOS INICIALES

 

Monición de entrada. Nos saludamos cordialmente en este Domingo - Día del Señor.

Jesús, Palabra de Dios, está en medio de la comunidad que se reúne en asamblea creyente. Hoy vuelve a resonar su invitación a seguirle, y nos sentimos interpelados por su palabra que nos urge a la unidad proyectando los valores del Reino. La gran “pasión” de Jesús fue la implantación del Reino de Dios. A él dedicó todo su esfuerzo. El Reino de Dios en nuestra tierra es también la gran causa de los bautizados en Cristo.

Canto

Saludo. Hermanas y hermanos, bendigamos a Dios que nos ha llamado a vivir como Jesús.

Acto penitencial

Hemos pecado: Señor, ten piedad.

Queremos convertirnos: Cristo, ten piedad.

Tú eres nuestra esperanza, Señor, ten piedad.

Gloria

Oración. Padre bueno, ayúdanos a llevar una vida según tu voluntad, para que podamos dar en abundancia frutos de buenas obras en nombre de tu Hijo Jesucristo, que vive y reina contigo. Amén

 

 

3. LITURGIA DE LA PALABRA

 

Monición a las lecturas. La salvación que Dios nos regala acontece siempre, a través de la Palabra proclamada y vivida en la comunidad creyente que celebra al Señor resucitado; llenando de claridad y dando sentido a nuestra vida. “La Palabra” es la cercanía de Dios para todos los que creemos. Es la presencia actual del Reino: Jesús, Palabra hecha vida en la fraternidad creyente. Hagamos silencio en nuestro interior para acoger la PALABRA.

Lecturas. Is 9,1-4. Salmo o canto. 1Co 1,10-13.17. Aclamación. Mt 4,12-23. Breve silencio.

Comentario homilético. Uno de los más desagradables espectáculos que pude dar una comunidad cristiana es la división de sus miembros; además de ser un antitestimonio gravísimo.

Pablo sale al paso de este problema en la comunidad de Corinto: hay partidismos. Esto sirve para cualquier comunidad hoy: entre los cristianos Jesús solo pude ser causa de unidad. Si no es así es que no estamos escuchando la Palabra con el Espíritu de Jesús. El ideal de la unidad es llegar incluso a “un mismo pensar y un mismo sentir”. Pero si no se alcanza esta mentalidad común, lo que no debe faltar nunca es la unidad en la diversidad.

Por otra parte, en el fondo de todas las personas hay un deseo de vivir más y mejor... Para Jesús este proyecto tan humano tiene algo que ver con lo que Él llama: Reino de Dios. El pueblo hebreo esperaba que un Mesías aseguraría su libertad, establecería justicia en el pueblo y haría brotar la paz que tanto deseaban. Jesús anuncia que este reinado que esperaban ha llegado ya en su persona... Y eso fue siempre su gran “pasión”, el mensaje central de su predicación y la causa a la que dedicó por completo su vida. Tan importante fue para Él que no pudo menos de dejarla en el oración fundamental de su vida: “Venga a nosotros tu Reino”...

Pero Jesús no quiso que fuera sólo su preocupación, sino la preocupación principal de todos los bautizados en su nombre. Por una parte, pide conversión para que el Reino de Dios entre en el interior de las personas; por otra, busca colaboradores, a los que primero forma y luego envía.

Da la impresión de que Jesús llama a los primeros que encuentra, que no busca a personas de especiales cualidades, es decir que todos somos capaces de trabajar por la causa de Jesús, que no es otra que la causa del Dios. Lo que si resalta el Evangelio es que cuando Jesús llama, hay que dejar algo ... mejor, todo lo que nos estorbe para optar por el Reino.

Las llamadas de Jesús se siguen dando... la respuesta de los primeros discípulos fue dejar todo lo que tenían entre manos y seguirlo para evangelizar. Acogemos su Palabra en este domingo dedicado especialmente a ella y, nos comprometemos a vivirla y proclamarla en la familia, en la Comunidad y donde quieran escucharla.

(Silencio de interiorización)

Credo

Oración de los fieles

Por todos los pueblos, para que no haya divisiones insolidarias. Roguemos al Señor.

Por la Iglesia, para que anuncie con fidelidad la Palabra que le ha sido confiada, roguemos al Señor.

Por el Papa y los obispos, sucesores de aquellos pescadores de Galilea, para que no olviden nunca el humilde comienzo lleno de amor e ilusión, roguemos al Señor.

Para que todos los bautizados en Cristo trabajemos por el Reno de Dios sin fanatismos, roguemos al Señor.

Por esta Comunidad, para que sobresalga por el seguimiento de Jesús siendo signo de unión y fraternidad, roguemos al Señor.

 

 

4. RITO DE LA COMUNIÓN

 

Monición. Jesús es luz y camino para todos los que vienen a este mundo. Que la comunión con Él refuerce la vocación de seguirlo.

Canto

Introducción al Padre nuestro

Dios y Padre bueno, con gratitud
llenamos nuestro corazón de cantos de alegría
y nos abrimos al aire fresco que nos regala tu Palabra.

Nos quieres con amor de predilección,
nos iluminas humanamente con gran luz,
nos convocas a ser y a agrandar tu Reino.

¡Qué gran misión la de los bautizados!
Todo comenzó, Padre, con aquella experiencia del bautismo.
Nos dejó muy grabada una señal:
la cruz redentora de la vida ...

Entonces comprendimos los matices de tu presencia,
nos caló muy hondo el impacto de tu gracia,
se nos llenó el alma de espiritualidad
y descubrimos una nueva misión: el sentido misionero.

Desde entonces apoyamos la causa de Jesús.
El Espíritu nos alumbra y nos refuerza en la misión.

Tu Reino es nuestro proyecto comunitario
porque antes ha sido nuestro proyecto personal.
Gracias por marcarnos con tan bella vocación.
Revístenos de coraje para ser servidores de la Palabra.

Unidos en oración con todos los bautizados te decimos: Padre nuestro...

Gesto de la paz

Distribución de la comunión: canto

Acción de gracias. Padre, a veces nos entretienen cosas sin importancia. En ocasiones estas cosas se convierten en pequeños ídolos y nos dejamos arrastrar por sus halagos. Acoge, Padre, nuestra conversión que se renueva con tus continuas llamadas. Te damos gracias porque no dejas de pensar en nosotros. En el fondo lo que más vale es tu Evangelio. Ayúdanos a ir dejando cosas para centrarnos en el trabajo por tu Reino.

 

 

5. RITO DE CONCLUSIÓN

 

Compromiso. Conversión y anuncio testimonial del Evangelio, valiéndonos de la sabiduría que se desprende del gran símbolo cristiano: la cruz.

Bendición

Monición final. Seguir a Jesús y hacer Reino de Dios se corresponden. El Reino de Dios incluye hacer fraternidad. Por eso es una tarea de todos los días. A lo largo de la semana meditemos en todo esto. Que la vida nos sea grata y el Señor nos acompañe.

Canto final y despedida.