1. AMBIENTACIÓN
Podemos colocar un cartel con una de estas frases “Quédate con nosotros, Jesús” o, “¿Hacia dónde caminamos?”
2. RITOS INICIALES
Monición de entrada. Hermanas y hermanos, la experiencia de Jesús resucitado es un don que los creyentes valoramos entrañablemente. No solo alienta nuestra esperanza, sino que nos ayuda a adoptar una postura serena y valiente ante la cruda realidad que estamos viviendo...
A la luz de la resurrección nos entendemos como pequeña comunidad cristiana llamada a construir fraternidad. Jesús y su Espíritu siguen motivando nuestra conversión para que vivamos de pascua y de primavera, sin dejarnos vencer por el desánimo, alentando nuestro compromiso más allá de nuestros miedos, dudas o inseguridades...
Saludo. Hermanas y hermanos, bendigamos a Dios que nos lanza al compromiso a pesar de nuestros miedos.
Acto penitencial
Tú eres santo, Señor, ten piedad.
Tú, el mediador resucitado, Cristo, ten piedad.
Tú que alientas nuestra dignidad, Señor, ten piedad.
Oración
Dios, Padre bondadoso, nos has llamado a la vida para hacer de este mundo un hogar grande y agradable, experiencia y anticipo de tu Reino. Te damos gracias por la oportunidad de vivir y por la suerte de hacerlo en compañía, como hijos que gozan ya en la tierra la vida que un día confiamos alcanzar en plenitud. Por J. N. S. Amén.
3. LITURGIA DE LA PALABRA
Monición a las lecturas. Sorprende la valentía de los apóstoles para anunciar a Jesús con atrevimiento, una vez que experimentaron con intensidad su resurrección y el empuje del Espíritu. También ellos tuvieron que superar dudas y temores. Pero cuando se les abrió el entendimiento y comprendieron lo que había ocurrido con su maestro, con la luz nueva de la resurrección comprendieron las escrituras y arriesgaron todo. Parce que Pedro, fue uno de los más atrevidos en la predicación y en el testimonio. No se cansa de expresar que Jesús ofrece la mejor energía para renovar la humanidad. Por eso, quien conoce a Dios, sigue a Jesús y se fortalece con la verdad de su Evangelio.
Lecturas. Hch 3,13-15.17-19. Salmo o canto. 1Ju 2,1-5a. Aclamación: ¡ALELUYA! Lc 24,35-48. Breve silencio.
Comentario homilético. Avanzamos en el tiempo de Pascua. El mensaje de los textos bíblicos nos sigue motivando para vivir en alza, con la moral levantada, con el ánimo crecido. Es el tono pascual, consecuente con la experiencia de la Resurrección... porque pascua, en realidad es cada instante de nuestra vida no podemos dejarnos amedrentar por las circunstancias pasajeras, por duras y dramáticas que sean; nuestro talante de resucitados tiene que contagiar entusiasmo en las adversidades.
Lo más ilustrativo de este tercer domingo es el relato evangélico: la experiencia de la fe y la adhesión la comunidad, están amenazadas por la crisis, que tienen su momento peculiar en cada persona, en cada uno de nosotros.
Es otra catequesis sobre la resurrección, la gran experiencia que puso en movimiento a los primeros cristianos, para anunciar, como testigos, la calidad humana y redentora de Jesús.
Los que tenemos la suerte de creer, podemos asegurar que la fe confirma lo que intuye la sensibilidad: nuestra vida no se pierde en el vacío de la nada, somos seres para la plenitud. Jesús nos congrega y nos explica las escrituras mientras nos alimenta con su presencia liberadora.
Sabemos que no necesitamos de los sentidos para captar y entender la resurrección, que la fe no se basa en la seguridad de los sentidos, sino en la experiencia espiritual y religiosa del encuentro con Él. La famosa frase de Pascal: “El corazón tiene razones que la razón no entiende” podría explicar algo de lo que es la fe. Es el corazón el que siente a Dios, no la razón.
Aquellos discípulos que iban a la aldea de Emaús, se alejan de comunidad. Parece que son de los que están de vuelta, de los que se desapuntan. Del contacto con Jesús sólo les quedad vellos recuerdos, un poco infantiles: era bueno, hacia cosas extraordinarias... pero ya hace tres días que ha muerto. Lo mejor de estos dos caminantes es su duda, su inquietud, su agobio, y discuten con el caminante intruso, necesitan soltar tensión.
La compañía de Jesús, caminar con Él, nos despeja la mente y va caldeando nuestro corazón, va creciendo la simpatía, hasta el punto de pedirle que se quede con nosotros para cenar, e iluminar nuestra noche; y ya sentados en la mesa arde nuestro corazón y vemos con toda claridad.
Él, desea ardientemente cenar con cada uno y con todos nosotros, sentémonos a su mesa y cambiara nuestra vida para siempre.
(silencio de interiorización)
Credo
Oración de los fieles
Para que la presencia de Jesús resucitado fortalezca a la Iglesia y la impulse siempre al testimonio, roguemos al Señor.
Para que los cristianos y cristianas nos afirmemos en el estilo humano de Jesús, roguemos al Señor
Por cuantos no sienten a Dios ni se han encontrado con Jesús, para que algún día pueda acontecer en ellos esta gran revelación y, nosotros con nuestro testimonio les ayudemos a vivirla, roguemos al Señor.
Por todos los que sufren por cualquier causa, para que logren entender el valor cristiano del sufrimiento a la luz de la Resurrección, roguemos al Señor
Para que la bendición de Dios alcance sobre todo a los más necesitados y desfavorecidos, roguemos al Señor.
Para que esta Comunidad sea reflejo de conversión y de vida pascual, roguemos al Señor
4. RITO DE LA COMUNIÓN
Monición. Los cristianos vivimos en comunión con Cristo resucitado, que no es un desconocido, sino el Camino que nos conduce a la libertad Esta vivencia nos confirma que tenemos vocación de cielo, de plenitud, de eternidad...Recordemos las palabras de Jesús:
Canto
Introducción al Padre nuestro
Padre bueno,
te alabamos en comunión con la Iglesia.
Somos una comunidad que celebra la Pascua
el gozo de la conversión y la adhesión a Jesús.
Meditando el Evangelio,
¡cómo se afianza el dinamismo de la vida,
cómo penetra su mensaje!
Padre, necesitamos consolidar el encuentro con Jesús:
percibir sus gestos de paz, de comunión,
de aliento compartido...
Necesitamos disipar dudas, alejar miedos
y abrir completamente el corazón
al aire limpio de la primavera pascual.
Padre, gracias por Jesús resucitado.
Gracias por el valor de la fe
y por la potencia espiritual de la resurrección.
Nos invitas a una convivencia familiar y amigable,
estando Tú en el centro como vínculo de unión
y reclamo de equilibrio en la diversidad.
Con todos los que vibran contigo
y se alimentan con el pan de la vida, te decimos: Padre nuestro....
Gesto de la paz
Distribución de la comunión: canto
Acción de gracias
Jesús, has resucitado,
estás entre nosotros.
Somos tu comunidad:
nos sentimos muy bien contigo.
Queremos vivir unidos como una piña,
como un racimo apretado,
con cercanía y amistad.
Jesús, Tú eres nuestro centro,
el que preside nuestras celebraciones.
Ilumínanos, para que sepamos difundir
la experiencia que celebramos.
5. RITO DE CONCLUSIÓN
Compromiso. Mantener el tono elevado de la Pascua.
Bendición
Monición final. Porque hemos experimentado la resurrección de Jesús, tenemos esperanza, seguimos adelante en el compromiso y en el testimonio sin ningún miedo o reparo a hacer públicas nuestras convicciones. Seguimos construyendo el Reino de Dios, la humanidad nueva nacida en la Pascua. Sintamos el gozo de colaborar en la mejora de nuestro pueblo. Así es como la vida resulta feliz y transcendente,
Canto final y despedida.