Querida Amazonia, querida Palencia - III

Querida Amazonia, querida Palencia - III

+ Manuel Herrero Fernández, OSA. Obispo de Palencia

Sigo comentando la Exhortación Apostólica Postsinodal: Querida Amazonia, del papa Francisco y sus sueños.

El segundo sueño del papa es: «Sueño una Amazonia que preserve su riqueza cultural que la destaca, donde brilla de modos tan diversos la belleza humana». Y este es mi sueño compartido con vosotros, sin duda, sobre Palencia.

Comenta el papa que promover la Amazonia «no implica colonizarla culturalmente sino ayudar a que ella misma saque lo mejor de sí. Ese es el sentido de la mejor tarea educativa: cultivar sin desarraigar, hacer crecer sin debilitar la identidad, promover sin invadir. Así como hay potencialidades en la naturaleza que podían perderse para siempre, lo mismo pude ocurrir con las culturas que tienen un mensaje todavía no escuchado y que hoy están amenazadas más que nunca» (QA, 28).

En la Amazonia hay muchos pueblos y nacionalidades y más de 110 pueblos indígenas en aislamiento voluntario que tienden a desaparecer mientras la colonización postmoderna avanza. En primer lugar hay evitar entenderlos como salvajes “incivilizados”. ¿Por qué? Porque ellos tienen culturas diferentes y otras formas de vivir. Aunque hayan emigrado a ciudades tienen una sabiduría secular que no tiene que perderse, sino ser lugar de encuentro y de enriquecimiento mutuo. Los que somos de otras culturas deberíamos evitar generalizaciones injustas, discursos simplistas o conclusiones hechas sólo a partir de nuestras estructuras mentales y experiencias.

Especial hincapié hace el papa en cuidar las raíces. Hace falta amar y cuida la raíces, porque «ellas son un punto de arraigo que nos permite desarrollarnos y responder a nuevos desafíos» (CV, 200). De las raíces viene la fuerza de los pueblos que les hace crecer, florecer y fructificar. Para los bautizados estas raíces incluyen la historia del pueblo de Israel y de la Iglesia hasta hoy. Conocerlas es fuente de alegría y sobre todo de esperanza que inspira acciones valientes y valerosas (cf. 33). El papa se detiene en los medios de trasmisión de estas culturas, generalmente orales. Y señala cómo es importante dejar que los ancianos hagan largas narraciones y que los jóvenes se detengan a beber de esa fuente (cfr. 34), aunque es verdad que últimamente algunos pueblos han comenzado a escribir y narrar sus historias y costumbres. También señala el papa que esas culturas tienes sus límites, como las culturas urbanas. Así señala el consumismo, el individualismo, la discriminación y la desigualdad. Necesitamos sentarnos en la mesa común, para que las diferencias culturales sean puentes, sin aislamientos empobrecedores. La economía globalizada daña sin pudor la riqueza humana, social y cultural de esos pueblos, por lo que es necesario que los propios indígenas establezcan sus comunicaciones alternativas y se hagan presentes en los medios de comunicación ya existentes.

¿Qué nos dice a nosotros este sueño del papa?

En primer lugar, ser conscientes de nuestra riqueza cultural. Palencia tiene historia, tiene arte, tiene una cultura y ha contribuido a la cultura castellana y española. No lo podemos olvidar, porque es empobrecerse. Tenemos literatos, antiguos y nuevos, tenemos arte, tenemos tradiciones, tenemos científicos, etc. Es necesario que en la enseñanza todo esto esté presente, es más que nos enorgullezcamos de ello. Cuando visito, por diversas circunstancias, los pueblos de nuestra diócesis, me doy cuenta de la riqueza que atesoran y que no se puede perder por la despoblación y el envejecimiento de nuestra tierra y gentes y por nuestra desidia.

En segundo lugar, que lo conservemos para los que hoy vivimos y para las próximas generaciones. Es verdad que hay instituciones públicas y privadas que trabajan e invierten en ello, en su conservación, y hay que agradecerlo, pero también animarlas a que sigan en ese empeño y compromiso por potenciarlo e incluso aumentarlo con creatividad.

La Iglesia es consciente de que es depositaria de gran parte de nuestra cultura, en obras de arte, de músicas, tradiciones, costumbres, fiestas, etc. En la medida en que ella, la comunidad, cristiana, pueda, quiere seguir conservando y potenciando, sin que se pierda el sentido cristiano del que está imbuida nuestra cultura. No bajo a detalles para no olvidarme de algunas costumbres tradiciones y expresiones culturales.

Me preocupa que las tradiciones de muchos de nuestros pueblos se pierdan. Por eso rogaría que determinadas personas se animen y puedan recoger de nuestros mayores historias, relatos, etc., llenos de sabiduría, como se ha hecho en el terreno del folklore, etc. Y que los mayores, como dice el papa, hagan largas narraciones, llenas de sabiduría y experiencia, donde los jóvenes puedan beber y desde ahí, enfocar la vida.