Frenar la desigualdad está en tus manos - Manos Unidas, 2023

+ Mons. Manuel Herrero Fernández, OSA. Obispo de Palencia

Es bien conocida la triada de la Revolución Francesa: Libertad, Igualdad y fraternidad. Todo un programa social que nunca se ha realizado, y ahora tampoco. Porque se olvidaron de la fuente, de la paternidad, porque no puede haber fraternidad sin un padre y una madre que estén en el origen. Y eso lo pasa hoy también a la sociedad. Si hemos dado la espalda a Dios, que es, como nos lo ha revelado Jesucristo, Padre con entrañas maternales, no podemos avanzar mucho porque el egoísmo, la falta de raíces comunes, nos lleva al egoísmo, a buscar el bien propio por encima del bien común, olvidándonos de los otros que son hermanos nuestros, e, incluso, invadiendo su libertad, la libertad de todo ser humano por ser hijo de Dios, llegando a dominar al otro como si fuéramos sus señores. Sigue dándose la explotación socio-económica, la exclusión social, el clima de violencia, la vulneración de los derechos humanos, el deterioro del medio ambiente, etc.

Manos Unidas nos llama, en esta campaña de 2023 a FRENAR LA DESIGUALDAD; y esto no como un sueño, sino como un ideal que ESTÁ EN TUS MANOS, en nuestras manos.

El primer paso para frenar la desigualdad, es tomar conciencia, abriendo los ojos del cuerpo y los del corazón para ver la desigualdad. No sólo la desigualdad natural, que no hay por qué negarla, pues es bien visible: Unos son altos, otros bajos, unos más inteligentes, otros menos, unos de un color, otros de otro, unos de una religión, otros de otra; unos de una cultura, otros de otra, unos del norte, otros del sur, del este o el oeste. No se trata de esas desigualdades que, sin duda alguna, son riqueza común y muchas veces complementariedad. Se trata de las desigualdades que hemos creado o acentuado los hombres a lo largo de los siglos; unos ricos, otros pobres; unos en países que están en guerra, con muertes, destrucción, familias destrozadas, niños, madres y ancianos, desplazados que han tenido que buscar refugio para poder vivir; unos con más medios para luchar contra las pandemias y enfermedades sin cuento, y otros sin ninguno, dejados a su suerte; unos con muchos alimentos, a veces tirándolos porque tiene la fecha caducada, y otros muriendo de hambre. Unos con más años de media de vida y otros menos; unos que disfrutan de una sanidad muy avanzada, y otros que no tienen nada, o la que le da el hechicero de la zona; unos con muchísimo trabajo que causa incluso stress, y otros sin trabajo, todo el día sin hacer nada; unos con unos salarios disparatados, otros explotados por cuatro perras. Los datos y las cifras que nos aporta Manos Unidas son datos y cifras que claman al cielo y a nuestras conciencias.

A esto no nos podemos acostumbrar. Por eso Manos Unidas levanta su voz para denunciarlo, para llamar a nuestras conciencias y poder frenar estas desigualdades, cambiar nuestros estilos de vida y pasar a la acción. Todas estas desigualdades no las queremos para nosotros, y por eso levantamos la voz denunciando las injusticias, porque atentan contra la vida digna de millones de personas.

El fundamento cristiano de nuestros esfuerzos por frenar las desigualdades -ojalá pudiéramos no sólo frenar, sino hacer hacerlas desaparecer completamente- está en que somos todos hijos de un mismo Dios y Padre, el de nuestro Señor Jesucristo, y en Cristo todos hermanos. Esta verdad de fe debe movernos como movió a san Pablo y sus compañeros a hacer una colecta en favor de los pobres de la comunidad cristiana de Jerusalén de la que se nos da cuenta en II Corintios, 8, «siguiendo el ejemplo de Cristo que, siendo rico se hizo pobres por nosotros para enriquecernos con su pobreza; ... No se trata de aliviar a otros, pasando vosotros estrecheces; se trata de igualar. En este momento, vuestra abundancia remedia su carencia, para que la abundancia de ellos remedie vuestra carencia; así habrá igualdad».

También nosotros debemos pasar a la acción viviendo más austeramente, y a pesar de nuestra pobreza relativa, compartiendo con los que menos tienen, de aquí o de allá, de cerca o de lejos, apoyando la tarea de Manos Unidas que con sus proyectos que implican a los más pobres, con nuestras colaboraciones fijas, o en la colecta que se hace en todas las comunidades cristianas este año el 12 de febrero. Colaboremos con Manos Unidas y expresemos así que creemos en Dios Padre y en la fraternidad que nos une en Cristo a todos los humanos.