Cerca de Dios y cerca de los hermanos. Día del Seminario

Para empezar diré que tenemos tres seminaristas mayores. Tenemos perspectivas de futuro. En diversas situaciones no dejo de proponer a los adolescentes y jóvenes la pregunta sobre la vocación. Algunos me han dicho que sí, otros que no saben, otros que no y, otros me dicen que nunca se lo había preguntado nadie o que no lo han pensado, pero que lo pensarán.

Actualmente hay un grupo pequeño al que estamos acompañando algunos sacerdotes para ayudarles a discernir su vocación y la respuesta. Tenemos, además, la perspectiva de futuros diáconos permanentes, casados y no casados.

Hay muchas personas, laicos, laicas, monjes y monjas, religiosos y religiosas, miembros de vida consagrada y sacerdotes que todos los días oran y piden al Dueño de la mies que mande obreros a su mies, y Dios, que no es sordo, sin duda escucha y escuchará.

Muchos jóvenes nobles y generosos en la sociedad palentina buscan su futuro y su felicidad no sólo pensando en ellos sino en los demás, especialmente en los más necesitados, que saben o intuyen que han venido a este mundo llamados por Dios para crecer como personas, trabajar para los demás y para sí, ser felices en el matrimonio, en la soltería, en el servicio eclesial, político, sindical, social y cultural y hacer un mundo más humano, justo y fraterno. Debemos ayudarlos a caer en la cuenta de que puede ser que Dios les llame al amor y a la vida sirviendo como diáconos o sacerdotes y contribuir así a anunciar la alegría del Evangelio y que otros y ellos mismos sean felices.

 ¡Qué bonito e interpelante es el lema de este año! Dice: “CERCA DE DIOS Y DE LOS HERMANOS”!

Todos los cristianos estamos llamados a distinguirnos por estar cerca de Dios y de los hermanos, especialmente de los pobres y necesitados, compartiendo lo que somos y tenemos.

Queremos estar cerca porque amamos a Dios y a nuestro hermano, porque Dios está cerca de nosotros, en Él nos movemos, somos y existimos; estar cerca porque su amor nunca nos abandona y, aunque nosotros le demos la espalda, siempre espera nuestra vuelta para abrazarnos y hacer fiesta; comparte alegrías y penas, salud y enfermedad, vida y muerte; estar cerca porque el Espíritu Santo mora, habita en nosotros y nos hace sentir su compañía, amor, alegría, consuelo y aliento que despierta esperanza de un mundo nuevo.

Los diáconos y sacerdotes somos los que, siguiendo el ejemplo de Jesús, el Buen Pastor y en comunión con Él, después de escuchar su voz y responder a su llamada y confianza, queremos estar cerca de los hermanos para hacerles sentir y experimentar, no sólo saber, por medio de nuestros encuentros y servicios, que Dios ama, acoge y acompaña a todos y a cada uno, con nuestro nombre, apellidos y circunstancias, que no abandona nunca, que busca siempre nuestro bien temporal y eterno.

El Seminario es una institución diocesana donde se forman, viven y conviven, estudian, aprenden, oran y celebran fraternamente, en un ambiente de la familia eclesial, los que, siguiendo la llamada de Jesús y estando “CERCA DE DIOS”, quieren estar y gastar su vida como Él “CERCA DE LOS HERMANOS”.

Entonces, ¿Cómo sentir con el Seminario y ayudar a los seminaristas presentes y futuros? Señalo cuatro modos: Primero: orando al Padre para que despierte las conciencias de nuestros jóvenes, escuchen la llamada de Jesús que invita a ir hacia Él y se planteen su vida desde la cercanía a Dios y a los hermanos. Segundo: Siendo todos nosotros cristianos ejemplares, que estamos cerca de Dios y de los hermanos; que esto se note, sea visible e interpelante para gozo nuestro y de todos. Tercero: hablando y proponiendo la vocación al diaconado y al sacerdocio como un camino para ser feliz y hacer felices a los demás, a nuestros hijos, nietos, amigos, compañeros, a los niños y jóvenes. Y cuarto: colaborando con el Seminario con el interés, el afecto y con nuestra aportación económica en la colecta del Día del Seminario el Domingo 19 de marzo. Así ayudaremos en la formación de los presentes y futuros seminaristas y en las actividades que se realizan desde la Pastoral Vocacional y Juvenil.

+ Manuel Herrero Fernández, OSA

Obispo de Palencia