Santa María, la Montaña y Mons Dei

La Virgen María, la Madre de Dios y Madre nuestra, es venerada desde los primeros tiempos y honrada bajo distintos títulos, a cual más bellos. España es tierra de María: cuántas advocaciones y qué hermosas.

Es honrada como Reina y Madre de la Montaña en su advocación de la Bien Aparecida, en Cantabria. La Virgen de la Montaña es la patrona de Cáceres. Bajo la advocación del Monte la invocan los de Cevico de la Torre, como Virgen del Otero en Frómista, Congosto de Valdavia y Quintanilla de la Cueza; la comunidad cristiana de Muda venera a la Virgen del Oteruelo.

 En nuestra montaña palentina se honra a la Virgen María bajo cuatro grandes advocaciones entrañables y entrañadas: El Carmen en Guardo y en el Valle de Santullán, la Virgen de Lebanza en la Pernía, la Virgen del Brezo en Villafría y la Virgen de Llano en Aguilar.

Toda la diócesis y provincia palentina es profundamente mariana Hay otras advocaciones como la Virgen del Castillo, en Cervera; de Viarce, en Santa María de Redondo; del Rebollar, en Vega de Bur; del Nido, en Pino del Río; de la Asunción, en Villalba de Guardo y en Valdegama; de Areños, en Velilla del Río Carrión; de la Loma, en Recueva de la Peña; del Valle en Vallespinoso de Cervera; de la Milagrosa, en Roscales de la Peña; Santa María la Real, en Mave, Aguilar y Cillamayor; del Amparo, de Villavega de Aguilar; de los Remedios, en Villallano; de Samoño, en Revilla de Pomar, etc. Y es lógico porque nuestro pueblo es cristiano, y todo cristiano es y debe ser mariano, ya que el primer creyente mariano fue Jesús de Nazaret, Hijo del Padre y de María.

Algunas de las imágenes más señeras enriquecerán la Exposición Mons Dei y su extensión Ecclesia Dei que próximamente se abrirá en Aguilar patrocinada por la Fundación Las Edades del Hombre. Por cierto: hay en el Monasterio de Santa Clara de Palencia una imagen de la Virgen que lleva el título de Nuestra Señora de Todas las Edades.

¿Tiene que ver algo la Virgen María con la Montaña? San Lucas nos presenta a Santa María, ya embarazada de Jesús por obra del Espíritu Santo, diciendo: «En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá» (Lc 1, 39). Ella es la Hija de Sión, (Sof 3, 14) en la que mora Dios. Va por la montaña de Judá llevando la alegría a la casa de Zacarías e Isabel, para acompañar y servir. San Juan nos presenta a María en el monte Calvario, al pie de la cruz, abriendo sus entrañas maternales para entregar al Padre su Hijo y para acoger en su seno a todos los hombres, representados en el discípulo amado (Jn 19, 25-28). Aquí María se presenta como la Virgen oferente que entrega la mejor de sí, lo más querido, y que acoge con amor y fecundidad de Mujer y Madre a todos los hombres.

¿Qué mensajes nos trae la feliz presencia de Virgen María en la Exposición? ¿Qué podemos aprender de ella, que es Madre, Maestra, primera evangelizada y evangelizadora? Considero que muchas lecciones. Enumero algunas casi de pasada. 1ª: ponerse en camino, salir de nosotros mismos; 2ª: de prisa: no a paso de tortuga, ni como los cangrejos, marcha atrás, sino buscando y con ánimo y energía; 3ª: para encontrarse con Dios, el hermano, el pueblo, la creación y uno mismo; 4ª: para hacer saltar de gozo llevando alegría, bendición, gracia y amor, como a Zacarías e Isabel y al pequeño Juan; 5ª: alabar y cantar a Dios dándole gracias con la vida y las obras; 6ª: alegrándonos en el Señor que nos ha llenado de gracia, está con nosotros y hace obras grandes en nosotros y en todos los hombres y en toda historia; 7ª: y todo desde la humildad y pequeñez, porque todo es gracia inmerecida; 8ª: con confianza total en Dios, que es amor y nos mira con ternura y misericordia; 9ª: en sintonía y comunión total con Dios y su obra de misericordia que le lleva a derribar del trono a los poderosos, enaltecer a los humildes, llenar de bienes a los hambrientos y despedir vacíos a los ricos; 10ª: confesando que Dios auxilia a todos porque es Padre rico en misericordia.

Elevo a Santa María esta pequeña oración que os invito a compartir: «Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios; míranos, escúchanos, cuídanos, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre, plenitud del Hombre, de la historia, pequeña y grande, y de las Edades del Hombre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo!». Amén.

+ Manuel Herrero Fernández, OSA

Obispo de Palencia