Tienes una Carta del Papa Francisco

«¿Eres de los que se conforman con la mediocridad? El Papa te ha escrito una carta de muchas páginas, un mensaje para lo que como tú viven los riesgos, desafíos y oportunidades de hoy, para los que crían a sus hijos con amor, los que trabajan por llevar el pan a casa, los ancianos, los religiosos, los que se preparan para el futuro, para todos y para cada uno, para nosotros y nos dice que todos estamos llamados a la santidad. Tú también. ¿Lo sabías? Sin creerte mejor que nadie, no saber más o hacer más que los demás, ni engañarte con un moralismo sin caridad, sin dejar de contra en la gracia de Dios para alcanzar la santidad. Jesús te enseña el camino. Jesús es el Camino. Seguirlo hoy es in a contracorriente, no ignorar los sufrimientos ni las injusticias de este mundo, es ser audaz, luchador, ser humilde y tener sentido del humor. “No tengamos miedo a ser santos”, dice el Papa”».

Este texto que interroga e interpela es el que acompañaba a las imágenes de un video que proyectaron en Roma el pasado lunes, cuando presentaban la nueva Exhortación Apostólica GAUDETE ET EXULTATE del Santo Padre Francisco sobre el llamado a la santidad en el mundo actual. Te invito a ver este video que tiene unas bellas imágenes en Youtube vaticano. Lo buscas en internet y déjate interpelar por él.

Hoy quiero presentarte esta carta del Papa, pero sobre todo invitarte a que la leas, la subrayes, la medites, la releas; pero sobre todo te animo a poner en práctica lo que allí nos dice. Es lo que yo hago e intento hacer. El texto entero lo puedes bajar de internet o lo puedes adquirir en las librerías. Es una carta larga; pero no te asustes; la puedes leer poco a poco, despacio. El estilo es sencillo a la vez que profundo. Habla para el hombre de hoy. Si alguna cosa no entiendes, la pasas, y no pasa nada; si acaso no quieres perderte nada, lo relees al final. A veces una página da la clave de la otra. En artículos sucesivos iré desgranando con alegría los capítulos de esta hermosa, sencilla y fraterna carta.

Tiene 177 números, y se ve que es algo personal del Papa, no sólo porque la firma, sino porque creo descubrir allí muchas claves de su vida. Es no quiere decir que no le haya ayudado alguno porque tienen tantas ocupaciones que no sé de dónde saca tiempo y fuerzas. Bueno, si lo sé: del Señor y su Espíritu.

¿Qué pretende? Lo dice él casi nada más comenzar. Nos dice: «No es de esperar aquí un tratado sobre la santidad, con tantas definiciones y distinciones que podrían enriquecer este importante tema, o con análisis que podrían hacerse acerca de los medios de santificación. Mi humilde objetivo es hacer resonar una vez más el llamado a la santidad, procurando encarnarlo en el contexto actual, con sus riesgos, desafíos y oportunidades. Porque a cada uno de nosotros Dios nos eligió para que fuésemos santos e irreprochable ante el por el amor (Ef 1, 4)» (GE, 2).

El título es muy significativo y nos da una de las calves de su pontificado. Gaudete et Exultate, es decir, Alegraos y Regocijaos. El Papa, siguiendo a Jesucristo, no desea otra cosa sino contribuir a la verdadera alegría y regocijo del ser humano. Cuántas veces ha dicho y repetido que el cristiano no puede ser una persona triste, con cara de perpetuo funeral, ni un aguafiestas, sino alegre. Toda la Biblia es una buena noticia, desde la primera página con la creación, hasta las últimas en que se nos invita al banquete de bodas del Cordero -Jesucristo- con la iglesia, con la humanidad salvada. La palabra “evangelio” significa buena noticia para alegría de los tristes, de los que viven cada día malas noticias. La primera palabra que el ángel le dirige a María es: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo» (Lc 1, 26-38). Ella responderá: «Proclama mi salma la grandeza del señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador porque ha mirado la humildad de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones» (Lc 1, 46-48). A los pastores de Belén el ángel les dice: «No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo» (Lc 2, 10). Jesús proclamará el camino para auténtica alegría, el de las bienaventuranzas (Mt 5, 1-12). Después de la muerte, ya resucitado el Señor, le sale al encuentro y les dice: «Alegraos» (Mt 28, 9).

El Papa nos invita nos dice dónde está la fuente de la alegría: «“Alegraos y regocijaos” (Mt 5, 12), dice Jesús a los que son perseguidos o humillados por su causa. El Señor lo pide todo, y lo que ofrece es la verdadera vida, la felicidad para la cual fuimos creados. Él nos quiere santos y no espera que nos conformemos con una existencia mediocre, aguada. licuada. En realidad, desde las primeras páginas de la Biblia está presente, de diversas maneras, el llamado a la santidad. Así se lo proponía a Abrahán: “Camina en mi presencia y sé perfecto” (Gen 17, 1)» (GE,1).

+ Manuel Herrero Fernández, OSA

Obispo de Palencia