En el IV Domingo de Pascua se nos invita a RENACER AL AMOR DEL RESUCITADO.
“REAPERTURA HOY DEL CENTRO OCUPACIONAL DONDE LOS USUARIOS, POR FIN, SE HAN PODIDO REENCONTRAR CON MONITORES Y COMPAÑEROS”
Un gran cartel de bienvenidos y muchos globos de colores lucían esta mañana a las puertas del centro ocupacional que después de casi un año estaba cerrado. Nervios y alegría entre la directora y los monitores que esperaban con ganas a los usuarios. A sus rostros de nuevo llegan las sonrisas y la alegría porque después de este duro periodo, lo cotidiano se convierte en bendita rutina, en felicidad”
Estamos en tiempo de buenas noticias, de dar importancia a lo que realmente nos importa, aquello que nos hace felices y nos hace sentir en plenitud. Es tiempo de renacer al amor.
Evangelio: Juan 15, 9-17
Jesús les dijo: "Como el Padre me amó, así también los he amado yo: permanezcan en mi amor. Si cumplís mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he cumplido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he dicho todas estas cosas para que mi alegría esté en vosotros y vuestra alegría sea completa.
Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. No hay amor más grande que dar la vida por sus amigos, y sois vosotros mis amigos si cumplís lo que os mando. Ya no os llamo servidores, porque un servidor no sabe lo que hace su patrón. Os llamo amigos, porque os he dado a conocer todo lo que aprendí de mi Padre.
Vosotros no me elegisteis a mí; he sido yo quien os eligió a vosotros y os preparé para que vayáis y deis fruto, y ese fruto permanezca. Así es como el Padre os concederá todo lo que pidáis en mi Nombre. Amaros los unos a los otros: esto es lo que os mando.
Reflexión
Centremos nuestra atención en cómo Jesús nos llama amigos. No sé si alguna vez hemos pensado lo que es tener un verdadero amigo. Y es que en realidad son muy pocas las personas a las que podemos llamar «amigos». Pues el amor del amigo es transparente; es un amor desinteresado que, como nos lo presenta Jesús, es capaz, incluso, de dar la vida por el otro. Exige confianza total, discreción, prontitud, fidelidad, disponibilidad. Jesús nos llama a nosotros sus amigos.
¿Imagináis lo que es ser «amigo» de Dios y todo lo que esto significa en nuestra vida?
Para ser sus amigos ¿basta con cumplir sus mandamientos?
El mandamiento de Jesús no tiene medida humana. No es Amar “como a ti mismo”, sino “como yo os he amado”. Ya no somos nosotros la medida, “amar al prójimo como a ti mismo”, sino el propio Jesús, como él nos ha amado. Y el modo en que Jesús nos ha amado lo encontramos en su entrega, la entrega de su vida, por amor a nosotros.
Además, nos transmite este amor, esta entrega al prójimo desde la alegría, nos quiere transmitir que esto es realmente lo que nos hace sentir bien, nos hace ver que el mensaje de amor de Dios es un mensaje que nos hace realmente felices y nos ayuda a vivir en plenitud. Es un renacer desde el amor más profundo.
Oración. Hay que nacer de nuevo
Nací una vez,
a la luz, a la vida, al ruido, a los olores,
al calor y al frío, a los abrazos, al hambre, a los sabores,
a la saciedad, al gusto, a la música, a la ternura,
a los encuentros.
Después,
pequeñas muertes fueron matando sueños,
anhelos, inocencia y pasión.
Si tú tiras de mí,
naceré de nuevo,
al reino y al evangelio, al amor y la esperanza,
a la voz de los profetas, a una misión.
Cada vez que muera,
volveré a nacer.
La verdad se irá curtiendo en mil duelos.
El espíritu irá renovando mi yo gastado.
El agua viva lavará cada herida vieja.
Hasta esa muerte final,
que será antesala de un último nacimiento,
a la Luz, a la Vida, y al Amor.
Y esta vez ya para siempre.
José María R. Olaizola, SJ.
Canción: Hasta la locura