"Re-crear la Vida" - IV Domingo de Adviento

El broche de oro del adviento, MARÍA. Ella con su SÍ nos da al autor de la Vida, a la Vida misma y llena esa cuna vacía, de una manera plena. Volver a crear, RE-CREAR LA VIDA es lo que deseamos con nuestro SI comprometido a la VIDA.

 

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La Buena Noticia

 

En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.

Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó:

«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.

Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».

Lucas 1, 39-45

 

Comentario

 

En este Cuarto Domingo la figura que nos sale al encuentro como modelo a seguir es la de MARÍA. Ella, para así RE-CREAR la Vida, se lanza al camino, se desinstala y se pone en movimiento,

sacrificándolo todo, hasta el propio sentido común.

María no olvida sus dudas e incertidumbres, su miedo, su vértigo y su vulnerabilidad. Pero superando todo lo que tira de ella enormemente hacia sus propias seguridades, confía y va a un lugar en la

MONTAÑA. Siempre la montaña, donde siempre hemos sido convocados para encontrarnos con Dios. También en esta ocasión, qué casualidad, la Virgen María acaba yendo a un lugar en la montaña.

María se pone en camino y VA APRISA. Algo en lo más hondo de su ser la impulsa a correr allí. Sabe, sin saber, que algo importante va a acontecer allí. Por eso se abandona y CONFÍA.

En lo cercano y familiar, en ese ambiente cálido con aroma a hogar, es donde Dios abraza a María con toda la fuerza de su Espíritu Santo y le hace sentirse segura, protegida en medio de la tormenta que está viviendo. “¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre!”, exclamó a voz en grito su prima Isabel. Es Isabel el instrumento del que se sirve Dios para, Él mismo, abrazar a María y fortalecer su fe y su confianza. ¿No os parece también una llamada de Dios a cada uno de nosotros para “dejarnos usar por Él”, y ser así canales de Su Espíritu de confianza y bondad, de Su presencia en la vida de los que más le necesitan?

María, nuestra Madre, entona un SI A LA VIDA re-creándola. Un Sí a la Vida, al DIOS CON NOSOTROS que abre caminos de profunda alegría, una alegría inexplicable, misteriosa y a la vez REAL.

Una alegría como la de Juan, que en cuanto LES sintió cerca, a Santa María y al Niño, “saltó de alegría” en el vientre de Isabel, su madre.

La Virgen abre caminos de fe, esperanza y amor, vividos plenamente en la vida de aquellos arrinconados por la intemperie, la enfermedad, el sufrimiento, la necesidad y la muerte. Ella, guiándonos A

TODOS al pesebre ya limpio y preparado, nos lleva al encuentro con su Hijo Jesús, que nos devolverá la dignidad y la confianza a toda la humanidad al asegurarnos la presencia salvadora de Dios EN NUESTRA VIDA.

Sí, Ella lo sabe...

 

Una experiencia

 

Somos un matrimonio con 7 hijos.

El 28 de mayo de 2.012 era un día festivo para los niños y llevamos a nuestros 3 hijos mayores a un centro comercial. Se produjo un incendio y los niños se quedaron atrapados en la planta de arriba de la

guardería. Murieron 13 niños, 3 profesoras y 2 bomberos. Entre ellos nuestros 3 hijos mayores de 7, 5 y 2 años.

Una auténtica tragedia, que rompió nuestra familia.

Nuestra vida se paralizó en ese momento y todo en lo que creíamos dejó de tener sentido. Nuestros hijos se habían ido para siempre.

Unos días nos queríamos morir. Otros nos preguntábamos por qué Dios había permitido que nos pasara esto a nosotros. Nada nos consolaba.

Lo que más nos consolaba era ir a misa y comulgar. Sabíamos que nuestros hijos estaban en el cielo con Dios, y al comulgar a Jesús, sentíamos a nuestros hijos muy cerca.

Nos abandonamos en Dios y confiamos totalmente en Él. Solo Él sabe lo que es bueno para nosotros.

Fuimos saliendo adelante gracias a 3 apoyos: 1) nuestras familias. 2) La iglesia, con sus sacerdotes, que nos dirigieron la mirada al cielo. En esos momentos fue fundamental buscar dentro de nosotros lo poco que

habíamos sembrado de jóvenes. 3) Un grupo de matrimonios que tienen hijos en el cielo que nos enseñaron a sonreír de nuevo y a mirar al futuro con ilusión.

Y nos fuimos dando cuenta de lo único importante en la vida: llegar al cielo, poner tu vida en manos de Dios y dejarte hacer.

Ya de vuelta en España, tuvimos a nuestro 5º hijo en 2.013. En 2.015 nació la 6ª, y en 2.017 la 7ª. Así que tenemos 7 maravillosos hijos: 3 en el cielo y 4 en la tierra.

Aunque suene raro, ahora somos mucho más felices que antes. Hay dolor, pero somos muy felices.

 

Pensamos

 

¿Noto en mi vida que...?

 Vamos llegando al final de un camino sembrado de momentos en este Adviento de 2021

 Algo puede que esté cambiando, al notar en el ambiente ese algo, ese Alguien más bien, que parece que nos dice “¡Ánimo, ya estás cerca! ¿No lo notas?...”

 

Oramos

 

De luz nueva se viste la tierra,
porque el sol que del cielo ha venido

en el seno feliz de la Virgen
de su carne se ha revestido.

El amor hizo nuevas las cosas,
el Espíritu ha descendido
y la sombra del que es poderoso
en la Virgen su luz ha encendido.

Ya la tierra reclama su fruto
y de bodas se anuncia la alegría,
el Señor que en los cielos moraba
se hizo carne en la Virgen María.

Gloria a Dios, el Señor poderoso,
a su Hijo y Espíritu Santo,
que en su gracia y su amor nos bendijo
y a su reino nos ha destinado. Amén

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