Palabra y Vida - Encuentro, diálogo y conversión

En el evangelio de hoy, Jesús se encuentra con una mujer en el pozo de Jacob a quien pide agua. La historia de la salvación ofrece muchas historias de encuentro que tienen lugar en torno a un pozo.

 

El pozo, lugar de encuentro

Recordemos brevemente tres de estos acontecimientos. En torno a un pozo Dios eligió a tres mujeres para participar en el plan salvador: a Rebeca, como mujer de Isaac; a Raquel, como mujer de Jacob y a Séfora, como mujer de Moisés. En ese escenario, en torno a un pozo, Jesús se detiene porque tiene sed y necesita agua. La llegada de una mujer con el cubo parece ser la solución al problema de la sed. Jesús se dirige a ella y le pide de beber. No era mucho lo que pedía, y no era difícil hacer el favor de dar un vaso de agua. Una oportunidad que el Señor quiere aprovechar para encontrarse, para relacionarse con aquella mujer. En el entorno de nuestros intereses el Señor nos está esperando y quiere encontrarse con nosotros.

 

El pozo, tiempo de diálogo

Llama la atención que Jesús quiere entrar en diálogo con la mujer. La mujer no quiere hablar y sorprende cómo hace todo lo posible por eludir el diálogo. No quiere entrar en conversación. Rehúye dialogar. Y para ello comienza a dar una infinidad de excusas. La mujer no quiere hablar con Jesús. Busca excusas y pretextos para no hablar, soy una mujer, tu eres un hombre, soy samaritana y tu judío, tu no debes hablar conmigo… Pero Jesús insiste en entablar conversación. Al ver que no le da agua, Jesús acaba por ofrecerle agua. Pero sigue negándose a hablar y vuelve a ofrecer más excusas. Tú no tienes cubo y el pozo es muy profundo, ¿cómo vas a conseguir sacar el agua?

Por tercera vez, el Señor insiste en hablar. Creyendo que no habla porque no está su marido presente, le pida que vaya a buscarle. Una vez más la mujer elude hablar de su vida personal y responde que no tiene marido. Ocasión que el Señor aprovecha para responder que lo sabe porque ha tenido varios y a ninguno ha dado su corazón.

 

El pozo, lugar de conversión

De lo que después pasó en el corazón de aquella mujer conocemos el final. La admiración por aquel hombre que la ha dicho quién es, que conoce su corazón la lleva a cambiar de vida y buscar a partir de ahora un agua que quite verdaderamente la sed. El agua viva que sacia los deseos de nuestro corazón. Aquel encuentro y aquel diálogo cambiaron el corazón de la samaritana. Las historias de las mujeres en el pozo habían acabado con una nueva vida para todas ellas. Hoy el texto de la Samaritana nos propone revivir su experiencia. También nos espera el Señor junto al pozo de nuestros deseos para encontrarse con nosotros y hablar a nuestro corazón. Una vez más hará lo posible para que busquemos el agua viva que nos haga hombres nuevos.

Preguntémonos qué excusas y pretextos ponemos para no encontrarnos con Dios, para no hablar con él, para no dejar que él nos descubra nuestro interior. Hagamos posible este acercamiento de Jesús a nuestras vidas para pedirnos que le demos nuestra agua y nuestro amor.

 

Comentario al Evangelio del 12 de marzo de 2023, por José María de Valles, delegado diocesano de Liturgia. Emitido en “Iglesia Noticia” de la Diócesis de Palencia.