El pasado 25 de enero, 46 delegados y voluntarios de la Pastoral Penitenciaria de las Diócesis de Castilla y León se reunió en la casa de los Misioneros del Verbo Divino, de Dueñas (Palencia), para celebrar un encuentro que giró en torno a “la realidad de la inmigración en la sociedad y en las cárceles”.
En nuestras cárceles un número importante de personas son inmigrantes, muchos de ellos huyendo de la pobreza. El papa Francisco, en Fratelli Tutti, señala acertadamente la situación que estamos viviendo.
Para esta jornada se contó como ponente con Patricia Fernández Vicens, abogada, especializada en infancia, exclusión social y migraciones.
Tras la llegada y la oración se dio paso a la primera ponencia que abordó el tema de “La realidad de la Inmigración y Ley de extranjería”. Tras el descanso-café y un posterior diálogo se pasó a la segunda ponencia titulada “Respuesta evangélica: Acogida y acompañamiento”.
Con la comida, un tiempo de diálogo y la acción de gracias por el Encuentro se dio por finalizado el mismo.
LOS ENCUENTROS DE PASTORAL PENITENCIARIA
Los Encuentros de la Pastoral Penitenciaria, Delegados, Capellanes, Voluntarios y Voluntarias han sido siempre momentos importantes para fortalecer la Pastoral, no sólo de la Región sino también de cada una de las Diócesis. Es en el Encuentro donde se encuentran razones y motivaciones para permanecer con ilusión en esta misión tan importante como es estar cerca y acompañar a las personas privadas de libertad.
Toda misión de la Iglesia ha de ser comunitaria y la acción de la Pastoral Penitenciaria lo necesita especialmente por los graves problemas a los que se enfrenta cada día. La prisión no es una isla en la nada, ni tampoco una estación final de trayecto. Casi todos los problemas que nos encontramos dentro de las prisiones tienen su origen fuera, son consecuencia de causas sociales.
FRATELLI TUTTI
«Tanto desde algunos regímenes políticos populistas como desde planteamientos económicos liberales, se sostiene que hay que evitar a toda costa la llegada de personas migrantes... No se advierte que, detrás de estas afirmaciones abstractas difíciles de sostener, hay muchas vidas que se desgarran. Muchos escapan de la guerra, de persecuciones, de catástrofes naturales. Otros, con todo derecho, buscan oportunidades para ellos y para sus familias. Sueñan con un futuro mejor y desean crear las condiciones para que se haga realidad» (Fratelii Tutti, 37).
«Lamentablemente, otros son atraídos por la cultura occidental, a veces con expectativas poco realistas que los exponen a grandes desilusiones…» (FT, 38)
«Para colmo en algunos países de llegada, los fenómenos migratorios suscitan alarma y miedo, a menudo fomentados y explotados con fines políticos. Se difunde así una mentalidad xenófoba, de gente cerrada y replegada sobre sí misma» (FT, 39)
«Las migraciones constituirán un elemento determinante del futuro del mundo. Pero hoy están afectadas por una pérdida de ese sentido de la responsabilidad fraterna, sobre el que se basa toda sociedad civil. Europa, por ejemplo, corre serios riesgos de ir por esa senda. Sin embargo, inspirándose en su gran patrimonio cultural y religioso, tiene los instrumentos necesarios para defender la centralidad de la persona humana y encontrar un justo equilibrio entre el deber moral de tutelar los derechos de sus ciudadanos, por una parte, y, por otra, el de garantizar la asistencia y la acogida de los emigrantes» (FT, 40).