Equipos Eclesiales para fortalecer la corresponsabilidad en la vida de la Iglesia

Equipos Eclesiales para fortalecer la corresponsabilidad en la vida de la Iglesia

Enmarcado en el objetivo diocesano de impulsar la creación de EQUIPOS ECLESIALES, hoy sábado 12 de abril, en el colegio San Gregorio de Aguilar de Campoo, se ha celebrado un Encuentro que ha reunido a Equipos Eclesiales, Consejos de Pastoral y Animadores de las Zonas y Unidades Pastorales. La jornada, que ha contado con una nutrida participación, se ha estructurado en torno al intercambio de experiencias, la reflexión compartida y la propuesta de líneas de acción para el futuro.

La sesión se ha inauguró con la acogida por parte de los organizadores, seguida de una oración inicial y la presentación de los asistentes. Miguel Pérez, uno de los responsables de la jornada, ha introducido el encuentro subrayando su finalidad: “Favorecer el trabajo en equipo y fortalecer el camino conjunto de las comunidades, desde la experiencia y el compromiso de los laicos”.

A continuación, Macu Martín ha ofrecido un recorrido por la historia reciente de los equipos eclesiales en el ámbito diocesano, aportando claves para comprender su evolución y el contexto actual. Acto seguido, se ha presentó la experiencia de una parroquia de Santander que ha logrado articular un modelo de corresponsabilidad parroquial transformador.

 

Un modelo eclesial centrado en la corresponsabilidad

A través del testimonio llegado desde la vecina diócesis de Cantabria, los participantes pudieron conocer una experiencia viva de Iglesia en salida: “Una etapa en la que se haga realidad la corresponsabilidad, favoreciendo un modelo de parroquia que, ligada a la Iglesia diocesana, no dependa sólo del sacerdote, sino de la vivencia cristiana de las personas que la conforman”, ha afirmado.

Esta visión se complementa con una apuesta decidida por la participación de todos los miembros de la comunidad: “Potenciar el trabajo en equipo, avanzar en la reflexión y la formación, facilitar la participación de más personas…, proporcionar información al entorno que anime a participar”, han señalado.

Uno de los aspectos más destacados ha sido la redefinición del papel del equipo ministerial: “Equipo corresponsable junto con el sacerdote (no al servicio del sacerdote), que se encargase de animar, acompañar y coordinar toda la vida parroquial”. Asimismo, se ha subrayado la importancia de “hacer de la parroquia una comunidad cristiana de seguidores de Jesús, iguales en dignidad y poniendo al servicio de los demás los dones y carismas que cada persona tiene”.

 

Espacio para el diálogo y el discernimiento

El encuentro ha continuado con un tiempo de diálogo abierto, en el que los asistentes han podido plantear dudas, compartir inquietudes y profundizar en las claves ofrecidas por la experiencia de Santander. Tras una pausa para el café, se ha dado paso al trabajo en grupos.

Para este, se ha entregado a cada grupo una hoja con el recorrido de su zona o unidad pastoral en relación con la creación y funcionamiento de los equipos eclesiales. A partir de ahí, se han propuesto dos preguntas para el discernimiento comunitario: ¿En qué aspectos nos vemos identificados que fortalecen nuestro camino? y ¿Qué aportaciones de la experiencia de Santander nos sirven para avanzar?

Los grupos han elaborado listados con las fortalezas y desafíos que perciben en sus realidades. Entre las fortalezas se han destacado la implicación creciente de los laicos y el deseo de caminar juntos. Entre los desafíos, se han mencionado la necesidad de formación continua, la clarificación de funciones y la integración de los equipos en la vida ordinaria de la comunidad.

 

Una propuesta diocesana de futuro

La jornada ha concluido con una propuesta diocesana de continuidad que busca reforzar los procesos ya iniciados. Se ha presentado una línea de acompañamiento y formación en torno a dimensiones fundamentales de la vida parroquial: catequesis, liturgia, acción caritativo-social y dinamización comunitaria. Asimismo, se han introducido metodologías participativas y dinámicas de funcionamiento basadas en el diálogo y el discernimiento compartido.

La propuesta se ha completado con una invitación al diálogo abierto sobre las necesidades formativas concretas de cada zona. Entre las cuestiones planteadas han figurado interrogantes de calado: ¿Qué relación existe entre el consejo de pastoral y el equipo ministerial? ¿Qué procesos formativos han seguido los laicos para asumir tareas de coordinación? ¿Cómo acoge la comunidad el liderazgo de un laico en lugar de un sacerdote?