Investigar con los medios de hoy... para conocer nuestro pasado

Investigar con los medios de hoy... para conocer nuestro pasado

En un acto celebrado esta mañana en la Casa del Cabildo de la Catedral de Palencia, se ha presentado ante los medios de comunicación el ambicioso proyecto de Estudio Osteoarqueológico de los Restos Óseos hallados en la Capilla de San Isidro, un esfuerzo multidisciplinar e internacional que pone en valor el patrimonio histórico de la ciudad y su catedral.

El proyecto, coordinado por la empresa ADITU Arkeologia, especializada en estudios históricos y formación científica, cuenta con la participación de doce estudiantes de universidades de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Malasia, así como con el respaldo de investigadores y docentes de instituciones académicas de Australia, Suiza, España y Reino Unido. Durante tres semanas, estos alumnos se formarán en Palencia en técnicas avanzadas de análisis osteológico, al tiempo que contribuyen a esclarecer aspectos clave de la historia medieval palentina.

 

Palencia se abre al mundo a través de su pasado

El deán de la Catedral, Dionisio Antolín, ha abierto la presentación con palabras de orgullo y gratitud: “Nuestra catedral vuelve a ser noticia, y por una razón hermosa. No solo es un lugar de culto, sino también de cultura y conocimiento. Gracias a esta colaboración, Palencia se proyecta al mundo, y al mismo tiempo los palentinos descubrimos nuevas páginas de nuestra propia historia”.

 

Un osario olvidado que hoy vuelve a hablar

La base del estudio son los restos óseos hallados en las excavaciones de 2023 en la capilla de San Isidro, anteriormente conocida como San Miguel. Según ha explicado el arqueólogo de la Catedral, Arturo Balado, el descubrimiento corresponde a un gran osario, resultado de una reorganización litúrgica y arquitectónica realizada en los inicios del siglo XVI, probablemente motivada por las obras de ampliación monumental de la catedral durante el obispado de Fonseca.

“El osario contiene restos procedentes de enterramientos previos, probablemente realizados entre los siglos XII y XV. En vez de destruirlos, se mantuvieron en sagrado, acumulándolos en un depósito junto a una cripta que se abre al exterior. Es un ejemplo del respeto funerario de la época, pero también un enorme desafío para su estudio”, ha explicado Balado.

 

Un laboratorio internacional en el corazón de Palencia

El proyecto ha transformado el subsuelo de la catedral en un auténtico laboratorio de investigación arqueológica, según ha explicado Emma Bonthorne, directora del curso, doctoranda en la Universidad de Oxford y especialista en osarios complejos: “Este tipo de contexto, en el que los huesos están desarticulados y mezclados, ha sido históricamente ignorado por su complejidad. Pero hoy la ciencia osteoarqueológica permite obtener información valiosa, sobre todo a nivel poblacional: distribución por sexo, edades, salud, alimentación o causas de muerte”.

Bonthorne, quien ha trabajado durante años en el osario de Roncesvalles -uno de los más grandes de la península- ha señalado que el de Palencia, aunque de menor escala, presenta una riqueza científica notable: “Estamos analizando entre 10.000 y 20.000 fragmentos óseos. Es un volumen considerable que nos permitirá conocer mejor a quienes vivieron y murieron en Palencia durante la Edad Media”.

Además de su vertiente investigadora, el curso tiene un marcado carácter formativo. “Muchos de los estudiantes están realizando aquí prácticas vinculadas a sus tesis de máster o doctorado. Este tipo de experiencia no es común en sus países de origen. Palencia les ofrece un contexto excepcional para aprender haciendo”, ha indicado la arqueóloga.

 

Una oportunidad única para los estudiantes

Una de las estudiantes, Evengeline Strickland, procedente de la Universidad de Waterloo (Canadá), ha relatado su experiencia en el curso: “Nunca había tenido acceso a un contexto arqueológico tan rico. Lo supe gracias a compañeros que participaron en Navarra y no lo dudé. Aquí trabajamos con huesos fragmentados, sin conexión anatómica, lo que exige precisión y cooperación constante. Es una oportunidad increíble antes de iniciar mi doctorado”.

Strickland destacó también el valor humano del proyecto: “No solo aprendemos ciencia. También entendemos el respeto por los difuntos, por la historia y por la comunidad que nos acoge”.

 

Una apuesta por la historia desde la fe y la ciencia

El obispo de Palencia, Mons. Mikel Garciandía, es uno de los impulsores del proyecto, inspirado por experiencias similares en Navarra, donde colaboró con ADITU en investigaciones arqueológicas durante varios años: “Es emocionante ver cómo la Iglesia puede ser también un espacio para la ciencia, para la formación y para el diálogo con la historia. Estos restos nos conectan con los hombres y mujeres que vivieron su fe aquí hace siglos. No son números, son parte de nuestra memoria cristiana”.

El obispo también ha subrayado la importancia de reintegrar los restos en un lugar digno tras el estudio: “El objetivo es que puedan volver a descansar en paz en la propia catedral o en un contexto sagrado apropiado. No se trata solo de ciencia, sino también de respeto”.

 

Un proyecto con vocación de futuro

Este proyecto forma parte de una serie de iniciativas que están situando a Palencia como referencia en la investigación patrimonial. Se prevé que los resultados preliminares del estudio estén disponibles a finales de 2025, y no se descarta una segunda edición del curso ante el interés creciente y la magnitud del material recuperado.