Material para el Animador de la Palabra.
Celebración del XXV Domingo del Tiempo Ordinario. 22 de septiembre de 2019.
1. AMBIENTACIÓN
Podemos colocar en lugar bien visible un cartel con una de estas frases: “El dinero corrompe” o “Honrados en todo”
2. RITOS INICIALES
Monición. Bienvenidos hermanas y hermanos a la celebración de la fe, que se convierte para nosotros en el corazón de la semana cristiana. Este encuentro vivido con intensidad nos ha de alimentar espiritualmente para continuar con entusiasmo en el seguimiento de Jesús.
Hoy nos vamos a encontrar con un mensaje que tal vez sacuda nuestras conciencias. Las lecturas denuncian que el amor al dinero y a las riquezas conduce a cometer grandes injusticias. El dinero nunca ha de ser el bien principal ni el valor absoluto. Más aún Dios y el dinero son radicalmente incompatibles, no los podemos colocar a la misma altura.
Acojamos, pues el mensaje de la Palabra con un corazón abierto para vivir con la calidad que propone el Evangelio.
Canto
Saludo. Hermanas y hermanos, bendigamos al Señor, nuestro único Dios.
Acto penitencial
Porque hemos hecho daño, Señor, ten piedad.
Porque hemos descuidado responsabilidades importantes, Señor, ten piedad.
Porque eres una fuente inagotable de perdón, Señor, ten piedad.
Gloria
Oración. Dios, Padre bueno, enséñanos a descubrir tu mirada cariñosa sobre nosotros, para poder nosotros mirar con cariño a nuestros hermanos, sirviéndolos siempre con fraternal cariño. Por J. N. S. amén.
3. LITURGIA DE LA PALABRA
Monición a las lecturas. Nuestro Dios es especialmente sensible a las faltas de solidaridad. Trampear, pisar los derechos de los demás es un pecado que Dios recrimina tajantemente. En esa línea, Jesús asegura: “No podéis servir a Dios y al Dinero”. Para un cristiano el valor supremos es Dios y las personas creadas a su imagen. Todo lo demás ha de estar subordinado a esto.
Lecturas. Am 8,4-7. Salmo o canto. 1Tm 2,1-8. Aclamación. Lc. 16,1-13. Breve silencio
Comentario homilético. El profeta Amós denuncia con valentía las injusticias y los atropellos que cometen las personas que idolatran al dinero. Por tener y dominar están dispuestas a pisar a quien se ponga por delante. La avaricia es insaciable y corrompe lo inimaginable. Pero Amós sentencia con autoridad: “Jura el Señor que no olvidará vuestras acciones” Es decir, Dios no es un ingenuo, nos corregirá y pedirá cuentas hasta que reconozcamos nuestros errores y vergüenzas.
Esta denuncia crítica de Amós es trasladable a cualquier otro momento de la historia. El que tiene dinero manda, domina, engaña, influye, oprime... pero le falta lo más grande, - ¿quizás porque es gratis? - : la felicidad.
La fiebre del dinero, del poseer, es muy difícil de curar... Son muchos los que adoran al dinero y por él venderían has la propia dignidad. Pero las consecuencias son desastrosas.
En el fondo, el mensaje evangélico nos recuerda el mandamiento de amar a “Dios sobre todas las cosas”, no se puede servir a dos señores. Si Dios no es el Señor de nuestro corazón, si nos domina el afán de poseer más y más... obsesivamente, no es de extrañar que aparezca todo tipo de corrupción. El ideal es ser personas al estilo de Jesús: desprendidas, solidarias, fraternas.
Esta parábola del administrador injusto, que hemos escuchado, puede desconcertarnos un poco, no es fácil entenderla en una primera lectura... ¿Qué quiere decir Jesús? Si la relacionamos con las sentencias finales, podemos sacar estas conclusiones:
1ª. Hemos de emplear la inteligencia y el ingenio para lo bueno, para hacer el bien. Los creyentes en Jesús, “hijos de la luz” tenemos que ser, despiertos, pero jugando limpio.
2ª. Jesús no ensalza el fraude ni la corrupción, sino la imaginación y la astucia para salir de los aprietos. ¿Van a ser más listos los hijos de las tinieblas que los hijos de la luz?
3ª. El reino de Dios se construye a base de honradez, desprendimiento y fidelidad. Pero si no somos de fiar en la gestión de las cosas pequeñas y ordinarias, ¿Cómo nos van a confiar proyectos importantes?
4ª. El que no es de fiar en el dinero, no es de fiar en nada. Dicho de otra forma, el que no demuestra honradez y calidad de vida en lo pequeño, no es de fiar.
5ª. Un resumen de todo podría ser: “Corazón honrado y manos limpias”. Un buen lema para la vida cristiana. (silencio de interiorización)
Credo
Oración de los fieles
Oremos para que la Iglesia esté al lado de los pobres con testimonio liberador, roguemos al Señor.
Oremos para que los que detentan la autoridad, sean conscientes de su responsabilidad y la ejerzan siempre como servicio a la sociedad y especialmente a los más necesitados. Roguemos al señor
Oremos para que demos el justo valor al dinero y nunca queramos mejorar oprimiendo a otros, roguemos al Señor
Oremos para que esta asamblea de creyentes sea un símbolo de humanidad y servicio evangélico, roguemos al Señor.
Oremos por todos los enfermos, por los más pobres y marginados, para nos llenemos de entrañas de misericordia y les demos la ayuda que necesitan, roguemos al Señor.
Oremos los unos por los otros, para que seamos sensibles a los problemas de todos. roguemos al Señor.
4. RITO DE LA COMUNIÓN
Monición. Si comulgamos es porque estamos unidos a Dios y a Jesús. Necesitamos la comunión para seguir siendo honrados hasta en los más mininos detalles.
Canto
Introducción al Padre nuestro
Te alabamos, Padre, porque tu honradez es firme,
limpia y sonora como un repique de campanas.
Amonestas y corriges a todos los injustos.
Aplaudes nuestra fidelidad cuando jugamos limpio
en lo menudo y en lo importante.
Nadie se ríe de Ti por más que algunos lo intenten.
No toleras que se exprima la dignidad de los pobres.
Eres el Dios de la sinceridad, del equilibrio,
claro y exigente con todos,
porque quieres que seamos hijos de la luz.
Si, Padre, no podemos servir a dos señores.
Lejos de nosotros mezclarte con el dinero.
Tú eres el único Dios; los demás son ídolos,
Tú eres amigo y salvador; los demás esclavizan.
Fiarse de Ti es un acierto; olvidarte es vulgar y disparatado.
Porque queremos que seas el primero en nuestro corazón
para construir nuestra vida en la dignidad y el respeto a todos,
nos unimos ahora en oración para decirte: Padre nuestro...
Gesto de la paz
Distribución de la comunión: canto
5. RITO DE CONCLUSIÓN
Compromiso. Honradez y fidelidad en lo pequeño y en lo grande.
Bendición
Monición final. Nosotros nos podemos desentender de los problemas de nuestros semejantes, pero Dios no deja de ser sensible y compasivo. Más aún, nos reprocha que no seamos más comprometidos, imaginativos y eficaces.
Intentemos vivir con dignidad siendo inconformistas con todo lo que no sea Reino de Dios: justicia, paz, vida digna, con la verdad que nos hace libres. Feliz y santa semana para todas y todos.
Canto final y despedida.