Material para el Animador de la Palabra.
Celebración del XXX Domingo del Tiempo Ordinario. 27 de octubre de 2019.
1. AMBIENTACIÓN
Podemos colocar en un lugar bien visible un cartel con una de estas frases: “La humildad acerca a Dios” o “El orgulloso vive equivocado”
2. RITOS INICIALES
Monición de entrada. Bienvenidos hermanos y hermanas, a la celebración. Recordemos aquel pensamiento célebre de la Biblia: “Los hombres miran la apariencia, pero Dios mira el corazón”. Esta frase tendrá especial aplicación cuando escuchemos el Evangelio. Ante Dios, como ante los demás no hay mejor actitud que la sinceridad. El culto que Dios quiere es, ante todo, una vida sincera y honrada. Es el testimonio que oiremos en la segunda lectura: “Hermano, he combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe...”
Canto
Saludo. Hermanos, Dios escucha a los humildes, Bendigamos al Señor.
Acto penitencial
Tú que escuchas las súplicas de los sencillos: Señor, ten piedad.
Tú que nos ayudas en las pruebas: Cristo, ten piedad.
Tú que nos hiciste iguales en dignidad: Señor, ten piedad.
Oración. Dios, Padre bondadoso, aumenta nuestra fe, esperanza y caridad, y, ya que nos has elegido para tu Reino, no dejes de alentar nuestra vocación. Por J. N. S. Amén.
3. LITURGIA DE LA PALABRA
Monición a las lecturas. Dios es justo. Su proceder es muy distinto al nuestro porque frecuentemente generamos desigualdades. Él escucha el clamor de los pobres, la queja de los oprimidos y se compromete con ellos.
Por ahí va el mensaje de la parábola que nos presenta hoy Jesús. Pero Él nos quiere decir algo más: “La humildad y la sinceridad son valores que no pueden faltar a las personas creyentes.
La segunda lectura recoge un testimonio precioso: Merece la pena gastar la vida evangelizando. Dios nos acompaña y nos ayuda en la tarea que hacemos por el Reino.
Lecturas. Eclo 35,15b-17.20-22a. Salmo o canto. 2Tm 4.6-8.16-18. Aclamación (Aleluya) . Lc 18,9-14. Breve silencio
Comentario homilético. La parábola del fariseo y el publicano es una de las más conocidas. Nos dice el evangelista la causa por la que Jesús la dijo: “Por algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás”.
Parece ser que, algunos fariseos se creían superiores por el hecho material de cumplir los mandamientos. Esto los llevaba al orgullo, a la vanagloria y a compararse con los demás” es decir, un comportamiento contrario al espíritu de la Escritura y, aún más, al talante de la Buena Noticia que es la persona de Jesús.
Jesús no quiere que suceda esto en su Iglesia. Al contrario, considera fundamental la sencillez y sentirse necesitado de la ayuda de Dios, porque esto nos llevará a acoger a los demás con respeto y cariño, a comprender sus fallos y limitaciones, ¡tan parecidos a los nuestros! Esta parábola es una llamada de atención para que ningún cristiano caiga en la tentación del fariseo.
Es una torpeza absurda aparentar bondad y cumplimiento ante Dios. ¡Qué desagradable una persona soberbia, engreída...!
El fariseo le cuenta a Dios todas sus bondades y méritos, le intenta “comprar” con sus méritos. Hinchado de soberbia, él lo habla todo, juzga a los otros se escucha a sí mismo y se considera superior a los demás. Dios, descalifica a este hombre, no le grada escuchar sus historias. Y es que la vanidad y el orgullo hacen ridículas a las personas.
En cambio, el publicano apenas habla. Reconoce sinceramente su debilidad. Solo dice: “soy pecador”. Se siente necesitado del perdón de Dios, no juzga a los otros y confía en la bondad y el amor de Dios.
En realidad, cada uno ora como vive, si vivimos creyéndonos los mejores y no necesitamos de nadie, nuestra oración irá en esa dirección. y si vivimos sabiéndonos necesitados, frágiles, nuestra oración se situará en la alabanza y suplica confiadas a la ternura del Buen Dios.
¡Que oración tan bella la del publicano! Esa debería de ser la oración de todos nosotros: “Señor, ten compasión de mí, soy pecador”. El reconocimiento de nuestra condición verdeará: limitada, precaria, nos salvará; Dios nos regalará el perdón y rehabilitará nuestra vida para obrar siempre el bien. (silencio de interiorización).
Credo
Oración de los fieles
Para que la Iglesia sea sencilla y humilde, roguemos al Señor.
Para que aumente el respeto y la ayuda entre las personas, roguemos al Señor.
Para que se fomente la oración autentica en nuestras comunidades, roguemos al Señor.
Para que podamos dejar el testimonio de haber trabajado por el ideal del Evangelio, roguemos al Señor.
Para que vivamos los valores que la Palabra nos presenta cada domingo, roguemos al Señor.
4. RITO DE LA COMUNIÓN
Monición. Con soberbia y mirando a los demás por encima del hombro no es posible agradar a Dios. para ganar el combate de la fe, Jesús nos propone la humildad que nos hace ver la realidad de nuestra vida. esa es la comunión con Jesús.
Canto
Introducción al Padre nuestro
Padre bondadoso,
tenemos el deseo de hablarte con la sincera humidad de publicano
y agradecerte el mensaje directo de Jesús
que mira con realismo a las personas.
Nosotros, Padre, somos como todos:
estamos llenos de equivocaciones y nos sobran pecados.
No tenemos motivos para presentarnos ante Ti con orgullo,
ni para compararnos con nadie;
Menos aún para considerarnos superiores ...
Todo lo que somos es regalo de tu generosidad.
Tú conoces la humildad que llevamos dentro
y como afrontamos el combate de la vida.
Padre bueno, esta Comunidad te agradece la fe
y te pide ayuda para correr hasta la meta.
Porque nos escuchas y nos quieres,
te decimos de corazón: Padre nuestro....
Gesto de la Paz
Distribución de la comisión
Acción de gracias (espontaneo). Se pide a la asamblea que exprese su agradecimiento.
5. RITO DE CONCLUSIÓN
Compromiso. Humildad y fraternidad: valorar y respetar a los demás.
Bendición
Monición final. De la parábola del fariseo y el publicano podemos extraer varias enseñanzas: despojarnos de la condición altiva y adoptar actitudes de sencillez y de respeto. La autosuficiencia y el orgullo impiden que las relaciones sean auténticas. Recemos con humildad. Y que Dios nos ayude a trabajar valientemente por su Reino, siendo fieles hasta el final. Hoy... y mañana se necesitan cristianos con este talante.
Buena semana para todas y todos.
Canto final y despedida