Celebrando la Palabra - II Domingo de Adviento. La Inmaculada (8 de diciembre)

Celebrando la Palabra - II Domingo de Adviento. La Inmaculada (8 de diciembre)

Material para el Animador de la Palabra.

Celebración del II Domingo de Adviento. Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María - Ciclo A - 8 de diciembre de 2019.

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1. AMBIENTACIÓN

 

Podemos colocar, junto al cartel de Adviento esta frase: “María, limpia desde el principio”.

Símbolos: Una imagen de María en un lugar destacado

 

2. RITOS INICIALES

 

Monición de entrada. Hoy hemos sido convocados para celebrar algo extraordinario: el Hijo ha cedido el honor a la Madre, un regalo del buen Dios para todos: Pues, celebramos la concepción inmaculada de una mujer: LA MADRE DE JESÚS, que vivió siempre en actitud de escucha y servicio.

Nos alegramos por lo que esto tiene de símbolo y de motivación para nosotros.

Canto

Acto penitencial

Al comenzar esta celebración en torno a María, pidamos a Dios que nos conceda la conversión de nuestros corazones; así obtendremos la reconciliación y se acrecentará nuestra comunión con Dios y con los hermanos.

Petición de perdón: (...) y concluye diciendo: Dios está aquí limpia nuestro corazón y nos invita a escuchar su Palabra, orando y adorando.

Hoy se dice: Gloria...

Oremos. Dios Padre bondadoso, que encontraste en María una respuesta fiel a tu plan de salvación; haz que también encontremos en Ella una respuesta fiel; e imitando su disponibilidad a tus llamadas, puedas cumplir en nosotros lo que has soñado para cada uno en tu plan de redención. Por J. N. S. Amén.

 

3. LITURGIA DE LA PALABRA

 

Monición a las lecturas. Dios, ha apostado siempre por la salvación de todos. En María ésta fue posible totalmente, gracias a la obediencia de la fe y a su colaboración, todos hemos sido bendecidos, María vivió confiada y elegantemente, sin ahorrarse ningún sacrificio, nos regaló lo mejor. Su hijo...

Lecturas. Gn 3,9-15.20. Salmo o canto. Ef1,3-6. 11-12. Aclamación. Lc 1,26-38.

Comentario homilético. María de Nazaret es uno de los logros más primorosos de la historia humana, Encarna el triunfo de la humanidad sobre el mal. Es una criatura nueva, que vive la condición pascual desde pequeña.

María nunca tuvo motivos para esconderse de Dios. Al contrario, es la criatura que colabora al cien por cien para recomponer la Alianza. Su hijo será la alianza nueva y definitiva. En María Dios pudo disfrutar el ideal que había proyectado. En ella la bienaventuranza divina no queda rebajada porque el mal nunca hizo mella en su corazón. En ella, como en Jesús, acontece la plenitud de la creación. Es la llena de gracia. La purísima, como la llamamos el pueblo; la hija que maravilla a Dios Padre; la que atrae el germen fecundo del Espíritu. Una digna madre para el Dios-con-nosotros que viene al mundo como Redentor. En ella se cumple el ideal evangélico.

María, una mujer del pueblo, una vecina más de Nazaret, semejante a tantas y tantos y sin llamar la atención, es, sin embargo, distinta, creyente y sana desde la raíz, atenta, disponible y solidaria, un orgullo para Iglesia y para cualquier sociedad donde los valores más humanamente profundos sean la norma social. Rebosante de humanidad y de fe, es espejo donde todos nos podemos mirarnos, pues, aunque es distinta, no está distante; al contrario, ella nos acerca la salvación prometida por el mismo Dios.

Que ninguna persona se desespere... María es madre y símbolo de esperanza, ella nos invita a cantar melodías de vida, mientras caminamos hacia la primavera de la historia... Es estimulo y alternativa, En su humilde condición de servidora del Señor, nos invita a orar: “Hágase en mí según tu palabra”. Y a disfrutar de la condición de hijos de Dios sin miedos, en plena confianza.

Si Dios Padre nos ha bendecido en Jesús con toda clase de bienes, la esperanza se convierte en canto gozoso. Si maría es creyente, fiel y fecunda en evangelio, también nosotros podemos renovarnos y crecer en fidelidad. Vivir la condición nueva y pascual no es sueño inalcanzable.

Credo

Oración de los fieles.

Oremos por todo el mundo, para que llegue hasta el último rincón el anuncio salvador de Dios, roguemos al Señor.

Oremos por la iglesia para que sea una buna distribuidora de la abundante redención, roguemos al Señor.

Oremos por los matrimonios, para que hagan del hogar una pequeña Iglesia sensible a las llamadas de Dios, roguemos al Señor.

Pidamos por nuestra comunidad cristiana, par que se afiance en un estilo limpio y testimonial, roguemos al Señor.

Pidamos para que la devoción y el cariño a María nos lleve siempre al Evangelio, roguemos al Señor.

Concédenos, Padre bueno, por intercesión de María, lo que te hemos pedido, y todo lo que llevamos en nuestro corazón. Amén.

 

4. RITO DE COMUNIÓN

 

Monición. María fue alabada por Jesús porque escuchaba la Palabra de Dios y la cumplía. Ella es para la Iglesia una presencia llena de sentido y un testimonio singular. De ella podemos aprender a estar en comunión con Jesús.

Canto

Introducción al Padre nuestro

Padre bueno, estamos de enhorabuena,
nos sentimos felices, Por haberte fijado en María
y por hacer de ella un símbolo atractivo.

Es imagen de tu amor femenino y paternal,
una maravilla de tu acción divina
con alma y compromiso de evangelio.

Esposa del Espíritu y Madre de Jesús,
es para nosotros un modelo impresionante
de obediencia a tus planes y de santidad trabajada.

Ella, limpia y libre desde la raíz,
hizo de su vida un canto a tu misericordia.

Padre, ¡qué sugerente es tu revelación
y cómo has querido ennoblecer la historia humana!

María es la muestra destacada de tus sueños unida a Jesús,
la sorpresa jamás imaginada.

Gracias, Padre, porque por medio de María,
Jesús se hizo uno de los nuestros...
caminante por los senderos de nuestra historia,
los dos cumplieron tu voluntad y te dieron gloria.

Nosotros tenemos fallos y torpezas pero también aciertos,
y un deseo inmenso de agradarte,
y ahora queremos hacerlo, rezando todos juntos,
la oración que nos enseñó Jesús: Padre nuestro...

Gesto de la paz

Distribución de la comunión: canto

Acción de gracias

María, llena de gracia, inmaculada, hacemos el camino del Adviento contigo. Enséñanos a estar en continua escucha para captar las llamadas de las personas y los lenguajes peculiares de Dios.

Hoy centramos la mirada en ti, Virgen fiel: Abriste el corazón a Dios que llamaba a tu puerta y te entregaste sin reservas, sin poner ninguna condición. Le supiste decir “sí” en medio de dudas y de incertidumbres.

María, llena de gracia, tú que hiciste del servicio la norma de tu vida, la manera de ser en la comunidad, potencia entre nosotros la conciencia misionera; lánzanos a llevar la Buena Noticia con testimonio y compromiso, con palabras de experiencia y silencios que abrazan...

Contágianos tu disponibilidad al Espíritu para vivir en oración activa, el seguimiento de Jesús. Gracias Madre por tu generosidad.

 

5. RITO DE CONCLUSIÓN

 

Compromiso. Apertura al Espíritu para que guíe nuestra vida: Dios, hará maravillas en nosotros.

Bendición

Monición final. Hemos celebrado a María, grande de espíritu y sana desde la raíz. Que el cariño que sentimos hacia ella, nos lleve a fortalecer nuestra calidad de vida, evitando todo lo que nos aparte de Dios y de la Comunidad. Dios nos quiere libres, con una existencia digna.

Canto final y despedida