Material para el Animador de la Palabra.
Celebración del XXVII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo A - 4 de octubre de 2020.
1. AMBIENTACIÓN
Podemos colocar un cartel con una de estas frases: “Dios nos quiere” o, “Dios es generoso con nosotros”.
2. RITOS INICIALES
Monición. Buenos días a todas y a todos... bienvenidos a esta celebración dominical de nuestra comunidad. Con estos encuentros reforzamos la conciencia de seguir caminando juntos, impulsando no sólo la vida de la Comunidad creyente, sino también la del pueblo, porque, como cristianos, nunca debemos bajar la guardia en lo que respecta al compromiso de colaborar en todo aquello que sea bueno para el conjunto de todas las personas que compartimos la vida en el pueblo. Para ello nada mejor que hacerlo con un espíritu vivo y fuerte, centrado en Dios Padre, en Jesús y en su Espíritu. Sin ellos, las personas creyentes, los grupos cristianos y las comunidades perdemos gancho y quedamos sin fruto.
Canto
Saludo. Hermanas y hermanos, bendigamos al Señor, que nos ha llamado a ser su familia.
Acto penitencial
Purifiquemos lo más posible nuestra persona pidiendo perdón de nuestros pecados (Breve silencio) Yo confieso...
Gloria
Oración. Padre nuestro, que con amor generoso desbordas los méritos y deseos de los que te suplican; llénanos de tu misericordia, y con tu ayuda nos veremos libres de toda inquietud, para poder rezarte con un espíritu libre de toda duda. Por N. S. J. que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
3. LITURGIA DE LA PALABRA
Monición a las lecturas. El profeta Isaías y el evangelista Mateo coinciden en presentarnos un texto bello y significativo que nos viene a la medida . Todos constituimos lo que la Palabra de Dios llama: La viña del Señor. Esta viña está bien plantada y por lo que se refiere al Señor, muy bien cuidada; sin embargo, los frutos son amargos, mal cultivados, y los arrendatarios unos irresponsables.
Lecturas. Is 5,1-7. Salmo o canto. Flp 4,6-9. Aclamación. Mt 21, 33-43. Breve silencio
Comentario homilético. Las parábolas no son exclusivas del Evangelio. También las hay en el Antiguo Testamento. Hemos escuchado en la primera lectura una preciosa. Relata, de un modo casi poético, la relación de amor que el Señor tiene con su Pueblo: “¿Qué más podía hacer por mi viña que no haya hecho? ¿Por qué esperando que diera uvas dio frutos silvestres?”. Este pueblo rechazó a los profetas y también al Hijo enviado para dar cumplimiento a todas las profecías...
Después de Jesús, es decir, ahora, podemos considerar que esta viña es la Iglesia y, por extensión todo el pueblo. A lo largo de la historia hemos sido enriquecidos igualmente con nuevos profetas, mujeres y hombres testigos de calidad. Pero basta echar un vistazo a la historia y al presente, para darnos cuenta que no hemos avanzado mucho en el cuidado y en la administración de la viña. Sigue habiendo luchas por el poder, eliminación de los mensajeros, abuso de algunos que quieren dominar como si ellos fuesen dueños de la finca... ¿Por qué no damos el fruto que cabría esperar? ¿No decimos que queremos ser fermento del Reino de Dios en medio de la sociedad? ¿Estamos verdaderamente al servicio del auténtico progreso comunitario y de la salvación evangélica?
Hermanas y hermanos, hemos sido llamados a colaborar en las labores de la viña y no se espera de nosotros otra cosa que, una sensata colaboración para mejorarla cada día. Se nos ha encargado su cuidado y su administración. Nadie es dueño de la viña más que Dios. Para hacer bien el trabajo nos ha dejado la herramienta del Evangelio, su Espíritu y todas las capacidades con las que hemos sido enriquecidos...; pero no lo haremos bien si vamos a nuestro aíre y nos olvidamos del soplo del Espíritu que nos marca los signos de los tiempos.
En resumen, no podemos ni debemos ser otra cosa que dignos colaboradores y administradores responsables en la viña del Señor. El ser humano en general y el creyente en particular no se pueden arrogar otra función que ser corresponsables en el arredramiento de la viña. Para ello podemos poner en práctica lo que hemos escudado en la segunda lectura: “todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable; todo lo que es virtud... tenedlo en cuenta”. Silencio de interiorización
Credo
Oración de los fieles
Oremos por nuestro mundo, por los derechos de las personas y de los pueblos, roguemos al Señor
Oremos por la Iglesia, para que sea evangélica y evangelizadora y lo demuestre con obras de solidaridad y signos de esperanza, roguemos al Señor
Oremos por los más pobres y necesitados por los que tienen menos oportunidades, para que sean siempre el centro de nuestra atención y cuidado, roguemos al Señor
Oremos para que entre todos hagamos una Comunidad fraterna, responsable y dinámica al servicio de nuestro pueblo, roguemos al Señor.
Oremos por nuestra Comunidad, para que sepamos comunicar la vida digan del Evangelio; roguemos al Señor
4. RITO DE LA COMUNIÓN
Monición. La comunión nos une con Jesús y entre nosotros. De esta manera el estímulo de ayudarnos es mayor. Dios Padre nos quiere unidos y volcados en el bien de nuestro pueblo.
Canto
Introducción al Padre nuestro
Dios, Padre amoroso,
eres el único Señor de la viña de este mundo.
Con qué esmero nos has cuidado
y cómo has entendido nuestras necesidades.
Nos campañas silenciosamente
y nos amas con la ternura de una madre.
Cuántos han sido tus detalles
y cuantas las oportunidades que nos has brindado.
En cuanto a la libertad que nos has dado
no se puede dar más.
Padre, hoy queremos pedirte por la Iglesia.
que tiene encantos y arrastra vergüenzas.
Por eso no es el símbolo que mucha gente espera.
A pesar de todo, la queremos como a una madre;
tiene muchas cosas buenas: es río de esperanza,
cauce de redención, sello de misericordia,
por sus mejores testigos es crítica y profética;
gracias a ella, nos ha llegado la fe
y en ella hemos experimentado el coraje del Espíritu.
Pero necesita conversión. Por eso te decimos:
Vuélvete, mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña, la cepa que tu diestra plantó
y Tú hiciste vigorosa...
Envueltos en tu amor y queriendo ser fecundos
unimos nuestras voces y te rezamos juntos: Padre nuestro...
Gesto de la paz
Distribución de la comunión: canto
Acción de gracias (espontaneo) se invita a la comunidad que exprese su agradecimiento.
5. RITO DE CONCLUSIÓN
Compromiso. Jugar limpio en la vida y haciendo siempre el bien.
Bendición
Monición final. Al acabar esta celebración recordemos el mensaje de la parábola. Dios ha cumplido y sigue cumpliendo. Hemos considerado que esta comunidad debe ser fecunda. Todos podemos servir para ello. Ahora tenemos que seguir poniendo en juego nuestra responsabilidad.
Canto final y despedida.