Celebrando la Palabra - XVIII Domingo del Tiempo Ordinario - (6 de agosto)

Celebrando la Palabra - XVIII Domingo del Tiempo Ordinario - (6 de agosto)

Material para el Animador de la Palabra.

Celebración del XVIII Domingo del Tiempo Ordinario. La Transfiguración del Señor. Ciclo A. 6 de agosto de 2023.

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1. AMBIENTACIÓN

 

Podemos colocar un cartel con una de estas frases: “Este es mi hijo. ¡Escuchadlo!” o, “Dios nos bendice en Jesús”.

 

 

2. RITOS INICIALES

 

Monición de entrada. Hermanas y hermanos, nos convoca la fe que sentimos como un don. Hoy vamos a presenciar promesas y revelaciones en las que Dios pone en juego su Palabra.

La alternativa que apasionó a Jesús y lo llenó de energía causó una gran admiración en sus discípulos. Tres de ellos lo experimentaron especialmente en una ocasión cuando subieron con Él a un monte para orar.

Canto

Saludo. Hermanas y hermanos, bendigamos a Dios Padre, que acredita a Jesús como el Hijo amado y Palabra verdadera que debemos escuchar.

Acto penitencial

Tú, que has sido probado con el sufrimiento: Señor, ten piedad.

Tú, que haces brillar la luz en nuestro interior: Cristo, ten piedad.

Tú, resplandor de la gloria del Padre: Señor, ten piedad.

Oración

Padre Santo, nos vuelves a presentar el gran regalo de tu Hijo, Luz y Palabra, para que lo escuchemos y le hagamos caso. Como Él, que remos ser misioneros de a pie, caminando junto a las personas y con prisa de Evangelio. Acoge nuestros deseos de ser mensajeros de tu Reino. Por J. N. S. Amén.

 

 

3. LITURGIA DE LA PALABRA

 

Monición a las lecturas. Las primeras noticias que tenemos de la Historia de la Salvación nos hablan ya de promesas, bendiciones y alianzas. Dios siempre ha sido igual. Sus ofertas de gracia pueden ser más eficaces si encuentran acogida y responsabilidad en nosotros.

Al profeta Daniel se le revela una visión nocturna, el designio de Dios sobre la historia. La compañía y el amor de Dios transforma la vida.

Los tres discípulos que subieron con Jesús al monte los experimentaron en los más profundo de su ser. El “Lucero de la mañana” se alza ya en el corazón de todos aquellos que velamos en oración expectante.

Lecturas. Dan 7,9-10.13-14 Salmo o canto. 2Pe 1,16-19. Aclamación (No aleluya) Mt 17,1-9. Breve silencio.

Comentario homilético. El Evangelio nos relata una escena apoteósica, sorprendente, en lo alto de un monte: la transfiguración de Jesús. Los tres discípulos quedaron tan impactados que deseaban quedarse allí de por vida. “Maestro que hermoso es estar aquí... hagamos tres chozas”.

Podemos fijarnos en lo que estaban haciendo los discípulos con Jesús cuando descubren la luz que irradia el Maestro: estaban en oración. Yo creo que es imprescindible orar, rezar, para descubrir la talla humana y la trascendencia de Jesús, y nuestra propia dignidad de hijos del Padre.

La escucha atenta de la Palabra nos lleva a dos cosas inseparables para un bautizado: la oración y la acción. La oración nos hace ver con claridad lo que necesita el otro: la comunidad y, nos lanza a realizarlo.

La experiencia que tienen los discípulos en el alto de la montaña, por un lado, les causa asombro, pero también los llena de paz: El Padre refrenda a Jesús como el Hijo predilecto. En adelante será el gran Profeta y la nueva Ley. Con Él comienza la plenitud de la Revelación.

Tan fuerte fue el convencimiento que querían quedarse allí... Pero Jesús les invita a bajar de la montaña, a volver a la realidad cruda y muchas veces dura, de la vida diaria, porque hay que seguir arrimando el hombro. Quedarse en lo alto del monte sería una evasión. Por tanto, las experiencias místicas son necesarias para oxigenarnos, pero han de ser siempre un estímulo para el compromiso por el Reino...

“Ya no es su sitio el desierto, ni en la montaña se esconde, decid, si os preguntan dónde..., que Dios está, sin mortaja: en donde un hombre trabaja y un corazón le responde. (Liturgia de las horas)

Él me ha permitido ascender a la Montaña. Y he mirado desde arriba y he visto la tierra prometida.

No temo a ningún hombre. Mis ojos han visto la gloria del Reino de Dios que viene. Ya nada me podrá retener” (Luther King.)

Credo

Oración de los fieles

Por todos los que se esfuerzan en la transformación y mejora de este mundo, roguemos al Señor.

Por los gobernantes, para que procuren el desarrollo de todos los pueblos, roguemos al Señor.

Por todos los que formamos la Iglesia, para que encontremos en la oración la luz y la energía de los cristianos comprometidos, roguemos al Señor.

Por todos los que sufren, para que logren entender el valor cristiano del sufrimiento, roguemos al Señor

Por todos cuantos queremos seguir a Jesús, para que el mensaje de la transfiguración nos dé aliento en los momentos de dificultad y en las oscuridades de la vida, roguemos al Señor.

 

 

4. RITO DE LA COMUNIÓN

 

Monición. Cuando se trata de Jesús, la sorpresa y la admiración no tienen límites. Renovemos en la comunión los aires sanos de la espiritualidad.

Canto

Introducción al Padre nuestro

Unimos nuestros sentimientos y nuestras voces
para darte gracias, Padre, por tu Hijo predilecto,
esa Palabra última y principal que nos animas a escuchar.

Él es el profeta venido de tu seno,
el mensajero de la nueva Ley,
el cimiento de la humanidad nueva.

Te damos gracias porque nos has llamado
a tomar parte en esta aventura:
Nos has hecho participes de una vocación
y nos confías el compromiso de evangelizar.

Padre, experimentamos el seguimiento de Jesús
como nuestra mejor realización personal.
A la luz de tu llamada nos comprendemos mejor.

Unidos en la fe y deseosos de servirte,
nos unimos a todas las personas que oran
y te decimos juntos la oración de los hijos y los hermanos: Padre nuestro...

Gesto de la paz

Distribución de la comunión: canto

Consideración motivadora (en la Acción de Gracias)

Hermanas y hermanos,
os invitamos de corazón a desarrollar
con coraje las llamadas de la fe.

No os dejéis llevar por la indiferencia.
No perdáis el tiempo frenados por el pesimismo.
Nada de atrofiar el espíritu.

Amigos, es la hora de aportar alternativas.
Vuestra capacidad es inmensa: ¡¡Creedlo!!

Ha llegado el momento de aceptar el desafío de vivir.
Nada nuevo nos vamos a encontrar hecho.

El Evangelio es noticia siempre a punto y sorprendente,
tan divina, que convierte y moviliza a quien lo acepta.

Él nos desafía con las palabras y los hechos del Sabio de Nazaret.
¡Ánimo! no hay mayor fracaso que vivir inútilmente.

 

 

5. RITO DE CONCLUSIÓN

 

Compromiso. Orar para trasmitir lo que antes se ha orado: nadie puede dar lo que no tiene.

Oración después de la comunión: (se toma del misal)

Bendición

Monición final. La experiencia religiosa siempre despierta ilusiones y esperanzas, pero no por eso vamos a dejar de tener problemas y zonas de oscuridad. Lo importante de la fe es que nos pone en píe y nos da coraje para afrontar con realismo el sentido de la vida. Es muy importante alimentar la experiencia cristiana. Gracias a ella aumenta nuestro nivel de aspiraciones.

Canto final y despedida.