Celebrando la Palabra - III Domingo del Tiempo Ordinario

Celebrando la Palabra - III Domingo del Tiempo Ordinario

Material para el Animador de la Palabra.

Celebración del III Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C.

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Domingo de la Palabra de Dios

 

1. AMBIENTACIÓN

 

Podemos colocar un cartel una de estas frases: “La Comunidad espera la Palabra” o, “No sin la Comunidad”.

 

2. RITOS INICIALES

 

Monición de entrada. Hermanos y hermanas, acudimos a la celebración cristiana, porque queremos alimentar nuestra fe y cuidar nuestra vocación escuchando y haciendo vida la Palabra de Dios

Hoy acompañamos los pasos de Jesús en sus inicios, como mensajero de Dios en el Espíritu, asumiendo un programa de libertad y de salvación. Necesitamos a Jesús, Palabra hecha Vida. Su misión es ahora la nuestra. Abramos el alma a su dinamismo que nos libera de miedos paralizantes.

Canto

Saludo. Hermanas y hermanos, todos valemos para Dios y, para hacer algo en la Comunidad y por la Comunidad. Bendigamos siempre al Señor con nuestras acciones.

Acto penitencial

Porque nos alientas de muchas maneras, Señor, ten piedad.

Porque fallamos muchas veces, Cristo, ten piedad.

Porque eres el alma de la Iglesia, Señor, ten piedad.

Gloria

Oración. Padre bondadoso, ayúdanos a llevar una vida según tu voluntad, para que podamos dar en abundancia frutos de buenas obras en nombre de tu Hijo Jesucristo, que vive y reina contigo en unidad del Espíritu Santo, desde siempre y para siempre. Amén.

 

3. LITURGIA DE LA PALABRA

 

Monición a las lecturas. Iluminamos todas las celebraciones con la Palabra de Dios. Pero interesa, sobre todo, que quede iluminada la vida. Jesús lee en la sinagoga de su pueblo un texto que hace propio. Contiene un programa testimonial de liberación.

San Pablo insiste en el valor de participar y de colaborar desde los dones que cada uno recibe. Compara a la iglesia con el cuerpo humano. Cada miembro necesita del otro para el buen funcionamiento del conjunto.

Lecturas. Ne 8,2- 4a. 5-6.8-10. Salmo o canto. 1Co 12,12-30. Aclamación. Lc 1,1-4; 4, 14-21, Breve silencio.

Comentario homilético. San Pablo, como ya nos han dicho en la monición, utiliza el símbolo del cuerpo humano para expresar la pluralidad y la complementación en la Iglesia. Todos tenemos una misión y una responsabilidad, lo importante es descubrir cuál es y entregarnos a ella con entusiasmo. El cuidado de unos para con otros, es tarea que nos compete a todos los miembros de este Cuerpo, que es la Iglesia de Jesús. es decir, nosotros.

Dios nos ha hecho a su imagen y semejanza para ser y vivir, unidos en la diversidad. El concilio Vaticano II recordó que la Iglesia no es una empresa, ni una organización más o menos poderosa, sino una comunidad viva, con miembros diferentes, con carismas diversos, unos al servicio de los otros.

San Lucas al construir su evangelio tiene interés en resaltar cómo el Espíritu influye en la vida y misión de Jesús. El pasaje de hoy retrata maravillosamente su identidad y su vocación. Entre sus paisanos, en medio de la comunidad religiosa de su pueblo, Jesús se reconoce en la profecía de Isaías. En un arrebato de sinceridad revela delante de sus vecinos, atónitos, el programa y la misión que Dios le ha confiado: evangelizar, curar, liberar y anunciar incansablemente un tiempo definitivo de gracia salvadora. Por este plan de Dios se lo juega todo, hasta la propia vida.

Su testimonio ha dejado en la historia una huella imposible de borrar. Jesús cumplió como un valiente y muchas personas que lo seguían, al contacto con Él, levantaron el ánimo, reforzaron la moral y recompusieron su personalidad; el encuentro personal con Jesús nunca deja indiferente. Su proyecto humanizador ha sido un valor que ha transformado corazones, pueblos y sociedades a lo largo de la historia.

Este programa ha de inspirarnos hoy a nosotros en nuestro quehacer diario. Qué distinta sería la sociedad sí, como Jesús, pudiéramos decir con sinceridad: “Hoy se cumple esta escritura”. Podemos pensarlo y revisarlo a la luz de esta PALABRA DE DIOS. (silencio de interiorización)

Credo

Oración de los fieles

Para que la Iglesia ilumine la vida social con su testimonio evangélico, roguemos al Señor.

Para que los cristianos sepamos llevar la vida de Jesús a todos los ambientes, roguemos al Señor.

Por la unidad de los Cristianos, para que alcancemos un día la plena comunión, roguemos al Señor.

Para que lleguen a todas las personas los recursos necesarios para vivir con dignidad, roguemos al Señor.

Por todos nosotros, para que meditemos la Palabra de Dios y la pongamos en práctica, roguemos al Señor.

Por todas nuestras intenciones y las de nuestras familias, y por todas las personas que más sufren, roguemos al Señor.

 

4. RITO DE COMUNIÓN

 

Monición. Nuestra comunidad tendrá inquietud y entusiasmo si se alimenta con de la Palabra de Dios y del Pan de Vida. El día que podamos decir, como Jesús: “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír”, habrá una gran fiesta.

Canto (El Espíritu del Señor esta sobre mi)

Introducción al padre nuestro

Dios padre bueno, somos miembros de Cristo y de la Iglesia.
Pertenecemos a ese cuerpo diverso y plural que Tú pensaste.
Somos iguales en dignidad, pero distintos y complementarios.

Si todos aportamos, nos enriquecemos todos.
Si nos ignoramos, todos salimos perdiendo.
En cada persona brilla, con intensidad, su propio color
para gozo y belleza de la comunidad hermanada .

Sí, Padre, somos Iglesia de Jesús y cada uno de nosotros un miembro.
Nos necesitamos porque todos aportamos algo.
En nuestro cuerpo de bautizados anida tu Espíritu.

Aquel que ungió a Jesús para inaugurar una nueva historia:
El tiempo de la libertad, la fraternidad y la salvación.
Padre santo nos has organizado con sabiduría.

Hoy nos recuerdas una responsabilidad y un valor:
“Cuando un miembro sufre, todos sufren con él;
cuando un miembro es honrado, todos le felicitan”.

En comunión de sentimientos con toda la iglesia,
especialmente unidos a los miembros menos favorecidos,
a los que más nos necesitan,
rezamos juntos la oración de los hijos y hermanos: Padre nuestro....

Gesto de la paz

Distribución de la comunión: canto

Acción de gracias

Un día llegó un hombre que tenía magia en la voz,
calor en sus palabras...

Un día vino un hombre con la alegría en los ojos.
la libertad en las manos, el futuro en sus hechos.

Un día vino un hombre con esperanza en sus gestos,
con la fuerza de su ser, con un corazón grandísimo.

Un día vino un hombre con el amor en sus signos,
con la bondad en sus besos, con la hermandad en sus hombros.

Un día vino un hombre con el Espíritu sobre sí,
con la fidelidad en su padecer, con el sentido en su morir.

Un día vino un hombre con el tesoro de su cielo,
con la vida de su cruz, con la resurrección de su fe.

(A. Albrecht)

 

5. RITO DE CONCLUSIÓN

 

Compromiso. Acentuar el valor de la Buena Noticia de Jesús: La Palabra de Dios, con el servicio y el testimonio.

Oración después de la comunión (se toma del misal)

Bendición

Monición final. La Palabra de Dios es un regalo extraordinario. Está pensada para generar vida y compromiso, no tranquilidad cómoda y aburguesada. Aceptarla conlleva programar la vida al estilo de Jesús. Recordemos, también, que somos portadores de dones y que los debemos poner al servicio del pueblo y de la Comunidad.

Canto final y despedida