+ Mons. Manuel Herrero Fernández, OSA. Obispo de Palencia
El 1 de enero es, en la Iglesia, la Jornada Mundial de la Paz. Fue establecida por el papa san Pablo VI en 1968 como presagio y promesa para cada año. Cada año el papa envía un mensaje a todos los hombres, no únicamente a los políticos y legisladores, también a ti y a mí, a todos, con un lema. Este año el lema del mensaje del papa Francisco es “LA CULTURA DEL CUIDADO COMO CAMINO DE PAZ”.
Dice el papa: «El año 2020 se caracterizó por la gran crisis sanitaria del Covid-19, que se ha convertido en un fenómeno multisectorial y mundial, que agrava las crisis fuertemente interrelacionadas, como la climática, alimentaria, económica y migratoria, y causa sufrimientos y penurias. Pienso, en primer lugar, en los que han perdido un familiar o un ser querido, pero también en los que se han quedado sin trabajo. Recuerdo especialmente a los médicos, enfermeros, farmacéuticos, investigadores, voluntarios, capellanes y personal de los hospitales u centros de salud, que han esforzado y siguen haciéndolo, con gran dedicación y sacrificio, hasta el punto de que algunos de ellos han fallecido procurando estar cerca de los enfermos, aliviar su sufrimiento o salvar sus vidas. Al rendir homenaje a estas personas, renuevo mi llamamiento a los responsables políticos y al sector privado para que adopten las medidas adeudadas a fin de garantizar el acceso a las vacunas contra el Covid-19 y a las tecnologías esencial necesarias para prestar atención a los enfermos y a los más pobres y frágiles... Estos y otros eventos que han marcado el camino de la humanidad en el último año, nos enseñan la importancia de hacernos cargo los unos de los otros y también de la creación, para construir una sociedad basada en relaciones de fraternidad. Por eso he elegido como tema de este mensaje: LA CULTURA DEL CUIDADO COMO CAMINO DE PAZ. Cultura del cuidado para erradicar la cultura de la indiferencia, del rechazo y de la confrontación, que suele prevalecer hoy en día» (Mensaje 1).
¿En qué fundamentar esta cultura del cuidado? El papa recuerda que Dios Creador, en el génesis, manifiesta su proyecto de cuidado y custodia del “jardín” y cómo los hombres, desde el principio tenemos una vocación de cultivar y cuidar la casa común y a los hermanos. Caín dice: ¿Acaso yo soy guardián de mi hermano? (Gen 4,9). Sí, lo somos. Dios se presenta como el que cuida de Adán y Eva e incluso del asesino Caín porque le pone una señal para que todos respeten su vida. En Israel habrá dos instituciones que tienen como fin el restablecer el orden social y el cuidado de los pobres. El sábado y el jubileo.
Jesús, su vida y ministerio, encarna el punto culminante de la revelación del amor del Padre que cuida de la humanidad. En la sinagoga de Nazaret, (Lc 4,18), manifiesta que viene a dar la buena noticia a los pobres, la libertad a los cautivos, la vista a los ciegos... Nosotros, los cristianos somos invitados a seguir el ministerio de Jesús. A lo largo de los siglos se ha preocupado de la caridad hacia todos, haciéndose cargo especialmente de los pobres y frágiles. Multitud de instituciones como el diaconado así lo certifican aún hoy. La DSI es la «gramática del cuidado: la promoción de la dignidad de toda persona, la solidaridad con los pobres e indefensos, la preocupación por el bien común y la salvaguarda de la creación» (6). Estos principios deben ser la “brújula” para dar un rumbo realmente humano. Esta brújula permitiría apreciar el valor y la dignidad de cada apersona, actuar junto y en solidaridad por el bien común, aliviando a los que sufren a causa de la pobreza, la enfermedad, la esclavitud, la discriminación y los conflictos. Esta es la brújula que nos debe guiar a convertirnos en profetas y testigos de la cultura del cuidado para superar tantas desigualdades sociales. «Y esto será posible sólo con un fuerte y amplio protagonismo de las mujeres, en la familia y en todos los ámbitos sociales, políticos institucionales» (7).
En la programación de nuestra Diócesis de Palencia se nos recuerda que estos tiempos son tiempos de crear y de cuidar. Cuidar la persona entera, el cuerpo y el alma, la psique, la dimensión espiritual, la vida cristiana, la vida esponsal y familiar, la relación con los amigos, la vida comunitaria en la misma Iglesia y en la sociedad, cuidar a los pobres, a los niños, a los que están solos, a los ancianos, a los parados, a los jóvenes, a la naturaleza y el medio ambiente, la educación en estos valores... y esto con cosas sencillas que están a nuestro alcance, como dar los buenos días, una sonrisa, preocuparse por cómo están, hacer pequeños favores que son muy grandes, expresar la afectividad, poniéndonos en su lugar y tratándoles como nos gustaría que nos tratasen a nosotros, ser amables, en definitiva, amando de verdad como Jesús nos acoge y se preocupa por nosotros.
¡Feliz año 2021 y a cuidarnos unos a otros!