Un libro que me impacta

Un libro que me impacta

+ Mons. Manuel Herrero Fernández, OSA. Obispo de Palencia

En estos días en que he vuelto a estar confinado, al igual que los demás sacerdotes que vivimos en la Casa Sacerdotal por haber estado cerca de una persona afectada por coronavirus, he tenido tiempo para rezar, para alguna reunión telemática y para leer.

Tengo entre manos un libro de Peter Seewald, titulado “Benedicto XVI, una vida”, publicado por la editorial Mensajero, del Grupo de Comunicación Loyola, en Bilbao y en 2020. Me ha impresionado. Es una vida, una más de las que se han publicado del papa emérito, Benedicto XVI. Sin duda alguna esta tiene el interés de que es un libro, autorizado por Benedicto XVI, y escrito por uno de los mejores conocedores del anterior pontífice. El libro tiene en la base muchas entrevistas con el papa emérito, más, después, lo que el autor ha investigado recogiendo otros testimonios. Resultado de todo es esta obra calificada por algunos de “monumental y prolija”, que nos adentra no únicamente en la biografía del papa Ratzinger, sino también en los principales eventos del siglo XX y lo que llevamos del actual y por los avatares de la iglesia en los últimos noventa años.

Benedicto XVI, en un discurso a los obispos recién nombrados el 13 de septiembre de 2010, se define a sí mismo como obispo que es de Roma: «El ministerio del obispo se sitúa en una profunda perspectiva de fe y no simplemente humana, administrativa o de carácter sociológico, pues no es un mero gobernante, o un burócrata, o un simple gestor y organizador de la vida diocesana. La paternidad y la fraternidad en Cristo, son las que dan al superior la capacidad de crear un clima de confianza, de acogida y afecto, y también de franqueza y justicia».

«Es un papa de un cambio de época. Benedicto es tanto el final de lo antiguo como el comienzo de algo nuevo, un constructor de puentes entre mundo. Ha mostrado que la religión y la razón no se contraponen. Que precisamente la razón es la garantía que protege a la religión del peligro de deslizarse hace enajenadas fantasías y hacia el fanatismo. Impresiona por su nobleza de carácter, su elevado espíritu, la honestidad de sus análisis, y la profundidad y belleza de sus apalabras. Todo el mundo sabía que lo que anunciaba, por incómodo que resultara, se correspondía fielmente con la doctrina del Evangelio y estaba en continuidad con los padres de la Iglesia y las reformas del Concilio Vaticano II; y ello, vinculado con el consejo de cultivar una mirada en profundidad a la esencia de las cosas, a lo fundamental de la vida y de la fe, en lugar de distraerse con superficialidad». De esta persona y papa ha dicho el papa Francisco: «Grande por la fuerza y lucidez de su inteligencia, grande por su importante contribución a la teología, grande por su amor a la Iglesia y a los hombres. Grande por su virtud y su religiosidad» (Prologo de la obra, pág. 12).

Toda su vida ha sido y es anunciar a Jesucristo, que no quita nada y lo da todo. Lo hizo antes de renunciar al papado con su palabra, vida pública, viajes y libros. Hoy lo sigue haciendo con su vida callada, oculta y creyente. En Colonia presentó a los jóvenes a Jesucristo como el verdadero revolucionario. «Solo de los santos, sólo de Dios proviene la verdadera revolución, el cambio decisivo del mundo; solo Dios es el garante de la libertad, del bien y de la verdad. Las ideologías no salvarán el mundo. La revolución verdadera consiste únicamente en mirar a Dios, que es la medida de todo lo justo y al mismo tiempo, es el amor eterno. ¿Qué puede salvarnos sino el amor?». Teniendo como trasfondo a los Reyes Magos que se veneran particularmente en la Catedral de Colonia les dijo: «Buscad lo grande, del todo. Practicad la santa adoración que es el camino para la unión con Dios. Guardad el domingo. Anunciad a Jesús a los otros. No os compongáis vuestra propia religión; no sirve de nada cuando realmente hace falta. Leed la Sagrada Escritura para familiarizaros con la palabra de Dios. Cobrad conciencia de cómo funciona el mundo... y también cómo es Dios. Descubrid la Eucaristía; únicamente os podréis alimentar con su fuerza y ayuda infinitas si os acercáis a este misterio y aprendéis a amar a Cristo. Esta es, por usar una imagen muy conocida para nosotros, la fisión nuclear lleva a lo más íntimo del ser; la victoria del amor sobre el odio, la victoria del amor sobre la muerte. Solamente esta íntima explosión del bien que vence al mal puede suscitar después la cadena de transformaciones que poco a poco cambiarán el mundo» (Págs. 832-833). Creed en esto: la vida es singular, la vida es bella, la vida es sagrada...

En estos tiempos que corren viene bien acoger el mensaje del Papa, sea Benedicto XVI o sea hoy Francisco. Siempre nos remiten a Jesucristo, del hombre nuevo, clave y cabeza de la nueva humanidad. Este libro me lo ha traído a la memoria del corazón y he querido compartirlo con vosotros.