Jornada mundial de los Abuelos y las Personas Mayores

Jornada mundial de los Abuelos y las Personas Mayores

+ Mons. Manuel Herrero Fernández, OSA. Obispo de Palencia

Todos los días, en la radio, escucho que si hoy es el día de la zanahoria, o de la cigüeña, etc. Todos los sabemos. Antes los santos marcaban los días, actividades y las festividades, pero últimamente la secularización ha llegado a muchas fechas del calendario.

El papa Francisco ha propuesto que el cuarto domingo de julio, en el entorno de la fiesta san Joaquín y santa Ana, los padres de la Virgen maría y, por tanto, los abuelos de Jesús, sea el Día Mundial de los Abuelos y las Personas Mayores. Con este motivo ha enviado a la sociedad un mensaje del cual quiero hacerme eco casi literalmente con vosotros porque es tremendamente actual para nuestra sociedad, no sólo para los cristianos.

Lo titula con una frase del Evangelio de San Mateo que dice: “YO ESTOY CONTIGO TODOS LOS DÍAS” (Mt 28, 20). Jesús resucitado envía a sus discípulos a continuar su misión y obra y les dice: «Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo». Y con el Señor Jesús está toda la Iglesia, y desearía que toda la sociedad esté junto a ti, se preocupe por ti, te quiera y no quiera dejarte solo. Y esto siempre, pero especialmente en estos tiempos de pandemia, esta tormenta inesperada y violenta, una dura prueba que nos ha golpeado a todos, pero particularmente con los mayores. Muchos hemos pasado por esta enfermedad, muchos se han ido o han visto apagarse la vida de sus cónyuges o de sus seres queridos. Muchos, aislados, habéis sufrido la soledad durante mucho tiempo.

Cuenta la tradición que Dios envió un ángel a San Joaquín cuando fue apartado de la comunidad porque no tenía hijos con Santa Ana y su vida de los dos era considerada inútil prometiéndole que su oración insistente era escuchada. De ellos nació la Virgen María, la madre de Jesús. Ninguna vida es inútil, y cuando todo parece oscuro el Señor sigue enviando sus ángeles para consolar y decirnos: «Yo estoy contigo todos los días». Que cada uno de nosotros seamos un ángel, un enviado de Dios, para decir a cada abuelo, a cada anciano, a cada abuela o cada persona mayor, sobre todo los que están más solos: Yo estoy contigo. Tú hijo, tú nieto, tú amigo de toda la vida, acércate a tus abuelos, a las personas mayores para darles, si puedes, un abrazo, un beso, para hacerles sentir que no están solos.

Tú cristiano acércate y habla con ellos, diles que todavía siguen siendo necesarios en nuestra sociedad y en la Iglesia. Diles que su misión ahora es la de custodiar las raíces, transmitir la fe a los jóvenes y cuidar de los pequeños. No importa si tienes muchos años, si eres independiente o necesitas ayuda, u otras disculpas: no hay edad para retirarse de la atarea de transmitir la fe a los nietos. Quizá pienses o digas: No tengo fuerzas, no puedo hacer nada. No es verdad. Puedes hacer mucho. El papa Francio que es mayor como tú o yo mismo nos dice: eres necesario para construir, en fraternidad y amistad social, el mundo de mañana; eres parte activa en la rehabilitación y auxilio de las sociedades heridas. Entre los diversos pilares que deben sostener el mañana hay tres que tú, mejor que otros, puedes colocar: LOS SUEÑOS, LA MEMORIA Y LA ORACIÓN.

Los sueños: El profeta Joel pronunció esta promesa del Señor: «Los ancianos tendrán sueños y sus jóvenes visiones» (Joel, 3,1). El futuro del mundo reside en una alianza entre los jóvenes y mayores. Seguir soñando en la justicia, la paz y la solidaridad; así los jóvenes tendrán visiones nuevas y juntos poder construir el futuro.

La memoria: Los sueños, dice el papa, están entrelazados con la memoria. Por ejemplo: el recuerdo de la guerra y sobre el valor de la paz. Tú, al haber vivido ese dolor, puedes hacerlo mejor que nadie. El papa recoge el testimonio de una superviviente de la Soah, la matanza de los judíos por los nazis: «Incluso iluminar una sola conciencia vale el esfuerzo y el dolor de mantener vivo el recuerdo de lo que ha sido. Para mí, la memoria es vivir». También trae el papa el recuerdo de los emigrantes; sus padres fueron emigrantes.; recuerda lo duro que fue dejar el hogar. Esta memoria puede ayudar a construir un mundo más humano, más acogedor. Los cimientos de la vida son la memoria Sin cimientos nunca construiremos una casa. Nunca.

La oración: «La oración de los ancianos puede proteger al mundo, ayudándole tal vez de manera más incisiva que la solicitud de muchos». Tu oración es el pulmón del que la Iglesia y el mundo no pueden privarse. Orar en la situación actual, intercediendo por los pobres del mundo entero es convertirte en hermano o hermana universal como lo fue el beato Charles de Foucauld, ermitaño que vivió en la soledad en Argelia.

Que repitamos a todos, y especialmente a los más jóvenes, «Yo estoy contigo todos los días». Adelante y ánimo.