La maternidad subrogada

+ Mons. Manuel Herrero Fernández, OSA. Obispo de Palencia

El tema de la maternidad subrogada, presentado en la opinión pública como los vientres de alquiler, ha estado en la boca de todos con motivo de un caso concreto de la artista Ana Obregón. La Conferencia Episcopal Española ha emitido una nota para que todos sepamos lo que nos estamos jugando en la sociedad actual al respecto. Se titula “A propósito de la maternidad subrogada”, y fue publicada el 21 de abril de 2023.

Comienza la nota con una introducción que quiere enmarcar dicha nota. Dice así: «La Iglesia no cesa de proclamar el “Evangelio de la vida”, iluminando la obligación de todo Estado de respetar la dignidad de tolda vida humana y la defensa de la misma desde el inicio hasta el final. Hoy como siempre, la Iglesia quiere llevar al amor y la esperanza de la sociedad, a menudo oscurecida por el individualismo y la cosificación de la persona humana. Por eso, ante tanta tiniebla originada por leyes injustas promulgadas contra la vida y la dignidad de todo ser humano, a la luz de la razón e iluminados por la fe, cumplimos el deber pastoral de recordar al Pueblo de Dios, sacerdotes, consagrados y laicos, y cuantos quieran escuchar con la mejor voluntad la enseñanza de la Iglesia, siempre en favor del hombre y su dignidad».

. A favor de la dignidad. La nota se fundamenta en la dignidad del ser humano, fundada en un humanismo que sea fiel a la verdad del ser humano. «Sin el principio fundador de la dignidad humana sería arduo hallar una fuente para los derechos de la persona e imposible alcanzar un juicio ético respecto a las conquistas de la ciencia que intervienen directamente en la vida humana» (Benedicto XVI). La dignidad humana es un valor fundamental que debe ser respetado y protegido, independientemente de las creencias religiosas o de la falta de ellas. Jesucristo, a la luz de la Encarnación, revela el sentido y el misterio del ser humano y su dignidad, y Él confirma a la razón su vocación trascendente y su anhelo de alcanzar la vida sin fin y la felicidad plena, por eso, la relación de la persona con Dios es esencial para comprender su dignidad. Todo hombre representa una novedad, e único e irrepetible. La vida es un bien fundamental del hombre que vale por sí misma y que no está a disposición de nadie. Un niño, independientemente de cómo haya sido concebido, ha de ser amado y respetado en sus derechos.

2º. Aspectos éticos de la maternidad sustitutiva. Son varios los documentos de la Iglesia que han tratado este tema, como las Instrucciones Donum Vitae y Dignitas Personae. A la luz de estos documentos podemos entender como maternidad subrogada dos casos: a) la mujer que lleva a la gestación de un embrión implantado en su útero, que le es genéticamente ajeno, obtenido mediante la unión de gametos de “donadores” con el compromiso de entregar el niño, inmediatamente después del nacimiento, a quien ha encargado o contratado la gestación; y b) la mujer que lleva la gestación de un embrión a cuya procreación ha colaborado con la donación de un óvulo propio, fecundado mediante la inseminación con el esperma de un hombre diverso de su marido, con el compromiso de entregar el hijo, después de nacer, a quien ha encargado o contratado la gestación.

La maternidad subrogada es, inequívocamente, una nueva forma de explotación de la mujer, contraria a la dignidad de la persona humana, pues usa el cuerpo femenino, y toda su persona, reduciéndola a ser una incubadora humana. En maternidad subrogada con esperma ajeno al marido es contraria a la unidad del matrimonio, a la dignidad de los esposos, a la vocación propia de los padres y al derecho de los hijos de ser concebidos y traídos al mundo en el matrimonio y por el matrimonio. Recuerda que el fin no justifica los medios y toda persona es fin en sí misma. Además, a menudo, el útero de alquiler se convierte en objeto de comercio, que se compra y se vende. La mujer queda reducida a instrumento, abriendo camino a la explotación y comercialización de la persona humana. El contrato termina con la entrega del niño. El caso mal normal es el que las mujeres pobres son explotadas y los niños son tratados como mercancías.

3º. Se afirma que la vida es un don y no un derecho. La Iglesia reconoce la legitimidad del deseo de un hijo y se comprende el sufrimiento de los cónyuges afligidos por el problema de la infertilidad. Pero el deseo de un hijo no puede justificar la producción del mismo, así como el deseo de no tener un hijo ya concebido no puede justificar su abandono o destrucción.

4º. El bien del niño. Ninguna vida humana debe ser considerada como un producto o un bien de consumo. Y por tanto puede ser sometida al tráfico y al comercio. Debe buscarse siempre el bien del menor, y que este no quede supeditado al albur y decisión de los mayores. La posibilidad de abandono de niños, una posibilidad real. En algunos países por partos gemelares, patología o por preferencia de sexo; esto supone una grave marginación que atenta contra el principio de no discriminación del menor y de toda persona discapacitada. Hay que tener presente lo que dicen los datos científicos que destacan la importancia para la salud física y psicológica que tiene la relación materno filial en la gestación.