Sínodo Octubre 23. Instrumento de Trabajo

Sínodo Octubre 23. Instrumento de Trabajo

+ Mons. Manuel Herrero Fernández, OSA. Obispo de Palencia

El pasado día 20 se hizo público el INSTRUMENTUM LABORIS, el instrumento de trabajo, para los que se reúnan en Roma en octubre, que no serán sólo obispos, sino también religiosos, religiosas, laicos y laicas. Unas 370 personas en total. Esta reunión de Roma constituye un paso más en el proceso sinodal de toda la Iglesia Católica.

Comenzó el 10 de octubre de 2021 con la convocatoria del Papa en la que invitaba a toda la Iglesia a caminar juntos para analizar cómo quiere el Espíritu Santo que anunciemos el Evangelio para crecer en la misión que le ha sido encomendada por el Señor y analizando qué pasos tenemos que dar para crecer como Iglesia Sinodal. Desde esa fecha se han desarrollado fases en las Iglesia particulares o diocesanas -también la nuestra de Palencia se implicó fuertemente-, después se hizo una síntesis nacional, la fase continental, desarrollada en siete asambleas continentales y esta de ahora. En el 2024 volverá el tema a las bases y se terminará.

Este instrumento de trabajo es interesante; es de unas 60 páginas. Comienza por recoger las experiencias de todas las iglesias de todas las regiones del mundo, particularmente las que sufren guerras, sistemas económicos que producen explotación, desigualdad y descarte, cambios climáticos; siguen las Iglesias que sufren martirio, en países donde la Iglesia es minoritaria y todo esto en un contexto de secularización cada vez más intensa y agresiva, y una Iglesia herida por abusos sexuales, de poder y de conciencia, económicos e institucionales, heridas que requieren tratamiento y una conversión. Otras Iglesias afrontan estos desafías con valentía y sin miedo haciendo un discernimiento sinodal. De esa forma las tensiones podrán convertirse en fuentes de energía y sin caer en polarizaciones destructivas.

Este documento es un punto de partida, no de llegada; es documento para el discernimiento; su fin no es producir otro documento, sino abrir horizontes de esperanza; no dar respuestas sino más bien preguntas; es un punto de llegada de un caminar juntos que debe servir como punto de partida para la segunda fase del Sínodo en octubre de 2024.

El Instrumento de Trabajo tiene dos grandes secciones, la A, que recoge la experiencia de estos dos últimos años y el camino a seguir para llegar a ser cada vez más una Iglesia Sinodal; y la B, titulada “comunión, misión y participación”, con esos tres temas: Cómo crecer en comunión acogiendo a todos, sin excluir a nadie y sin anular las diferencias, reconociendo la contribución e cada bautizado con vistas a la misión, y cómo identificar estructuras y dinámicas de gobierno buscando una mayor participación, articulando esta participación con la autoridad en una Iglesia sinodal misionera. Este contexto exige una Iglesia que escucha al Espíritu y a los hombres, que quiere ser humilde, que pida perdón y abierta porque tiene mucho que aprender de todos, siendo un espacio de diálogo con otros creyentes de otras religiones y otras culturas y sociedades.

Quiero hacer notar un cambio que he observado: se destaca más la comunión y la misión que la participación. Lo decisivo, por decirlo así, es la comunión y la misión, teniendo en cuenta las referencias evangélicas; la participación está en función de ambas, pero no al mismo nivel. Entiendo que no se oponen pero la participación está en función de la comunión y la misión.

Hay unos puntos en los que quiere detenerse de manera particular: las riquezas de las Iglesia locales, con sus tradiciones, ritos y lenguas; la cuestión de la formación integral inicial y permanente; el esfuerzo por renovar el lenguaje y cómo utilizar todas las formas de comunicación con los fieles y la opinión pública por medio de los nuevos y viejos medios de comunicación.

El método que van a seguir es el de una oración compartida con vistas a un discernimiento común, para el cual se facilitan quince fichas con sus preguntas en las que abordan temas controvertidos o de disenso como el celibato de los sacerdotes, el papel de la mujer, los divorciados, el intercambio de dones, cómo renovar el compromiso ecuménico y desarrollar el diálogo con las religiones, cómo hacer para que toda la iglesia sea ministerial, cómo valorar el ministerio ordenado y su relación con los ministerios bautismales, etc., sabiendo que quizás haya temas en los que no se pueda llegar a un consenso suficiente, y que hay de dejarlos abiertos para que, con el tiempo y la ayuda del Espíritu, los temas maduren para poder llegar a acuerdos.

Por descontado, será fundamental el encuentro y la escucha al Espíritu y a los hermanos. Se trata de respetar al Espíritu Santo; de otra forma sería manipularlo y blasfemar contra él (Cfr. Mt.12,31). Este documento nos debe ayudar en la diócesis a sintonizar con toda la Iglesia y a descubrir las pistas por las que discurrir y caminar juntos, es decir, no sólo hacer sino ser una Iglesia sinodal.

Os invito a orar por los frutos del Sínodo, seguir las noticias por los medios de comunicación social y, si lo deseéis, ver completo el texto del instrumento de trabajo del Sínodo y hacer vuestras propias reflexiones; el texto entero podéis descargarlo, verlo y leerlo en la página web de nuestra diócesis: www. diocesispalencia.org.