+ Manuel Herrero Fernández, OSA. Obispo de Palencia.
San Manuel es andaluz. Nació en Sevilla el 25 de febrero de 1877 en el seno de una familia humilde y cristiana, integrada por su padre, Martín, carpintero y ebanista, su madre, Antonia, y cinco hijos. Siendo Manuel el cuarto de los hermanos. De niño fue alumno del Colegio san Miguel donde se formaban los “niños de coro” de la Catedral hispalense. A los diez años era uno de los Seises de la Catedral, niños del coro que cantan y danzan ante el Santísimo el día del Corpus y el día de la Inmaculada. A los doce años, siente la llamada de Dios a ser sacerdote y entra en el Seminario de Sevilla para recibir formación humanista, filosófica, teológica y espiritual, siendo ordenado el 21 de septiembre de 1901, estrenando su sacerdocio como capellán del Asilo de las Hermanitas de los Pobres de Sevilla. De Sevilla es enviado a Huelva como párroco y arcipreste en 1905 desplegando allí una gran tarea pastoral de la que hoy mismo quedan señales y frutos. En 1910 funda la obra de Marías de los Sagrarios y Discípulos de San Juan.
En 1915 es nombrado obispo auxiliar de Málaga, siendo ordenado por el cardenal Almaraz, antiguo Obispo de Palencia y entonces arzobispo de Sevilla el 16 de enero de 1916. En 1925 ya es obispo titular de Málaga, dedicando muchas energías al Seminario y a los sacerdotes. En Málaga sufrió mucho por las circunstancias políticas y sociales y antirreligiosas de los años tras la instauración de la II República. Se incendia el palacio Episcopal estando él dentro con su familia y con el edifico los archivos, piezas de arte, etc,... todo quedó en cenizas. Tuvo que aguantar insultos acosado, sin protección alguna de parte de las autoridades competentes. Marchará al destierro siendo acogido en Gibraltar. En 1933, fundará la asociación de Marías Auxiliares Nazarenas. No volverá a Málaga; durante un breve tiempo vivió en Ronda, pero se ve obligado a marchar a Madrid, donde ora, sufre y trabaja desde 1932 hasta 1935, año en que es nombrado obispo de Palencia, donde ingresa el 12 de octubre de 1935. En Palencia vivirá los difíciles tiempos prebélicos, bélicos y posbélicos, visitando pueblos, confirmando -todavía hay muchos cristianos que fueron confirmados por él-, preocupado por el seminario y los sacerdotes, escribiendo, orando por la paz y la reconciliación, sufriendo y perdonando las ofensas. En Palencia enferma gravemente y morirá en Madrid, en el sanatorio del Rosario, el 4 de enero de 1940. El día 7 de enero es enterrado en la Catedral. Sus restos mortales descansan en la capilla del Sagrario de la Catedral palentina como él lo pidió: «Pido ser enterrado junto a un sagrario, para que mis huesos, después de muerto, como mi lengua y mi pluma en vida, estén siempre diciendo a los que pasen: ¡Ahí está Jesús! ¡Ahí está! ¡No dejadlo abandonado!». Ha sido canonizado por el Papa Francisco el 16 de octubre de 2916 en Roma.
San Manuel, como todos los santos, se enamoró de Jesucristo, porque primero se sintió y supo amado por él como lo confesó san Pablo: «Estoy crucificado con Cristo; vivo, pero no vivo yo, es él quien vive en mi Y mi vida de ahora en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó por mí» (Gal 2, 19-20). Cristo era la única razón de su vida, de su ser y actuar, de su existencia.
Quisiera destacar tres facetas de la personalidad pastoral de San Manuel: Su preocupación con la evangelización, en especial la catequesis y la educación integral, el amor a la Eucaristía y su caridad hacia los más pobres. Pero eso lo haremos otros días para no alargarme y me llaméis pesado.
Pidamos hoy al Señor con la oración litúrgica del 4 de enero, día de su memoria: «Oh Dios, tú que diste a san Manuel, obispo, anunciar la muerte y resurrección de tu Hijo por medio de los sacramentos, concede a tu pueblo que, siguiendo su ejemplo, sea en el mundo fermento de santificación por la participación en el memorial de Cristo. P.N.S.J.C. Amén».